En varias ocasiones, hemos hablado ya de la reunión de fuerzas para lograr un cometido. Nuestro objetivo, siempre, es la promoción de la lectura, el convocar, el estímulo, el “hacer gustar de…”. Muchos son los modos, pero uno en particular es el que desarrollaremos hoy.

Reunir fuerzas puede hablar de personas, instituciones, temáticas, ideologías, etc. En este caso hay dos elementos que se reúnen: uno, empresa e institución (empresa y lectura); el otro, lectura y medios de transporte.

Respecto a la primera dupla, hay que tener en cuenta una cosa importante que ya habíamos señalado en el caso de los museos: la empresa no necesita, necesariamente, guardar relación con el objeto a “publicitar”, a “mecenar”. No es que solo una editorial puede poner plata para estimular la lectura. Al contrario, la creatividad entra en juego cuando, justamente, la empresa que pone la plata no tiene nada que ver (o creemos que no lo tiene) con el objetivo.

Hay varios ejemplos de los que daré que ya los he mencionado en otros post. En éste los reúno y le sumo alguno.

Easy Taxi y la Fundación El Libro realizaron el lanzamiento oficial del “BiblioTaxi Lectura en Movimiento” en Buenos Aires, en el marco de la 43a Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Un taxi que deviene biblioteca. Este proyecto ya se viene desarrollando en San Pablo, Brasil. Y ahora ya llegó a la Argentina, Ecuador, Chile, Colombia y Perú.

En el caso de Ecuador, el taxi cuenta con un kit con cuatro libros de viaje y tres revistas. Hay alrededor de 2000 libros circulando. Por supuesto, hay textos de literatura ecuatoriana: Francisco Delgado, Sandra Comino, Mónica Varea y Liset Lantigua.

En el caso de Colombia, lo más interesante es el otro lado: antes del lanzamiento, se convocó a más de mil taxistas de la empresa para darles la capacitación y hacer la entrega de los kits. En cada taxi hay tres libros (físicos) y 100.000 libros digitales.

Con respecto a los libros digitales, el modo de llegar a ellos es siempre el mismo a otros citados en otros posts: a través de códigos QR (realidad aumentada) que pueden ser escaneados con el celular, en ese momento, o llevarse una tarjeta para descargarlo después. En el caso de los físicos, pueden llevarlos y devolverlos en su próximo viaje con EasyTaxi.

De hecho, el temita de los taxis, ya lo habíamos mencionado: “A los tunecinos se les anima a leer, convirtiendo taxis en bibliotecas. El taxista Ahmed Mzoughi, de 49 años, ha adoptado un enfoque más cerebral en la decoración de su vehículo. Esparcidos en los asientos y el revestimiento del tablero, hay textos poéticos, novelas, libros de psicología… En una puerta lateral del taxi, se lee: “Atención: este taxi contiene un libro”. Es el lema de una iniciativa literaria lanzada en octubre por la plataforma de intercambio de libros en línea YallaRead (“Come on, Read” en árabe). En colaboración con E-Taxi, (estilo Uber). YallaRead ha puesto libros en un número selecto de taxis como el de Mzoughi. Hay libros en árabe, francés e inglés; que van desde la poesía hasta la autoayuda. En cinco taxis hasta ahora. «La única regla es que no hay libros religiosos», dice Hadhri, cofundador de la empresa.

Pero los taxis no son los únicos que se animan a transportar cultura: están los subtes. Veamos qué pasa en ellos. A veces, los textos están dentro de los mismos, a veces en las estaciones… La ya comentada “biblioteca virtual de la red en la estación Plaza Italia que permite descargar más de 200 libros, es un proyecto impulsado junto al Ministerio de Modernización de la Ciudad de Buenos Aires. Con tu dispositivo móvil escaneás un código QR para acceder al catálogo completo de la Biblioteca Integrar del Ministerio de Educación y mediante BA WiFi, disponible en toda la Línea D, descargás el libro que querés”.

Con motivo de cumplirse los 40 años de su muerte, la RATP está poniendo en marcha una nueva campaña en homenaje a Jacques Prévert. Sus textos se muestran tanto en los andenes de todas las líneas RATP, como en todos los autobuses de Ile-de-France y en las paradas de las líneas de colectivo 6, 10, 11, 12.

