En su momento, hablamos del arte (museos) que sale a las calles a través de los graffitis, de las pequeñas bibliotecas que se montan en esquinas, de las cabinas telefónicas que se reconvierten, etc. Esta vez vamos a hablar de la poesía que se escapa de las hojas hacia la calle. No hablamos de sobrecitos o cajitas de fósforos (ya lo hicimos ). Hablamos de salir, literalmente, a la calle y quedarse en las paredes, veredas, en las líneas peatonales, etc.
Proyectos personales, proyectos privados, proyectos institucionales, proyectos grupales. Todos y cada uno de ellos pretende encontrar un modo para seguir con la circulación de la poesía a cualquier precio. Nuevos formatos, nuevas plataformas, nuevos poetas, acá vamos.
La nota se fue expandiendo, pero la verdad verdadera es que nace a partir de una convocatoria española actualísima: Versos al paso. Versos al paso “es un proyecto que quiere llenar de poesía los pasos de peatones (…)”. Es una iniciativa del Ayuntamiento de Madrid. En realidad se presenta con un doble objetivo: “para recordar la importancia y el valor de la escritura y la lectura poética, así como del acto fundamental de caminar y de que a través de nuestros pasos volvamos a adueñarnos del entorno urbano”. Es como un rescate de otro proyecto “bien chulo”, como dirían los españoles, que fue Te comería a versos:
Versos al paso vuelve con el lema de poetizar en las cebras (línea de peatones); pero esta vez los versos los ponés vos. Podés enviar tus versos a través de este formulario. Se seleccionarán un total de 700 poemas entre los propuestos por los ciudadanos, a los que se sumarán 400 creados por profesionales.
Pero esto de escribir en las calles no es nuevo así que revisemos un poco los nombres y los estilos:
Carlo Torrighelli nació a principios del siglo pasado en Laveno, Italia. Participó en la Resistencia durante el conflicto de la Segunda Guerra. Torighelli (1909-1983) escribía sus «poemas» y pensamientos – porque más que poesía, era un grito- todos en pintura blanca y mayúsculas, en las veredas de Milán, en los años setenta. Recorría las calles de la ciudad con un triciclo en compañía de sus perritos, Bela, Umanità y Amore. Murió a los 75 años. En su honor, en Génova, se organizó una exposición titulada «Nosotros, los de la palabra que siempre camina» (2010).
A veces no es tan fácil. Ivan Tresoldi, empresario y «poeta callejero» fue acusado de ensuciar con sus versos los muros de Milán entre 2011 y 2014. “Escribimos un futuro sencillo para un pasado imperfecto» y «Una página en blanco es un poema escondido». Los poemas eran cortos pero algunos fueron escritos en la pared frente a la Biblioteca Bicocca de Milán que llevó a un grupo de guardias ecológicos a presentar una denuncia. El artista afirmó que había actuado «siempre después de compartir sus intenciones con los habitantes de la zona elegida». Entre sus obras, recordamos Manifesti d’assalto, las escalas poéticas, las persianas de las tiendas en las que escribe sus versos, el distribuidor de pelotas con poemas en su interior: La Poesía es una pelota, o La gran hoja blanca, que consistió en la escritura de hojas blancas unidas entre sí que formaban una sola hoja de dimensiones tales como para poder cubrir una plaza en la que cualquiera podía escribir lo que quisiera. Pero quizás el espectáculo más interesante sigue siendo Tormenta de poesía, Praga 2007, con motivo del Festival de Arte Contemporáneo b-tina. Para esa ocasión, el artista diseñó mil barcos de papel con poemas traducidos al checo que navegaban por el río Moldavia.
Gio Evan dice: “(…) la poesía debería hacer esto: golpear, consolar, dar compañía, crear pequeñas revoluciones en el pensamiento… ¡hablar con la gente! Sin embargo, mientras permanezca segregada (…) en las antologías escolares y en las colecciones semiocultas de los estantes de los libros (…), difícilmente podrá hablar (…). La calle, en cambio, puede hacer accesible y público lo que suele permanecer cerrado (o que se abre para unos pocos) entre las páginas de los libros: las murallas de la ciudad pueden albergar la poesía que de esta manera afectará a todos los que se crucen con ella (…). Evan trabaja como escritor y cantautor, pero es en 2014 cuando crea dos importantes proyectos, que aún le interesan: The World’s Smallest Poems y Gigantographs. Son ataques poéticos (gigantes y pequeños) que quedan en la ciudad, hojas de papel pegadas por todas partes.
