Rosso come il cielo (2006) es una película italiana de Cristiano Bortone que se basa en un hecho real: la historia del sonidista italiano Mirco Mencacci, que perdió la vista a los 10 años.
Son los años 70 en la Toscana (Italia) y Mirco juega con un arma que se dispara, dejándolo inmerso en el mundo de las imágenes difusas y borrosas. Es aquí cuando comienza a transitarse el arduo camino de los padres y el del muchacho mismo, repleto de obstáculos, leyes y contradicciones.
La primera barrera es una ley que para entonces regía en Italia y en otros lugares del mundo por la cual los chicos ciegos no podían ir al colegio de los alumnos “normales”. Primer obstáculo, discriminación y, peor aún, primera limitación: Mirco no tendrá las mismas experiencias, estímulos y tareas que un chico que ve. Mirco, de ahora en más, deberá focalizar su aprendizaje en “sobrevivir”. La vida es para “los otros”. Mirco y lo que simboliza deben conformarse, adecuarse, alienarse…
Primer diálogo revelador:
Consejo médico escolar: –No puedo enviar a Mirco otra vez a la escuela.
Padre de Mirco: –¿Por qué no? No tiene nada infeccioso.
Mirco no solo no puede ir a la escuela porque podría “infectar” con su discapacidad sino que deviene un “ilegal”. Dice el médico: “Su hijo no puede ir a una escuela normal, va en contra de la ley”.
Finalmente Mirco se traslada a Génova, al Instituto Cassoni. El primer día conoce a Felice (Feliz), un niño ciego de nacimiento. Y comienza la poesía. El diálogo deviene una muestra de las capacidades que existen más allá de las discapacidades. La descripción de Mirco no necesita de sus ojos y Felice no necesita de los suyos para comprender:
Felice: —¿Los colores cómo son?
Mirco: —¡Son bellos!
Felice: —¿Tu preferido?
Mirco: —Azul.
Felice: —¿Cómo es?
Mirco: —Azul es como cuando vas en bicicleta… y el viento te golpea en la cara. O… como el mar. Y marrón… siente… como la corteza de este árbol. ¿Sientes como es de áspera?
Felice: —¿Y rojo?
Mirco: —Rojo… como el fuego. Como el sol en el atardecer.
Una grabadora y el tema de una composición: las estaciones, serán el punto de arranque de la nueva vida de Mirco. Una vida en la que narrará sin ver, contará sintiendo, aguzará otros sentidos como el oído y disfrutará de la vida viviendo y no “sobreviviendo”.
Mirco quiere contar, pero no se atiene a los límites impuestos ni por las leyes, ni por las monjas del instituto, ni por su director. La estrechez del mundo “que le permiten” no le resulta suficiente.
Por suerte encontrará en uno de los curas y profesor un aliado, alguien que ha comprendido la magia de la situación y que estimulará a Mirco con actos y palabras. Ante la primera resistencia o negación de Mirco el profesor afirma que, aun teniendo todos los sentidos, uno quiere más.
No solo aquellos que sufren de una discapacidad sino también aquellos que poseen, supuestamente, todas las capacidades. La imaginación, los sueños, las fantasías no son exclusivas. Las tenemos todos. Nadie carece de ellas por defecto.
—¿Por qué no te interesa hacer lo que hacen tus compañeros?
—No lo necesito. Yo sí veo (Mirco aun no se ha quedado completamente ciego).
—Yo también veo. A mí no me alcanza. Cuando ves una flor, ¿no quieres sentir el perfume? O la nieve… Cuando cae la nieve ¿no te gusta caminar sobre todo ese blanco? Y tocarla ¿ver que se derrite en tu mano? He visto que cuando los grandes músicos tocan, cierran los ojos. ¿Sabes por qué? Para sentir la música más intensamente. Porque la música se transforma, se hace más grande. Las notas más, más intensas. Como si la música fuera una sensación física. Tienes cinco sentidos, Mirco. ¿Por qué usar solo uno?
Cada hombre tiene su propio modo de ver, su lente personal. Algunos vemos con los ojos, otros con las manos, otros con los oídos.
“Yo no estoy obligado a verlo como tú. Yo me lo puedo imaginar como quiero”, les dice Ettore, un no vidente mayor, a Mirco y a Francesca.
Y comienza la verdadera historia. Mirco no se resigna y desarrollará lo que él considera que es su visión “sonora” de las cosas. Con la ayuda de Francesca, la hija de la portera del instituto, empieza su propia investigación y experimentación en el campo de los sentidos en general, y en el de los sonidos en particular. Su entusiasmo irá contagiando a sus compañeros, empezando por Felice, que sabe hacer con su boca el sonido de las abejas a la perfección, y eso solo para comenzar.
