Hace unos meses, participé de un workshop en el Centro Cultural San Martín: Cómo desarrollar un proyecto VR a cargo de Grace Boyle, Bertie Millis y Owain Rich
El workshop me resultó muy y poco interesante. Vayamos primero a lo poco interesante: de workshop no tuvo nada. Los tres profesores presentaron sus proyectos o empresas. Nadie workshopeó nada.
Uno de los proyectos fue cero interesante y poco original. Por lo menos es lo que a mí me pareció. Hoy, hacer una filmación en la que uno puede “inmersarse” con oculus riff o lo que sea y que el tema sea la trata de personas, me parece interesante pero poco atractivo para hablar en términos de originalidad. Este no sería el problema. Todas las explicaciones de por qué se hacía esto o lo otro, es decir, aquello que ayudaría a entender y aprender a gestionar y desarrollar un proyecto de realidad virtual estuvieron ausentes.
Les doy un ejemplo: se eligen ciertas imágenes, ciertos escenarios, se eligen ciertas tomas, ciertas luces…Ok, la pregunta entonces es: ¿hay alguna razón por la que se eligen estas luces y no otras? Para que la realidad virtual resulte más o menos atractiva, más o menos útil, más o menos inmersiva, ¿es necesario elegir personajes que…?. Ese es el tipo de preguntas que a mí me gusta hacer, porque las respuestas son las que hacen que uno elija una u otra tecnología. Es decir, uno necesita diferenciar cada tecnología según el beneficio que ésta da a un contenido. Por eso siempre insistimos en que, por ejemplo, si usamos la realidad aumentada es porque queremos que “aumente” cierto contenido, cierta información. Si no, hacemos una infografía y listo.
Hay una parte que sí fue respondida. La realidad virtual pretende que nos adentremos lo más posible en un mundo determinado. Que al estar tan inmersos, logremos cierta identificación, empatía con lo que está pasando en ese escenario virtual. En ese sentido, estar casi al lado del personaje que cumple el núcleo de la historia – la mujer protagonista/ víctima de la trata- es muy interesante. Pero justamente, como ya dije, poco original. Todos los trabajos de realidad virtual no se salen de la línea obvia: identificarse con alguien que sufre, etc. Original, para mí, sería salir de ese lugar y utilizar la RV para otros espacios menos convencionales.
Lo más o menos: tomaron la filmación de uno de los participantes. Era sobre una manifestación frente a la fábrica de Pepsico por el despido de varios de sus empleados. Nos calzamos las gafas de RV y empezaron a “tirarnos” olor a goma quemada (encendiendo por ejemplo, un fosforo, quemando algo y distribuyéndola con un pequeño ventilador). La verdad es que uno se daba cuenta perfectamente de que estaba un salón, mirando una filmación, con unas gafas puestas que cubrían nuestra visión 360, y un tipo quemando algo con un ventilador. De la inmersión, ni sombra. O las gafas no eran buenas (imagino que sí) o la película no estaba preparada para ser emitida en RV (sabemos que no, porque era de un alumno y lo hicieron en la pausa). Se entendió lo que se quería mostrar, pero la “calidad” no fue muy interesante. La sensación “inmersiva” no se logró.
La instalación que pregonaba Grace, y que de hecho es lo que más me interesaba por tratarse de un proyecto multisensorial, y de los que sólo había oído o leído pero nunca experimentado, no funcionaba o sea que me contaron, una vez más, cómo debería sentirlo. Pero se logró entender al menos el concepto o sistema.
Y aquí llega lo bueno: Grace nos hizo experimentar, en cierta medida, lo que no pudimos vivir en la instalación. Llegó munida de millones de frasquitos para que sintamos olores más extraños (originales) o para que entendamos esto de poder vivir (experimentar) sentidos que, hasta ahora (música e imágenes), no conocíamos o no sabíamos cómo podían ser logrados. Y entonces, sentimos olor a hospital, olor a sangre, olor a… y lo charlamos en función de una narrativa concreta que es, para mí, lo más interesante. Es decir cómo se integra en la práctica.
