Este tipo de jurado es lo que hoy llamamos peer to peer o la evaluación entre pares. No todos están de acuerdo, pero, sin opinar necesariamente, miremos de qué se trata:

“La evaluación por pares, (…) fue propuesta por primera vez en 1831 por William Whewell a la Royal Society de Londres, al sugerir que una comisión de académicos eminentes elaborara informes sobre los artículos enviados para publicación en la revista Philosophical Transactions. Whewell argumentó que esos informes a menudo ‘podrían ser más interesantes que los propios artículos’ y además, los autores estarían agradecidos por el hecho de que sus artículos serían revisados cuidadosamente por al menos dos o tres especialistas. (…).

Quienes no estaban de acuerdo aducían, por ejemplo, que estos “pares” actuarían por celos, venganzas y etc. Cosa que, imagino, también podrían ser sentimientos de no pares, pero bue.

“No fue sino hasta el final del siglo XIX que los editores de revistas adoptaron la práctica de arbitraje y los revisores fueron incorporados al engranaje de la publicación científica como forma de asegurar la integridad de la literatura académica”. (…)

Es interesante notar que desde 1833 prevalecían las revisiones cerradas y anónimas, pues no se consideraba adecuado o cordial firmar una crítica explícita a un colega (…). No entraremos en detalle sobre el tema. Pero, no nos olvidemos que nació como un sistema para la evaluación científica y no literaria. Así que desde allí, ya habría temas para reflexionar. Solo lo mencionamos para introducir estos nuevos modos de evaluación en el tema que nos atañe: los premios literarios.

Antes, los jurados eran estos “eruditos, intocables” que nos evaluaban. Escritores, mayormente. ¿Pero eran los más adecuados? Veremos que no siempre. Ahora, y entendiendo un contexto general que implica la democratización del saber, el trabajo colaborativo y otras hierbas, estos muchachos ya no son los únicos depositarios del saber y de la verdad absoluta. Varias veces hemos comentado que las nuevas tecnologías, en parte, han sido uno de los pilares para que esta “revolución” sucediera.

Pues vayamos a los ejemplos concretos en los que pares, lectores y otros agentes forman parte de un jurado:
A veces el peer to peer tiene que ver con las edades, similares entre participante y jurado. O semejantes en cuanto a sus hábitos: lectores y no escritores… suponiendo que lo que se elige, es para leer. Nos tiene que parecer que está bien escrito pero, fundamentalmente, nos tiene que interesar leerlo.

El Premio Literario «Arcebispo Juan de San Clemente» tiene tres categorías diferentes. Hay 3 jurados, uno para cada categoría. Cada jurado está formado por 10 estudiantes en su último año de escuela secundaria. Los estudiantes son del Instituto Rosalía de Castro (organizadores del premio) y de otras 4 escuelas de Galicia (una para cada provincia). Este jurado, en realidad, no evalúa a “pares”, es decir no evalúa a otros jóvenes sino a escritores de la talla de Vargas Llosa, Tarik Ali, Javier Marías, Tabucchi, Saramago, Baricco, Paul Auster, Amélie Nothomb, Carlos Fuentes, Jostein Gaarder, Eugenides, Almudena Grandes, Mazzucco, Cercas, Jehoshua, Pombo, Gaite .., quienes visitaron el instituto para recibir sus premios.

En este ejemplo sería algo así como: “vos serás un gran escritor, pero yo soy un lector y se supone que a mí te diriges. Pues bien, te diré si te leería…”

El Premio Manuel B. Domínguez es un premio otorgado por Bety BooK León. Su lema: “Porque nunca se ha hecho y ya era hora de que los lectores a los que va dirigido un texto sean los que valoren si les gusta o no, los que digan qué quieren leer o qué libros quieren premiar, (…) (este premio está dirigido) a lectores de 12-13 años (por lo que) el jurado está formado por chicos y chicas de esa edad (seleccionados en varios centros escolares de la ciudad de León) que son buenos aficionados a la lectura, lo que ha hecho que sus profesores les propongan como miembros de este jurado”. Hay solo un adulto que actúa como coordinador. Pero la decisión del jurado juvenil es inapelable.