En la película las imágenes reales de la narración de Francesca –que es la que ha propuesto una historia– se van mezclando, entrelazando y confundiendo con la imagen de la grabación de los sonidos creados por los demás niños. Y así, por ejemplo, el audio de la ducha se transforma en lluvia. Los sonidos devienen las voces de la gente y de las cosas. Las imágenes de lo que no se ve.
“Había una vez, una princesa que tenía 15 hermanos. (…). Los niños empezaron a caminar en un gran bosque. (…). Y el bosque parecía no terminar. (…) Pero, sobre todo, en el bosque había ruidos misteriosos”.
Es la no imagen, la recreación de esa imagen no vista la que hace estallar los otros sentidos, la fantasía. Es la imposibilidad de no ver la que obliga a “ver” de otra manera.
“¿Cómo se te ocurren estas ideas?”, es lo que le preguntan a Mirco cuando asocia lo no visto con un sonido. Y se le ocurren porque las ideas no guardan relación con los sentidos. Las ideas no te las puede sacar nadie. Están dentro de uno. Tienen que ver con el entusiasmo, la energía, el querer, el amar…, el pensar, el sentir, el luchar, el no bajar los brazos.
Reformulando las palabras del director: “La libertad es un lujo que todos deberíamos permitirnos: ciegos, gordos, blancos, sordos, negros…”. Ciertos aspectos no solo deben estimularse sino también, y más aún, no limitarse. No enseñar, no estimular es una cosa, ya bastante negativa. Limitar o negar, no permitir, es inadmisible.
La película termina con el resultado de esta experiencia, que ya no pertenece a Mirco sino a todos y cada uno de nosotros, con la puesta en escena de la creatividad de Mirco, el plasmar esa actitud que no se resigna a límites impuestos. La muestra de fin de año, este año, será distinta.
Dice el profesor aliado:
“Quiero informarles que con los chicos este año decidimos hacer algo diferente. A veces nosotros los adultos nos preguntamos ¿qué es lo que corresponde hacer y qué no? No siempre tenemos la respuesta. (…) creemos que la fantasía y el derecho a la normalidad son cosas a las que nadie jamás tiene que renunciar. Les pido solo, antes de empezar, que se pongan las vendas que recibieron a la entrada.”
Discapacidad es prohibir, limitar, encuadrar, diferenciar, discriminar. Discapacidad es contar con el sentido del gusto y no saborear, es tener el sentido de la vista y no querer mirar, es tener la capacidad del tacto para tocar y no querer sentir, discapacidad es….
Sin caer en frases repetidas, solo resta decir que la oscuridad es más una sensación del alma que la carencia de un sentido. Los padres y los docentes somos los encargados de “dejar prendida la luz”. De mantener las mentes “encendidas”. Parafraseando al padre de Mirco cuando al inicio hablaba de “infección”, ojalá Mirco nos “contagiara” un poco.
Hasta aquí, la poesía. Ahora vayamos a lo que nos convoca. ¿Qué nos pueden aportar hoy, las nuevas tecnologías? Uno imagina que la computadora, entre otras cosas, solo está permitida a los que “ven”. Pues no, con la ayuda del docente, las Tic se inmiscuyen en este ámbito también.
Braille Virtual es un página que te permite «traducir» on line las frases que desees.
Algunas frases de la canción que interpreta Pedro Guerra, “Otra forma de sentir”:
Es el momento de crecer sabiendo bien la raíz, y de abrazar el tallo de otra rama
es el momento de crecer por dentro, y fuera de ti, y de entender el fuego de otra llama
Abre tus ojos y tu corazón, aprende a ver lo que no ves, otra forma de sentir…
Cito una frase que leí hace un par de días, en el libro El sari rojo de Javier Moro que me resulta interesante y conveniente para terminar este artículo. Para ello, me permito cambiarle el sujeto a la oración: “No mirar es no sufrir. Pero (nosotros) tenemos los ojos bien abiertos.”
Les dejo también un videojuego que entraría en la serie de los serious games o videojuegos serios Vis ma vue, un Serious Game de sensibilisation aux troubles visuels (está en francés).
[…] rubro. Uno bien puede encontrar una película para describir tal o cual concepto. Fue el caso de uno de mis artículos publicados en Educ.ar, en su momento y que hoy está en mi sitio […]
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