Habló de su proyecto Munduruku que explicaba cómo realmente se sentía uno en la mitad de la selva, sus olores, sus sabores y aunque no pudimos vivirlo, explicó con precisión en qué momentos se integraban, cómo había logrado llegar hasta ellos. Es decir, logramos obtener ciertas respuestas. Por ejemplo, los olores más extraños y lo que conlleva originalidad y, por ende, salirse de los temas narrativos usuales, se logró a través de un trabajo de investigación profundo: ir al amazonas y quedarse durante días a grabar los sonidos, tomar muestras del agua de un río específico que lo que dio como resultado fue saber que en ese río hay residuos de hierro, por ejemplo, lo que hizo que su equipo, como decíamos perfumistas, químicos, etc. pudieran realmente obtener un “aroma” característico de ese río. Porque lo que olimos no era olor a agua, era olor a agua con hierro (elemento, si se quiere, más fácil de “perfumizar”) Si no ¿cómo haríamos para sentir el olor del agua que, en su definición misma, es inodora?
Y allí mismo entonces, intentamos con una historia. Un policial, por ejemplo, y nos fuimos de lo que sería obvio: el olor de la comida, y probamos, por ejemplo, con una de las descripciones más usuales de los policiales, pero menos registrada visualmente (justamente porque hablamos de un olor) y hablamos del detective con olor a colonia barata, el sospechoso con olor a puerto, etc. Fue muy interesante. TODO. Procesos, ejemplos, etc.
Por eso, lo llamamos narrativas sensoriales, porque vamos contando a través de sentidos a los que no estábamos acostumbrados a asociar las palabras. Volveremos sobre esto más abajo.
El segundo tema muy interesante fue la intervención de Millis. Porque también pudo ayudarnos con casos muy precisos y quizás desconocidos u olvidados en la intervención financiera de un proyecto.
Explicó cómo hacerlo llegar a las multitudes y etc. Todo normal hasta ahí, pero les cuento esa anécdota. Él, entre las cosas que hace, va a congresos o encuentros donde debe mostrar qué es la RV. Le pone los cascos a la gente y empieza la experiencia. Sin embargo, frenó en un punto que, seguramente, para el 99% de los mortales (y los inmortales posiblemente también) pasaría por alto. Él decía que cuando uno le da el casco a alguien, debe quedarse al lado. Porque uno no sabe a quién se lo dio. Y no porque se lo vaya a robar, sino porque no se sabe cómo va a reaccionar. Y contó el caso de una experiencia acuática que tenía que mostrar y queal darle el casco a una chica, ésta ¡casi se muere de un infarto! La chica no sabía nadar y su experiencia fue de terror. Ergo, se da el casco y nos quedamos al lado. Podrá sonar tonto. Pero para mí fue una perlita de cosas que no deberían pasarse por alto.
Toda la data que dió, además de los sitios que ayudan a subsidiar los proyectos RV, también fue muy interesante, especialmente el sitio Kaleidoscope, una fundación que propone lugares donde uno puede ir a presentar su proyecto y que te ayudan en todo el proceso: juntar la plata, distribución, presentación en eventos y a personas claves, etc.
Entonces, este workshop, resultó para mí un disparador para ir a pispear un poco en qué anda esto de sentir sabores, olores y texturas en la pantalla de una computadora y esto fue lo que encontré:
La realidad virtual permite al usuario entrar en un mundo diferente a través de la vista y el sonido. Varios investigadores y empresas están añadiendo un tercer elemento a la experiencia virtual: el sentido del tacto o del olor o del sabor.
Volvemos a: la gente se pregunta qué quiere decir Narrativas sensoriales. Los relatos sensoriales son aquellas narraciones en las que el hilo conductor de la historia o simplemente el modo en que elijo contar la historia, es a través, por ejemplo, de los olores.