Ya comentamos que “África lanzó Ticket Books en el subte de San Pablo para festejar el Día Nacional del Libro en Brasil (23 de abril), en 2015. La agencia desarrolló una propuesta para la editorial L&PM, junto a ViaQuatro, empresa que administra la línea 4 del subte de San Pablo. Se distribuyeron gratuitamente 1.500 libros. 300 de ellos traían pases para el subte. Cada Ticket Book venía con 6 tickets. Para usar el ticket el viajante/lector tenía que pasar el libro por el molinete. La parte trasera de la cubierta de los libros contaba con un chip, tarjeta RFID (Radio-frequency identification)”.

Subway Reads es un proyecto para estimular la lectura en New York. Todo aquel que utilice el subte podrá acceder a una cierta cantidad de ebooks o partes de ebooks nuevos (el primero te lo regalo, el segundo te lo vendo…). Esta limitación es para no entrar en litigio con los derechos de autor. Es una muestra gratis”.

Una vez que el lector llegó al subte, encontró la biblioteca (estantes), escanea el código, lee un extracto, etc., a partir de un sistema de geolocalización, se le indica dónde puede encontrar el texto completo. Más específicamente, la biblioteca más cercana en donde se encuentra el libro. Este hecho, a su vez, implica tácitamente el efecto de fidelización ya que a la tercera vez que nos indiquen la misma biblioteca, es evidente que empezaremos a mirar con mejores ojos al establecimiento, y a tenerlo bien presente para futuras búsquedas.

Y también el ya citado ejemplo de la biblioteca subterránea cuando hablamos de los wearables: “Los estudiantes de Nueva York han ideado un concepto interesante: “La biblioteca subterránea”.

Sigamos con los trenes: En este caso, ni están adentro, ni están afuera. ¡Están en la atmósfera! La literatura llega de lugares que han vivido, tocado o inventado los escritores: el año 2017 es muy importante para la literatura inglesa: es el bicentenario de la muerte de Jane Austen, el 125º aniversario de la primera publicación de las aventuras de Sherlock Holmes y el 20º aniversario de la publicación del primer volumen Harry Potter. Le han puesto, entonces, el nombre de «Año de héroes literarios». Por tal motivo, la compañía de ferrocarriles de Rail Europe propone itinerarios literarios para los viajeros por los espacios reales y ficticios (vividos y creados) de  Jane Austen, Arthur Conan Doyle y JK Rowling.

Por ejemplo, en el caso de Sherlock Holmes, Rail Europe ofrece viajes por Londres desde el barrio de la estación Victoria a través de Marylebone Oxford Circus. El recorrido incluye la visita a la famosa calle Baker Street 221B (ahora, Museo de Sherlock Holmes), el Sherlock Holmes Pub, y un desvío a través de algunos de los lugares donde se filmó la serie.

El León Tolstoi expreso de Moscú a Helsinki ahora tiene una biblioteca. ‘Travel with a Book’ es gratuito para los viajeros del tren entre las dos capitales. Desde el 5 de febrero al 5 de abril, proponía una biblioteca pública para que los pasajeros disfrutaran. Los libros de autores rusos y finlandeses, traducidos al ruso y al finlandés, estaban disponibles durante el viaje.

El primer tren de la biblioteca salió de Helsinki el 5 de febrero, y para solicitar un libro sólo se necesitaba preguntar al personal del tren. Hasta el 5 de abril hubo, en simultáneo, un concurso de fotos – tomar su foto con un libro y publicarlo en Instagram con el hashtag #finruslitonboard. Dos ideas brillantes. La biblioteca y el concurso formaron parte del proyecto ruso-finlandés «Travel with a Book», organizado por la compañía rusa de pasajeros federales JSC (una filial de JSC Russian Railways) y la embajada de Finlandia en Moscú.

Ya en 2015, Rusia había lanzado un proyecto Un libro para un viaje o Libros para el camino o El libro de la carretera  con 150 libros electrónicos disponibles para descargar en aeropuertos, estaciones de tren y otros espacios. (Disculpen pero no hablo ruso así que no sé exactamente cuál era el nombre. Por eso, les dejo el enlace original).

En la sala Aeroexpress de la estación de ferrocarril de Belorussky se colocaron calcomanías que uno podía escanear. Cada una tenía un código QR con un enlace al sitio web de la biblioteca. El libro seleccionado se guardaba en el dispositivo.

Los e-books también estaban disponibles en la estación de Belorussky, en la estación de Kazansky, y en las áreas de espera en la estación de Paveletsky. Este año, estaré por allí. Después les cuento si sigue funcionando. No vi nada de esto, o no entendí nada. Las dos posibilidades son posibles. Ja

La biblioteca virtual incluía, entre otros, los libros de Zakhar Prilepin; Peter Aleshkovsky (ganador del premio ruso de Booker de 2016); uno de los famosos de la trilogía de Stieg Larrson; Viktor Pelevin; Dina Rubina; Stephen King; Y hasta cuentos infantiles.