“Acción Poética es un movimiento literario urbano, fundado por Armando Alanís Pulido en Monterrey (México) en 1996. En los últimos veinte años, Alanís ha escrito versos poéticos en miles de paredes de su ciudad natal (recibió el Premio Nacional de Poesía Joven Ubaldo Ramos, en 1998, y el Premio de las Artes de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en 2005). Los versos escritos en las paredes por Acción Poética pueden ser pensamientos creados por los propios artistas del movimiento (llamados poetas callejeros), pero también citas de escritores famosos como Octavio Paz (poeta y ensayista mexicano, Premio Nobel de Literatura en 1990) o Pablo Neruda, y suelen escribirse en letras negras sobre una pared pintada de blanco.
Normalmente son versos cortos (muy a menudo no contienen más de ocho palabras) para asegurar una visibilidad rápida y efectiva y todos muestran la firma «Acción Poética», escrita en mayúsculas en la parte inferior de la pared. Desde el estado de Nuevo León el movimiento se extendió a otros países de América Latina (Argentina, Chile, Panamá) y Europa (España e Italia). Una cosa a destacar es que ninguna de estas paredes ha sido pintada ilegalmente: tanto Armando Alanís Pulido como los distintos grupos de Acción Poética siempre han pedido permiso para sus obras. Los artistas no pueden aceptar pagos en efectivo, sólo donaciones de pintura, pinceles y paredes para pintar.
Ste-Marta es una pareja de Varese que, a partir de 2013, comenzó a llevar su poesía por las calles de la ciudad. Los métodos que utilizan van desde escribir hasta pegar o difundir hojas de sus poemas por la ciudad y, a veces, colgarlas de un hilo, usar plantillas en las aceras de las calles y crear paneles/telas con sus poemas escritos.
Nathalie Man, una poetisa francesa que se aventura en la poesía callejera desde el verano de 2013, lo hace a través de una especie de Cartelismo Urbano: Mes poèmes de rue dans Paris: en las calles de París pega en las paredes sus grandes hojas de papel con poemas impresos.
Al mudarse a la ciudad de Nueva York, la poetisa Audrey Dimola inauguró su Proyecto Brújula en 2012, cuando pegó sus poemas en pequeñas tarjetas por toda la ciudad a la espera de ser descubiertos por los paseantes.
Andy Knowlton tiene su proyecto «Poetas borrachos«. Pasa por la calle y recoge una serie de residuos que considera útiles para la creación de figuras, con los que crea marionetas a las que posteriormente combina con una botella vacía y una poesía enrollada en su interior. Lista para ser encontrada por un transeúnte desprevenido.
Klaasz Breukel, holandés, lleva la poesía a las calles a través de proyecciones de luz animadas (Guerilla projection project). Lo hizo en varias paredes de edificios y casas durante sus viajes.
Robert Montgomery, poeta callejero escocés, actúa utilizando grandes carteles publicitarios en los que pega ilegalmente sus poemas escritos en caracteres cubitales, o cubriendo con sus poemas los luminosos LED, transformando así una publicidad luminosa en un poema luminoso. En otros casos, tiene sus poemas proyectados sobre edificios, como lo hace todavía Jenny Holzer.