Supongamos que en una historia “tradicional” para poder ir describiendo un escenario, elijo colores o “rasgos” ya reconocidos por el lector de manera “plana” si se quiere. Cuento que me disuelvo en el mar y seguramente toda la adjetivación guardará relación con la gama de los azules. Con los sonidos marítimos, etc. Pues hoy la narrativa sensorial seguiría un camino en el que toda esta adjetivación, a través de los olores o del tacto, se vería intensificada y vivida de manera “non plana”.
Hay modos más o menos complicados de hacerlo. Por ejemplo. Nos encontramos en un bosque (olores incluidos dados a través de la proliferación de aromas que nos van tirando, -tirando es el modo que encontré para explicar que, mientras uno ve una peli, extractores de aire o un pequeño ventiladorcito va diseminando olores (como el olor a goma quemada del que hablamos antes)- y nos encontramos con una disyuntiva: ¿voy para la derecha?: siento olor a pan fresco, una torta en el horno, etc. ¿O voy para la izquierda? Se oye el ruido del agua, olor a mar…
Una palabra, en lo que hemos dado en llamar texto plano, nos daría una indicación también plana, menos vívida. Evidentemente Cortázar supo cómo hacernos seguir una dirección de este modo que decimos, solo a través de indicaciones escritas (planas). Pero con la realidad virtual, con la narración sensorial, se redoblan las indicaciones para sentirnos exactamente en el sitio descripto y que, en este caso, debemos elegir: ¿cocina o río?
En el workshop, probamos con elementos más complejos. ¿Qué significa esto? Olores más complejos (sangre, miedo, colonia barata) lo que nos permitió entender, lamentablemente que, al menos hoy, esta posibilidad de experiencia sensorial, solo puede darse en instalaciones, ao vivo. Puede ser una película también, pero no dejaría de ser una especie de instalación ya que la sala debería estar preparada, por ejemplo, con difusores de olores. Lo que quiero decir es que aún no podemos llevarnos una película a casa y vivir la experiencia en su totalidad. A menos que te vendan el ventiladorcito, el frasquito de perfumes y etc. ¡Un KIT! Que ahora que lo escribo me parece una brillante idea.
Hay algunas aplicaciones, pero no sé si tienen el mismo resultado. Iremos viendo. En esta nota, pueden oir a uno de mis ídolos, el Dr. Cheok que ya está anunciando todas esas posibilidades (los cinco sentidos) y explica cómo sería. Aunque parece ciencia ficción, al escuchar sus explicaciones, no me parece para nada una cosa imposible o tan lejana.
El sentir, estaría dado por pulsiones eléctricas semejantes a las que se logran para los sentidos del oído. Su explicación de por qué algunos sentidos son más viables que otros es muy fácil de entender. Vale la pena oírlo. En el caso del sonido, para mí es algo no sólo no tan lejano, sino todo lo contrario, bastante cercano: yo tengo una mamá biónica. Quedó sorda y le hicieron un implante coclear. Cuando le pusieron, mediante cirugía el dispositivo dentro de la cabeza, nos explicaron cómo era la cosa. «Tu mamá no oye más, pero cuando hablás, le llegan como impulsos eléctricos que ella debe traducir». Lo explico más fácil: yo hablo y mis palabras le llegan como golpecitos. Esos golpecitos deben ser “traducidos» por mi mamá. Mi mama dice: me llega este golpecito (sonido) que es una A y así sucesivamente. Algo así. Estoy tratando de explicarlo para que se entienda.
Y esto es más o menos lo que estaría explicando Cheok: “Es decir, entrar en una web, seleccionar una receta, conectarse unos sensores y… disfrutar a través de estímulos, en tus sentidos, del placer de la alta cocina. Tu cerebro interpretará aquello como la más deliciosa de las comidas, aunque en términos nutricionales sea la nada absoluta”. Todo se explica a partir de lo que hoy se puede digitalizar (lo que es numérico) y lo que aún no se puede, pero que se le encontrará una solución.