Pero ¿quién es la creadora de este premio? : “Estoy cansada de leer a mis hijos cuentos avalados por premios importantísimos y de editoriales enormes, pero que luego no logran conectar con los niños a los que van dirigidos”, explica Bety Book, su nombre de fantasía para la organización del premio. “Creo que esto puede deberse a que detrás de esos premios hay jurados que son adultos y que han dejado atrás hace tiempo las edades infantiles y juveniles, aunque sé que también hay intereses comerciales y afán de ventas masivas”.

También hemos hablado en varios posts de esta era en la que participar tiene sus beneficios. Especialmente porque uno siente que “pertenece”, que forma parte de algo más grande. Que ha puesto su granito de arena. Hablamos de taggear imágenes o de recomendar qué libro tiene que ser adquirido por una biblioteca o los fanfiction…, como parte de lo que hemos dado en llamar fidelizar.

No es casual, entonces, que Bety Book agregue: “Todos quieren participar, incluso los que no leían, se han puesto a leer más para hacer méritos ¿no es genial? (…) “Ser parte de un jurado y saberse responsables de algo tan importante les ha hecho sentir que su opinión va a contar, (…)”.

El premio Bernard Versele fue creado en 1979 por la Liga de familias belga. Se preseleccionan 30 libros que se reparten en 5 grupos según los niveles de lectura. Los niños forman parte del jurado y deben elegir 6 libros de su preferencia. Y luego, un ganador. Cada año más de 40.000 niños de 3 a 13 años eligen su libro preferido.

El premio Goncourt des lycéens fue inaugurado en 1988. Hoy, organizado por la Fnac y el Ministerio de Educación, en colaboración con la Academia Goncourt, invita a estudiantes de entre 15 y 18 años, a leer y estudiar en dos meses, con la ayuda de sus profesores una serie de novelas. Después de esta maratón de lectura que incluye debates, tiene una primera fase de votación y luego, la final en Rennes.

El premio de los incorruptibles (nombre increíble para esta tarea, si los hay) fue creado en 1988 por libreros. Es un premio literario dado por los niños de jardín de infantes. Como se puede ver, en muchos de estos ejemplos, el jurado se enmarca en una institución, por ejemplo una escuela o un aula o bien son acompañados (no influenciados) por un adulto, generalmente un profesor.

El Premio alemán de Literatura Infantil (Deutscher Jugendliteraturpreis) es un premio para obras de ficción patrocinado por el Ministerio Federal Alemán de Familias, Personas Mayores, Mujeres y Jóvenes. Ha sido galardonado anualmente desde 1956 por un jurado de especialistas en literatura y críticos. Pero, desde 2003 un jurado independiente de jóvenes adultos otorga su propio premio.

Este jurado juvenil suele elegir textos más bien realistas, historias que presentan algún tipo de problemáticas afines a la juventud. Casi siempre se trata de obras de ficción. Otro importante tema para reflexionar. ¿Qué leen? ¿Qué les interesa? ¿Se identifican con lo que leen o pueden elegir cosas completamente ajenas a su mundo?…

El Premio Strega Ragazze e Ragazzi es un premio en el que los estudiantes de al menos 20 escuelas primarias y 20 secundarias de todo el país determinan con su voto la opera prima ganadora. Los niños que participan como jurado en la categoría 6-10 años dan un voto colectivo (uno por escuela) y son coordinados por su docente. En la categoría más grande, 11-15 años, el voto es individual.

Jurados no, pero recomendaciones peer to peer sí. Y ya casi llegando al final, no vamos a hablar de un premio o jurado sino de otro modo de hacernos reflexionar sobre la voz de los jóvenes como palabra válida en tanto par (joven) y en tanto lector. El ejemplo que voy a citar es de recomendaciones sobre libros que hacen los jóvenes. Sé que podríamos hacer el mismo ejercicio con los booktubers y etc. Pero tocó este. Veamos entonces, cómo recomienda un joven. ¿Cuáles son los parámetros que tienen en cuenta? ¿Serían parámetros válidos para esta sociedad “adulta” que deja paso a los más jóvenes? ¿Intentan una mirada crítica y “literaria”?.

Porque la conclusión de este post sería que si hace tiempo que discutimos el hecho de que no sabemos qué corno leen, que criticamos la forma en que escriben y, sin embargo, al menos yo encuentro genial que puedan ser jurados, es porque justamente considero que si la tarea es tomada en serio van a tener que tener una gran habilidad en justificar su elección. Para elegir hay que saber argumentar por qué tomo una cosa y dejo otra. Para definir que ese libro no es mi preferido, tendré que explicar qué es lo que no me interesa.