También en Italia hay un movimiento que persigue el mismo objetivo, el MEP, Movimiento para la Emancipación de la Poesía (…). Nació en Florencia en 2010, pero luego se extendió a otras ciudades italianas. Los poemas, en este caso, se escriben en hojas de papel que luego se adhieren a las murallas de la ciudad o a las paradas de los colectivos o a los postes de luz. Además, todos los poemas son anónimos: sólo aparece la abreviatura MEP y una inicial acompañada de un número (tipo A.08, D.25, etc.) que indica un autor en particular. Cualquiera puede formar parte del Movimiento para la Emancipación de la Poesía: basta con tener la voluntad de escribir, leer y difundir la poesía como tal, para evitar que se convierta en un arte cada vez más alejado de la gente (además de estar pegado a las paredes, los poemas también se difunden a través de folletos, la inclusión clandestina en los libros de bibliotecas o librerías, el intercambio en la red, la publicación en revistas, las lecturas en la radio, con instalaciones de diversa índole y la colaboración con compañías teatrales, músicos y artistas callejeros). Que, como dijimos al inicio, no es tema que trataremos en este post. Hoy, sólo hablamos de la poesía y la calle.
En Italia hay muchos otros autores y movimientos similares: I Poeti der Trullo, el grupo H5N1, Grupo 77, Opiemme, Francesca Pels, Ste-Marta, Anonima Poeti, Poesia Viva, I poeti della Sera, Il poeta della Serra, MaRea también llamado «poeta de los cestos«, ya que adjuntaba sus poemas a los cestos de basura de la ciudad. Todos tienen como denominador común la idea de llevar la poesía a donde no había existido antes (y tal vez nunca hubiera existido), para que finalmente sea leída por mucha gente.
Los Poetas Der Trullo son siete niños y niñas romanos del distrito de Trullo que, a través de un uso masivo de las redes sociales, han logrado dar gran visibilidad a sus poemas escritos en las calles de Roma en el distrito de Trullo. Han elaborado una especie de manifiesto: el metroRomanticismo. Los poemas son a menudo en dialecto romano y aparecen en las calles a través de inscripciones hechas en las paredes o sábanas, caricaturas o piedras utilizadas como soportes en los que se escriben y pegan o se dejan un poco por todas partes.
En Foggia, en enero de 2013, alguien escribió todo el texto poético de «Toda mi ciudad» de Equipe 84, esparciendo versos un poco por todas partes en las paredes y luego se creó un video en el que se filman todos los versos de la canción siguiendo el ritmo de la canción. El autor de este vídeo poético de graffiti-performance es ACAB.
Los Poetas de la Noche, de Udine, suelen escribir en contraventanas o paredes, mientras que en otros casos atacan poemas.
Dice Francesca Pels: “Para mí, la poesía callejera es poesía pública; se publica en espacios públicos. Mis lugares favoritos son (…) las paradas de autobús, los parques y las murallas. Además de los murales o carteles, mi forma original y más típica son las instalaciones site-specific, es decir, escribir un poema o una compilación específicamente escrita para el lugar donde quiero colocarlo y allí instalarlo, posiblemente durante el día, para disfrutar de las reacciones.
Dos estudiantes de medicina de Pavia que, cuando leyeron un artículo publicado en Repubblica el 23 de octubre de 2005 sobre una iniciativa para transformar el hospital Santa Maria Annunziata de Florencia en una especie de hospital poético, formaron el grupo H5N1. En esa ocasión, se introdujo la poesía en los pabellones del hospital. El nombre elegido se deriva del nombre del laboratorio para la influenza aviar. El grupo actúa en el anonimato y hace prácticas de atacar sus escritos o poemas famosos de autores clásicos principalmente en las paredes de ciudades, polos o soportes similares.
Opiemme se propuso como objetivo «difundir la poesía, llevarla a la vida cotidiana», «las palabras salen a la calle». “Salen al encuentro de la gente para ser leídos. Viven”. Entre sus primeras obras recordamos los poemas enrollados y colgados de hilos de lana o dejados a su alrededor.
Ferruccio Brugnaro, en los años 60 distribuía poemas en las fábricas, en las calles y en las escuelas, aunque sólo se hizo famoso en 1990 por uno de sus poemas expuesto en Mestre y Venecia a través de quinientos carteles.
En 2006, en el marco del Tiempo de las Artes de Calle, el Ministerio de Cultura (Francia), en colaboración con la SACD, creó el proyecto Écrire pour la rue, destinado a acompañar la «escritura original para el espacio público«.