Dijimos olor a bosque, a pan recién horneado, pero vayamos a descripciones más complejas. Boyle nos dio de probar (o de sentir con la nariz) olor a colonia barata, a sudor, a sangre, a miedo. Y entonces esto resultaba realmente más interesante.
Obviamente, como ya dijimos, para estas esencias, se necesitó también de un químico y de un perfumista o ambos. ¿Cómo se distinguen olores de sensaciones (frio) u olores reales (sangre) aunque uno no esté acostumbrado a saber exactamente cual es ese olor? ¿Se saca la esencia de? Seguramente, el olor a miedo debe, indefectiblemente, asociárselo con otras cosas.
Cheok lo llama “realidad mixta” porque aúna y porque sobrepasa los límites de la realidad aumentada y de la realidad virtual.
Una cosa muy diferente es lo que propone Microsoft NormalTouch y TextureTouch aunque se ofrezca como si fuera lo mismo. Como se ve en el video, no es que yo “siento” digitalmente o no las texturas, sino que la realidad virtual me muestra cómo sería dicha textura. Acá definitivamente es solo realidad virtual y no realidad mixta o multisensorial. ¿Se entiende la diferencia? Con el video queda clarísimo
Similar es lo que propone La empresa francesa Go Touch VR que creó un dispositivo llamado VRtouch que se sujeta a las yemas de los dedos.
Antecedentes
La realidad virtual moderna es una delicia para los sentidos. Bueno, al menos dos de ellos. «La vista y el sonido han sido la base de los entornos de RV», dijo Benjy Li, investigador postdoctoral del Laboratorio Virtual de Interacción Humana de Stanford. (…) la siguiente evolución radical en la RV podría venir a través de la nariz (y/o boca).
Aumentar las representaciones teatrales con aroma no es un truco nuevo (…). En 1959, la tecnología AromaRama hizo su debut con la película La Gran Muralla. Este sistema era capaz de distribuir los olores a través del sistema de aire acondicionado de un teatro y el cambio de olores cada 90 segundos. El New York Times no quedó impresionado, y ahora que lo leo y que lo pienso, su crítica es muy acertada. ¿Cómo hacés para “cortar” un olor y que comience otro? Se supone que los perfumes, esencias, etc. persisten…
«El beneficio artístico de esto aquí se demuestra que es nulo», dijo Bosley Crowther, crítico del NYT. «Mientras que los olores se olfatean en el teatro, a medida que el cuadro va avanzando, más o menos en la naturaleza de ciertos olores que se puede esperar que acompañen a ciertas escenas, la exactitud de estos olores es caprichosa, por decir lo menos, y el flujo de sensaciones de la’ pista del olor’ es muy irregular».
La escasa recepción de AromaRama no detuvo la introducción de un sistema similar, apodado «Smell-O-Vision«, unas semanas después, para la liberación del romántico misterio Scent of Mystery. A diferencia de AromaRama, utilizaba difusores situados bajo los asientos del auditorio. Tampoco dejó huella.
Las películas de Scenting hicieron un breve regreso en 1981, cuando el director John Waters lanzó Polyester, que utilizaba la tecnología Odorama. El dispositivo nunca superó la etapa del prototipo.
El equipo de investigación de Li, en la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, sigue investigando y considera que estas experiencias de RV, cuando suman aromas y sabores, sus efectos terapéuticos pueden multiplicarse. Por ejemplo, el olor de la pólvora se puede utilizar en el tratamiento de ciertos casos de PTSD, o lavanda, para crear un efecto calmante.
«¿Qué pasa si un día somos capaces de mostrarte, en realidad, un trozo de bistec, con el olor y el aroma que lo acompaña, y lo cortas y sientes su (calidad de tierno), y disfrutas de cada bocado?» Esto ya existe y se llama Vocktail. Desarrollado por Nimesha Ranasinghe y su equipo de la Universidad Nacional de Singapur, el Vocktail engaña a los sentidos, a través del uso de la luz, el olor y el sabor «virtualizado».