En relación a los ómnibus, “la ciudad rumana de CluJ Napoca llevó a cabo un proyecto muy creativo para promover la lectura: permitió viajar gratis a los pasajeros que fueran leyendo en el transporte público. Esta iniciativa, además, es muy especial porque no partió del gobierno, sino que un ciudadano la elevó al alcalde, quien finalmente le dijo que sí. Para que la propuesta se convirtiera en realidad, se conjugaron el poder de la iniciativa ciudadana; la voluntad del gobierno local por escuchar a sus habitantes; y el poder de las redes sociales: el poeta rumano Victor Mirón propuso este proyecto al alcalde Emil Boc, quien lo subió a las redes sociales. La respuesta de los ciudadanos en Facebook fue tan positiva, que Boc decidió hacerla realidad. Otra de las características particulares de esta propuesta es que solo es válida para quienes vayan leyendo en papel. Así, para viajar en el transporte público sin pagar el boleto, hay que mostrar cuando subes que llevas un libro. En cambio, quienes leen desde el celular o un e-book no podrán disfrutar del beneficio. No todo en la vida es digital….

En Francia, nos encontramos con la SCNF e-LIVRE: una biblioteca digital entera con diversos temas adaptados a su tiempo de viaje. Todos los meses, una selección de libros al voleo que pueden incluir: una selección de libros que no debe perderse, un “elegido favorito”, extractos del libro del momento, lecturas cortas para distraerse durante viajes cortos.

Asimismo, cada mes, SNCF e-libro pone las regiones francesas en el punto de mira a través de una selección de obras que revelan su patrimonio cultural, sus autores, su comida y sus lugares preferidos para descubrir la riqueza de las áreas por las que atraviesa el tren.

Y por si esto fuera poco, SNCF e-libro se dirige también al escritor que hay en vos con una sección especial lúdica y divertida para ayudarte a escribir tu manuscrito. Y como siempre, no podía faltar la ¡fidelización!: Mediante la creación de la SNCF cuenta de e-libro, se obtiene libre acceso en cualquier momento, a toda la biblioteca.

Y como tuvieron mucho éxito, lanzaron toda una nueva gama para niños con “Printemps Jeunesse”. Lo interesante es que le agregaron una vuelta de tuerca ya que, al descargar los libros, también pueden participar de otra forma: eligen su favorito, se vota, se sortean obras digitales… Ivana Miroz, representante de la empresa, piensa que es un modo, definitivamente, de promoción de la lectura entre los jóvenes de 9 a 13 años. Precioso slogan con que han acompañado la iniciativa: haz de cada día, un nuevo capítulo…

A veces esos sitios que están bien quietitos (estaciones de trenes, paradas de colectivos…) pero que implican un viaje, un traslado, también sirven para dejar cosas. Por eso, recordamos las “sueltas” de libros que se hacen en varios países: uno deja un libro en un lugar que ya leyó y recoge otro en su lugar. Acá no es una empresa, sino más bien una institución que propone la soltada y el usuario, nosotros, que nos sumamos a la convocatoria dejando e intercambiando libros.

Hay intermedios como el caso de Books on Rails, proyecto de Australia, que propone ir dejando libros en trenes, tranvías, etc. ¡Están allí para ser tomados, leídos (o coloreados), compartidos, y por supuesto, ¡gozados!.

En Palma, España, existen las «biblioparadas«, un proyecto en el que trabaja la Empresa Municipal de Transporte público (EMT) para el intercambio gratuito de libros por parte de los ciudadanos (bookcrossing), como ya existe en otras ciudades o países. Lo importante es tener en cuenta que la idea es nutrirlas inicialmente de fondos sobrantes del catálogo de las bibliotecas municipales, «hasta que poco a poco sean los propios usuarios los que aprovechen estos espacios para el intercambio desinteresado de libros».

Y si de lectura y movimiento hablamos, tampoco olvidemos otro tipo de medios de locomoción que ya hemos citado, de las bibliotecas móviles que, de algún modo, hacen los mismo: dejar que la literatura y la imaginación rueden, vuelen, se muevan: biblioburros, bibliocamellos, etc. Porque de eso se trata, ¿no?. De ir a buscar, de facilitar, de motivar, de adecuar… Si Mahoma no va a la montaña, posiblemente los libros vayan a Mahoma. En tren, subte, bus…

 

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