Entonces veamos y pensemos cuáles son los temas, los parámetros que este recomendador joven toma como puntos de partida para recomendar el siguiente libro. Repito ¿son los mismos que los nuestros, los de los adultos?, ¿se fijan en lo mismo? ¿Les interesa si está bien escrito o solo se fijan si es un tema que los conmueve?. Pues esto es sobre lo que a mi parecer, habría que analizar y debatir.

Los dejo con la recomendación de un libro, recomendación que se publica en una columna que se llama: Tienes que leer esto!, recomendaciones de jóvenes que describen sus libros preferidos y que consideran que podría gustarles a otros lectores como ellos (un par). Hago una traducción sui generis para que nos sirva:

Revolution de Jennifer Donnelly
«Sí. Claro. Mi hermano está muerto. Mi madre está loca. Hey, vamos a comernos un crepe »
Andi Alpers es solo una niña de diecisiete años que vive en Brooklyn. Ella toca la guitarra; Y tiene a una artista francesa talentosa como madre y un científico brillante como padre. Suena perfecto, ja? – como su maestro Nathan diría. No tanto. El hermano menor de Andi, Truman, murió en un accidente automovilístico, su padre vive con su nueva esposa y la mayor parte del tiempo la madre de Andi pinta catatónicamente imágenes de Truman, lo que deja a Andi por su cuenta. Pero después de que Andi intenta suicidarse en una fiesta, encuentra a su padre en su casa tratando de darle sentido a su madre que se sienta aturdida en su caballete, y se pregunta por qué Andi no está allí. Bruscamente, sugiere que él y Andi vayan a París, para que Andi pueda trabajar en su ensayo universitario y seguir adelante a pesar de la muerte de Truman.
Cuando Andi llega a París encuentra un objeto que nunca esperó que despertaría su curiosidad: un diario. Perteneciente a una niña pobre de la edad de Andi llamada Alex, que vivió en la época de la Revolución Francesa. Mientras Andi sigue leyendo el diario, el mundo de París del siglo XVIII la atrapa de una manera más real de lo que jamás hubiera podido imaginar.

Me encantó cómo Donnelly incorporó tantas personalidades diferentes tanto en las historias de Andi como en las de Alex. Incluso los personajes del diario de Alex Donnelly hacen que Andi y el lector se sientan como si las personas descritas fueran reales. Los tres personajes que más amé en Revolución fueron Amadé Malherbeau, Virgil y el príncipe Louis-Charles. Todos ellos ayudan a Andi a descubrir quién es—sé que suena cursi, pero créanme— en diferentes poderosas maneras: Louis-Charles le muestra a Andi la inocencia de la monarquía durante la Revolución Francesa, Amadé le enseña cómo la revolución se ha convertido en una de las cosas más importantes de la historia de la Revolución Francesa. Afectó a la gente y cómo no todo el mundo es tan bueno como parece, y Virgil le enseña que tiene que abrirse y dejar que la gente entre en su vida. Creo que todas estas lecciones son importantes en la vida de cualquier persona, independientemente del entorno de la Revolución Francesa.
Pensé que era interesante y eficaz cómo Donnelly construyó la novela usando las entradas específicas del diario de Alex para describir su vida, para que tanto Andi como el lector puedan conocerla y entender profundamente las luchas de su vida. También pienso que el uso de Donnelly de un epílogo para terminar el libro es efectivo y satisfactorio.

Creo que a todos los lectores les encantará este libro, definitivamente a mi me encantó. Lo califico con 11 en un rango del 1 al 10. Es el tamaño perfecto para este tipo de novela, unas 470 páginas, pero te prometo que pasará rápido. POR FAVOR: no se deje persuadir en la lectura de este libro espectacular por la imagen de la tapa: una llave. Pienso que distrae del tema y de la trama del libro, que trata sobre la gente y las cosas que cambian, y solamente un poco sobre la conexión de Andi y de Alex con la llave de Truman. Esté preparado con algunos pañuelitos; este libro es un paseo emocional.

La recomendación que acabo de leer me demuestra, definitivamente, que la mirada es interesante, profunda y que es más que una simple descripción. Se adentra en los caracteres, en las ideas que el autor intenta transmitir, entre otros parámetros que podríamos calificar de “literarios”.

No sé qué pensarán ustedes pero jurado de pares y recomendadores de pares, me parece, hoy una muy buena idea.