El sábado a la noche, me fui a ver un espectáculo que se anunciaba de la siguiente manera: “Fusionamos artes visuales con música en vivo, generando experiencias que intervienen el espacio físico”. Por lo que mostraban como fotos, pensé que se trataba de un mapping. Por suerte no se presentaron como creadores de ello, sino, realmente era para darles con un caño. Lo único que puedo decir es que una intervención también debería tener algún sentido… el sentido de “intervenir” (ya que estamos…).

Empecemos a desmembrar los conceptos. Mapping es un mapeo, es hacer un mapa de. Sin embargo, hoy, cuando hablamos de mapping en la era de Internet, nos referimos a algo más. A una proyección de imágenes sobre una superficie. Pero no solo eso. Entendemos casi de manera obvia que ese mapeo, esa unión de puntos, ese trazado, intenta un recorrido, una historia, una narrativa. Intenta decir y contar algo. Eso es lo que lo diferencia de una simple proyección o de entender a la tecnología como herramienta y no como contenido en sí mismo.

Hace casi 10 años que lucho con la misma intensidad por el tema de la realidad aumentada. Una cosa es que alguien logre “técnicamente” un producto con realidad aumentada, y otra cosa muy distinta es que ese producto cumpla con el objetivo esencial de esta tecnología que es la de “aumentar” la información, a nivel de contenidos.

No quisiera repetir los buenos y malos ejemplos que daba en las clases de la maestría sobre realidad aumentada. Pero pueden recordarlos en este post.

Con el mapping y las proyecciones, e incluso con las intervenciones, sucede lo mismo. Uno puede lograr a nivel “técnico” una buena proyección. De hecho, la que vi el sábado era una proyección preciosa. Pero de narrativa… ni una muestra gratis.

Fui a una terraza con Lukas Meier, un animador suizo que está en Buenos Aires con un super proyecto que incluye, entre otras cosas, mapping. Eso me hizo sentir mucho mejor porque no me sentí sola en el sentimiento. En general, los que me conocen, me tildan de demasiado crítica, exigente, detallista, etc. Pues esta vez, estaba con alguien que pertenece también al otro lado del mostrador: el de la pura tecnología (cosa que yo desconozco casi por completo).

Lukas es VJ. Esto podría ser tema de otro post, pero por ahora lo incluiremos acá. Lukas pasa animaciones mientras el DJ pasa música. Lukas hace que la imagen acompañe a la música. Pero él sí lo hace concienzudamente. ¿Esto qué significa? Significa que cuando escucha una canción, no proyecta cualquier imagen sino que pone una animación que guarde, de algún modo, relación, con esa canción que está sonando. No es random. Además las animaciones son propias. Cosa importante para lo que sigue.

Los mapping de Lukas sí son un buen ejemplo de tecnología con criterio, porque toman en cuenta a la inclusión de la misma en función de algo, de comprensión del concepto, de laburo verdadero de intervención, de búsqueda de un hilo y, como resultado, de un mapping que cobra sentido. Narrativa y tecnología van de la mano y no sólo preciosas imágenes que se proyectan en un precioso edificio, sin absolutamente ningún sentido más que el del espectáculo de luces y sonidos.

Si miran la primera imagen, se ven unos astronautas. ¡El edificio es el del Astros!. ¿Hay relación o no?. Por supuesto que sí. La imagen reconfirma la palabra.

 

 

Si miran la segunda imagen con detenimiento, se ve que hay una conversación. El de más arriba, le habla al de más abajo. El personaje de más arriba, se agacha, se comunica. Un mal ejemplo sería -hecho que lo vimos el sábado- que el tipito de arriba, por ejemplo, ¡estuviera mirando para el costado o para arriba!. Este mapping llama a la conversación, literalmente hablando. Ejemplifica en imagen la historia que se está narrando.

Lo que vimos el sábado fue algo muy bello. El día era hermoso, la terraza preciosa, y los edificios sublimes (incluyendo el Barolo). Pero entonces, ni me digas que es un mapping, ni me digas que es una intervención. Porque si insistimos en que uno de los objetivos de este tipo de acciones es «intervenir» la realidad, deberíamos, efectivamente, hacerlo. Y hacerlo implica crear algo que se entrecruza, algo que comienza en algún lugar y sigue en el otro. Algo que existe porque la plataforma lo explica, lo sustenta, lo apoya, lo dibuja, lo ejemplifica. Si no, son cosas que van en vías paralelas. Y las paralelas, nunca se cruzan.

Es un poco lo que me pasó con esta historia del book jockey que expliqué en el último post. Una sucesión de cosas no crea historia por sí misma. La tecnología tampoco. Lo que hoy llamamos storytelling es contar una historia, posiblemente de otro modo. Con formatos y plataformas y dispositivos más innovadores, pero siempre implica contar algo.

Cuando era muy chiquita, mi papá sonorizaba las películas familiares. Entonces, a mis hermanas y a mí nos encantaba robarle los discos para escuchar esos sonidos extrañísimos, fuera de contexto: arranque de un motor, agua cayendo en el techo, alguien masticando chicle, etc. Pero, para nosotras, esos ruidos solo podían ser utilizados para ponerle cierta gracia y referencia al taconeo del soldado que hacía el cambio de guardia en el Palacio de Buckingham. ¡Y les aseguro que era un trabajo arduo!. Que el trrrum del bombo coordinara exactamente con la imagen del soldadito taconeando y, tocando el bombo…Si no hubiera sido así, hubiera podido poner La macarena de fondo y listo.

En el caso del espectáculo del sábado hubo un par de cosas más que me pusieron de mal humor. No voy a dar el nombre del grupo organizador porque no es mi intención criticar en particular a alguien, sino más bien ensalzar a quien lo hace bien, en este caso Lukas, y explicar lo más correctamente posible los nuevos términos tecnológicos que van surgiendo para que no sean mal utilizados, abusados, etc. Pero lo tengo que decir. Cuando todo terminó, pasaron los créditos. No figuraba ningún animador así que, para colmo, creo que todo lo que proyectaron es robado. Y tampoco pusieron los permisos o agradecimientos de los pobres edificios que sirvieron de canvas. Esto no sería terrible (todos robamos un poco en función de otra cosa) pero no cobramos 200 pesos la entrada ni hacemos esperar casi dos horas al público para que consumamos bebidas y comida que, por supuesto, no estaban incluidas. Eso no se hace. De la música ni qué hablar. Hubieran puesto Bombón asesino y hubiera tenido más sentido…

La realidad aumentada es una tecnología que aumenta una información. Un mapping es el trazado de una historia que se imbrica en el fondo, paisaje o canvas. Una intervención “interviene” algo. Una proyección es una proyección. Las cosas por su nombre.