La poesía está en la calle #3: «En una época de crisis poética, (…), nos parece necesaria una nueva aventura de su difusión. Hay que abrir otro libro inexplorado para la poesía, que podría así combinar la creación individual, la difusión masiva, pero también el proyecto de despertar en el lector-pasajero de la calle un nuevo gusto por este arte ancestral.» Serge Pey.
David Morley ha creado instalaciones de poesía ecológica dentro de paisajes naturales y esculturas. Los poemas forman parte de los elementos naturales y, con el tiempo, están destinados a desaparecer. A veces son grabados en madera, otras veces son lienzos escritos y sostenidos por caballetes de madera o letras creadas por la madera y clavadas a los árboles.
Otro proyecto es Attimi nel fiume del padovano Francesco Sartori. «El proyecto nace de la idea de imprimir poemas en piedra en una época en la que todo es digital. En varias ciudades estas piedras vuelven a la tierra para entrar en la vida de aquellos que deciden recogerlas.
En Puglia, se pueden encontrar algunos poemas expuestos y firmados «Poesia viva», un movimiento poético compuesto por dos niños (Davide y Guido): «La poesía de asalto es el movimiento que nació en Lecce, a finales de 2010.
Nitzan Mintz, poetisa callejera israelí, también utiliza madera, materiales reciclados o residuos para difundir sus poemas, combinándolos con figuras y recordando el modus operandi de la artista callejera francesa Miss Tic ( a quien ya he nombrado y amo profundamente).
La inglesa Anna Garforth que interactúa a través de sus obras con la estética de la naturaleza y transforma las palabras que la rodean. Su práctica está influenciada por la Jardinería Guerrillera, una práctica de reapropiación de un pedazo de tierra abandonado o descuidado para plantar arbustos, plantas de varios tipos o cultivos, mejorando así un área de la ciudad. Anna escribe en las paredes de los versos tomados de los poemas de Eleonor Stevens usando una pintura compuesta de semillas de almizcle que crecerán con el tiempo y sacarán a relucir los versos.
La Cave Poésie lanza, para la tercera edición, su obra de utilidad pública y poética en los paneles publicitarios de la ciudad de Toulouse, del 14 al 28 de febrero de 2018. Fue en 2016, con Thomas Deudé alias Donoteat, tipógrafo de Toulouse, cuando se inició el proyecto. 40 carteles amarillos fluorescentes con 10 frases de poetas contemporáneos. Dactilografiados a mano por Thomas Deudé, en diferentes estilos e inspirado en una cierta técnica comercial, especialmente utilizada en los supermercados, este color amarillo fluorescente atrajo la atención de los transeúntes. Luego, en 2017, fue Fabienne Yvert, poetisa marsellesa residente en la Cave Poésie, a quien habíamos confiado este espacio de creación poética. En esta ocasión, no son tus versos pero sí tu lectura de los mismos, plasmada en fotos: “Envíanos tus fotos más llamativas, confusas y extravagantes de estos carteles en el espacio urbano por correo electrónico a [email protected]”
Otro equipo interesante, Errante Ma Rea, con tres proyectos más que interesantes: Parada poética, Poesia Traffico Limitato y Versi Carrai
Parada poética: “Presta atención a los lugares a los que vas, puedes encontrar algo de repente que está ahí para ti. (…) Todo lo que se necesita es un intercambio de miradas y el viaje está hecho. La duración depende de ti porque puedes bajar cuando quieras”.
Versi Carrai: Puertas, portones, entradas y similares ahora tienen una nueva señalización. Estrofas que quieren ser removidas del estado estático en el que se encuentran.
¡A caminar se ha dicho! Que el ejercicio devenga intelectual, glorioso, acompañado, poético. ¡Que las paredes te griten, se entreguen, se expresen!. Tu ciudad y tus palabras tienen algo para decir. Oílas. Graffitteros literarios… y lectores transeúntes. Esa es la consigna: ¡Uníos!. A literaturizar la ciudad
Mucha información fue traducida y recabada de: Via dalla Street art: Poesia di strada.
Corso di laurea in scienze e tecnologie della comunicazione Università di Ferrara
Relatrice: Prof.ssa Maria Antonietta Trasforini Laureando: Andrea Masiero
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