Hace menos de dos semanas volví de Japón. Como es mi costumbre, visité bibliotecas y librerías particulares. Hoy, quiero hablar de una librería que desarrolla un concepto que, a mi entender, es novedoso (aunque la misma abrió en 2015) y sublime. Un concepto que de verdad hace que un autor se sienta único.
Antes de viajar, estudio mucho. Leo todos los artículos, libros, reseñas. Miro todas las series, películas, etc. de todo lo que encuentre. Si me pierdo de algo es porque me falta tiempo, nunca información. Mis búsquedas obviamente son exhaustivas y tengo algunas palabras claves que ya mencioné en otro artículo: trenes, librerías, sinagogas, ferias, lugares oscuros, lugares secretos… Y entonces llego a lugares bastante poco turísticos o menos turísticos que lo habitual (tampoco exageremos. Como dice mi hermana Sandra: “si son turísticos, ¡por algo será también!” Y tiene razón), pero descubrir nuevos tiene lo suyo.
Uno de estos hallazgos fue esta pequeña librería que anunciaba que exponía un solo libro por una semana en un solo espacio. Tan chiquita era la librería que debo decir que pasé por delante de ella unas cuantas veces antes de encontrarla. No sé si ya usaron el google maps (no en Buenos Aires que es lo mismo que si miraras mi agenda) hablo de usarlo en un país donde funcione. Pues bien (paréntesis) te dice hasta si hay un perro comiendo un hueso y el pobre estaba como loco. Me decía: “ya llegaste. ¡Es aquí!” Y yo no veía nada.
Pero como quiero ser consecuente con el concepto que voy a describir voy a dejar los paréntesis para otro momento. Porque solo quiero hablar de una y solo una librería y de su creador, solo uno, en este único espacio.
En Tokio, en el barrio Ginza, se encuentra la librería de Yoshiyuki Morioka. El susodicho concepto se encuadra en las palabras japonesas: Issatsu, Isshitsu. Un ejemplar, una habitación.
Cuando entré había unas 5 personas: Morioka, la editora, la ilustradora y la autora del único libro que se exponía esa semana. Un espacio pequeño y minimalista exactamente como el que ven en la foto en el que solo había cosas hermosas: un mueble, unos cuadritos, unos objetos repetidos y preciosamente ubicados que hubo que descifrar y varios libros. En realidad, varios ejemplares de un único libro. Morioka no habla inglés (o no mucho) así que, sabiendo un poco la historia, con señas y con mucho amor y esfuerzo, lograron, entre todos, explicarme que, efectivamente solo exhibían un libro y que todos los elementos guardaban relación con el mismo.
El libro tenía recetas de cocina según las estaciones. Por eso los cuadros, por ejemplo. Cuatro láminas con 4 elementos que se incluían en los textos y que identificaban a las estaciones. Lo que habitualmente llamamos frutas y verduras de estación. Sobre la mesa unas cajitas (¡esto costó!) que tenían, por ejemplo, almendras que era otro de los componentes de algunas de las recetas. Para ello, 3 se pusieron a buscar la receta para mostrarme de qué fruto hablaban y etc. Frasquitos con aceite de oliva, aceto. Pero Morioka no sólo hace eso, sino que, además recrea todo el universo que este autor puede conllevar. Es decir que no solo le dedica un espacio y una semana, sino que le dedica todos los sentidos. Organiza eventos, charlas, vende artículos que aluden al texto (como ya conté antes), entre otros detalles.
Todo es bello, minimalista y único. Como el libro escogido.
Yo estaba emocionada por el concepto y por haber charlado con ellos. Ellos estaban emocionados por ver en carne y hueso una turista argentina que se había tomado el tiempo de ir hasta allí. Saludo, nos sacamos fotos y antes de irme del barrio y ya en la puerta, me prendo un cigarrillo. Se me acerca una chica que vi, hablaba minutos antes con Morioka, y me dice que es de la televisión de Hong Kong y si me podía hacer una entrevista. Imagino que estaba tan anonadada como mis interlocutores anteriores y además hablaba inglés. Le dije que no tenía ningún problema.
Por supuesto empezó a decirme que solo serían 3 preguntas, que querían saber qué pensaba de una librería como ésta y yo insistía en que, tranquila que iba a contestar todo lo que ella quisiera. A los pocos segundos volvió a acercarse para decirme que tenían que preparar el móvil, que disculpas, que ya casi estaba y por tercera vez le dije: yo estoy de turista, pero tengo todo el tiempo del mundo y que no tenía absolutamente nada que hacer. Que esperaría lo que fuera necesario porque estaba tan fascinada como ella.
Finalmente empezó la entrevista y pude decir lo que le dije a Morioka y lo que vengo a contar acá:
Tener la posibilidad y el deseo de exhibir solo un libro es darle un lugar indiscutible, único y reverencial a un autor. Es permitirle que se luzca en todo su esplendor. Es valorar el trabajo creativo, señalarlo, enaltecerlo y no opacarlo con otros posibles e increíbles autores que, aunque sean buenísimos, indudablemente harán que un lector divida su interés en cuantos textos haya. De este modo, el lector está obligado a focalizar pura y exclusivamente en un libro y eso hace que uno pueda poner toda la energía en un mismo lugar (metáforica y literalmente. Recuerden que también es solo una habitación). No hay distracciones, no hay competencia.
La comunicación de la librería está a cargo de la empresa Takram, particularmente especial ella también que se presenta, en este rubro, de la siguiente manera: “Takram directs the brand and communication of both large institutions such as airports and small specialist businesses like bookstores. Our approach is characterised by the deep understanding of the brand’s essential value, and the strategy that straddles both digital and physical áreas”.
«Takram dirige la marca y la comunicación tanto de grandes instituciones (aeropuertos) como de pequeñas empresas especializadas (librerías). Nuestro enfoque se caracteriza por un profundo conocimiento del valor esencial de la marca y por una estrategia que se extiende tanto en el ámbito digital como en el físico«.
Ningún tonto este Morioka…
Hay cierta data de los antecedentes de la idea y no sólo de ella, que también son muy interesantes de saber. Los cuenta la misma gente de Takram.
“El nacimiento de ‘una librería con un solo libro’ fue producido por un encuentro bastante singular. (En 2014), Masamichi Toyama (…) dio una conferencia en la “Academia Takram”. (…) (debía presentarse una idea que pudiera ganar una oportunidad de negocio). (…) Morioka asistió al evento y presentó su idea con una sola hoja de presentación que decía: “Regeneración de la Librería Atom → Una librería con un solo libro”.
Todo lo que cuentan es muy interesante: la historia del edificio donde se encuentra la librería, la historia del logo, la elección de las letras. Definitivamente nada queda librado al azar. Construido en 1929, el edificio, patrimonio de la ciudad recibió a la editorial Nippon-Kobo en la década de 1930. Este último publicó Nippon, la primera revista estatal de propaganda diseñada para promover en el extranjero una cierta visión de la modernidad japonesa, a través de la fotografía y el diseño. ¿Quién más podría seguir este camino que Morioka? Modernidad absoluta en el estricto sentido de moderno…
Más allá de lo que el mercado necesita y etc., por lo que no muchos pueden llevar a cabo esta experiencia o tipo de negocio, poética e idealmente, creo que un autor debe ser halagado y no veo mejor forma que ésta. Es, definitivamente una oda al escritor, al autor, al acto de crear.
Por eso, esta librería formará parte de mis librerías preferidas (con la de Uruguay, la de Haití y otras) porque se lo ha ganado. Ella y Morioka.
Una belleza de librería, Betu. Es un concepto novedoso por estos pagos. Me encantó.
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