En general, lo que hay en el mercado son aplicaciones que uno puede utilizar con los niños pero que ellos solos… no sé si tanto. Lo interesante sería ver si, efectivamente, dejándolos solitos ellos las elegirían, les interesaría, sabrían utilizarlas, etc.

Estas inquietudes tienen que ver, principalmente, con dos cosas. Limitar correctamente el target y tener muy en cuenta el concepto de usabilidad.

El primero refiere a que cualquier cosa que hagamos, sean quienes sean los que lo hagan, para obtener mejores resultados, es mejor definir un usuario específico: por edad, por sexo, por profesión, por lo que sea.

El segundo, con algo mucho más interesante: para hacer algo que funcione, preguntémosle al que nos interesa: qué quiere, cómo lo quiere, cuáles son sus hábitos, etc. Específicamente, esto de lo que ya hablamos en otros posts, se suscribe a preguntarle directamente a los niños (en este caso) o que sean ellos quienes directamente pidan (caso concursos).

En la vida real, en mi vida real, lo que me pasa es que la gran pelea es entre lo que hacen y los que usan. Ya no hablamos solo de target por franja etaria, hablamos de egos que se ponen en juego. El equipo de informática hace una plataforma divina, imposible de utilizar. O que nunca toma en cuenta lo que yo, como usuaria, uso (aunque suene redundante). Me dan millones de explicaciones teóricas y yo solo tengo ganas de responder: “Ok, super, pero ¿quién la va a usar, vos o yo? Y así, la plataforma, a menos que me obliguen, termino por no usarla.

Vayamos al ejemplo de hoy: la Biblioteca Nacional de Francia anunció el inicio de una nueva aplicación para la juventud, Gallicadabra. Una app gratuita que ofrece treinta historias para leer o escuchar. Creo que es importante recordar lo alucinada que quedé cuando, en una oportunidad, entrevisté a Françoise Juhel, Jefa del servicio de Ediciones multimedia de la BNF.

De Abracadabra obviamente sale la palabra mágico-literaria Gallicadabra, que, a su vez, se conforma con el nombre de Gallica, su biblioteca digital. Treinta historias están disponibles, agrupadas en cinco categorías: cuentos, fábulas, alfabetos, rimas, álbumes. Todas las historias abordan el tema de los animales y de las obras que se presentan son, en su mayoría, historias que ya no se editan más. Por lo tanto, los niños REdescubrirán los clásicos: los cuentos de las mil y una noches, Fábulas de la Fontaine o los cuentos de Andersen. Una presentación del texto y su contexto precede a cada historia. Gallicadabra también dispone de una categoría: imágenes, y éstas son tomadas de las colecciones de la BNF.

Como se darán cuenta, la Gallicadabra es una excusa para hablar de otros conceptos también. O, en todo caso de ejemplos más amplios: pensemos en un ejemplo que sí conocemos y al que apelo para seguir analizando: Vikidia. Le hice una entrevista a su creador, en 2008, pero sólo una vez volví a escuchar sobre ella… Mucho éxito, me parece, no tuvo.

¿Será entonces que hasta nuevo aviso siempre los adultos funcionaremos como intermediarios o lograremos que “los que hacen” hablen ANTES de hacer con los niños? Y sino también quedan los ejemplos concretos, que también ya mencionamos en los que los niños, de hecho ya tomaron la palabra (los ya citados concursos).

La historia los juzgará. O estamos acá para escuchar quién ya sí ha probado gallicadabra, Vikipedia u otro ejemplo.