No entiendo muy bien esto. ¡Dame el cocktail verdadero y listo!. Si ya tengo un elemento en mi mano… no se entiende tan bien la diferencia. Se supone que lo que debemos lograr es que la app, que allí muestran, nos provoque las mismas sensaciones con el vodka en la pantalla…
Ranasinghe lo propone como algo experimental y de personalización. Eso podría tener más sentido: color, sabor y olfato para crear una experiencia de sabor ajustable a las preferencias específicas del usuario ya que permite a los mismos crear nuevos sabores: «Imagina que quieres probar un mojito con un toque de chocolate o fresa». Aunque sí integran sensores similares a los que proponía Cheok: los electrodos te envían una corriente eléctrica leve a tu lengua para generar «sabores virtualizados». Variando el amperaje de la electricidad a través del circuito (es decir, su lengua), el Vocktail simula salado, amargo y dulce.
Project Nourished está trabajando en una configuración similar, que combina auriculares, un difusor aromático, auriculares de conducción ósea, utensilios virtuales y alimentos impresos en 3D para simular casi cualquier tipo de alimento en cualquier entorno. En este caso en particular, también el trabajo en equipo, multidisciplinario, es fundamental. No sólo como sushi, sino que hay un “escenario”, un entorno virtual que acompaña para intensificar esto que estamos tratando de simular: sensaciones. El sushi se acompaña con imágenes de un país oriental, con sonidos relajantes, etc.
Camsoda ha desarrollado una máquina de perfume VR que llama OhRoma. Ojo donde abran este enlace. Es un poco… sexy.
De más está decir, antes de continuar, que la mayoría de las experiencias que hemos citado, refieren a ámbitos gastronómicos. Lo señalo para que los que no disfrutan de la comida, o me miran con cara de “qué alma de gorda tenés”, entiendan que comer tiene que ver con todos los sentidos y es más que engullir sin razón (igual es verdad que tengo alma de gorda, y no solo alma). Es la acción que engloba a todos los sentidos. Debería pensar si hay otro verbo (acción) con esta capacidad.
Nourished, sin embargo, pareciera que está utilizando los sentidos del comer para que comamos sin culpa… ¡y no engordemos!. Los odio.
La realidad es que podríamos corrernos de lo que resulta más obvio, y llegar a olores de hospitales, olores de miedo -como veníamos diciendo- u olores que puedan ayudarnos en otros ámbitos quizás menos “superficiales” o más interesantes para los ámbitos de estudio. Pienso y me salen cosas como olor a tiza, a libros… Aunque éstos dejarán de existir. Lo que quiero decir es que la cosa puede extenderse a otros espacios en los que los sentidos puedan ser útiles más allá de los de los placeres terrenales.
Resumiendo, nuevos modos de storytelling. Nuevos modos de contar, inmersivos. Nuevos modos de entender las líneas «planas» del relato, enriqueciéndolo. Nuevos entornos virtuales. Contar con los sentidos. Esa es la cuestión. Con TODOS (los sentidos).
Grace Boyle es la fundadora y directora de The Feelies, una productora colectiva multisensorial de proyectos VR. The Feelies lanzó dos proyectos multisensoriales VR en 2017: el primero LeMusk, un film VR inmersivo dirigido por AR Rahman; el segundo es el resultado de un proyecto de dos años en colaboración con Greenpeace que cuenta la historia de Munduruku, pueblo indígena de la Amazonia brasileña, que resiste planes de construcción de un complejo hidroeléctrico que inundaría la selva.
Owain Rich es un realizador audiovisual que trabaja en la NBC, Left Field en New York. Se especializó en el desarrollo de técnicas para la innovación en el periodismo. En 2016 creó Trafficked, una pieza para Oculus Rift, basada en la problemática de la trata de personas que fue la que pudimos ver en el workshop.
Bertie Millis es el Director Ejecutivo y cofundador de Virtual Umbrella, Reino Unido. La misma tiene como misión ayudar a comercializar proyectos y tecnologías inmersivas, con demostraciones en vivo, creación de contenido, social media management y posicionamiento.
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