Todos saben que soy una adicta a las películas y, como tal, veo todo. Cuando una es una viciosa no hay drogas “buenas y malas”, hay drogas. Y eso me pasa con el cine. Esta vez, y como prueba definitiva de que veo cualquier cosa, le tocó el turno a la peor película del milenio y que, sin embargo, me motivó a recordar a los flashmobs que, seamos sinceros, están prácticamente muertitos.
La historia es así: la semana pasada veo que sale la peli Step up revolution que es sintetizada de la siguiente manera: “La historia se centra en una joven ‘niña de papá’ que se enamora del líder de un grupo de baile que organiza flashmobs por amor al arte. Cuando el padre de ésta quiere demoler el barrio donde viven los bailarines, la chica insta a sus compañeros de baile a que utilicen los flashmobs para reivindicar”.
No sabía cuál de todos los aspectos la hacía peor: si la niña rica que se enamora del meserito pobre, si se puede llamar líder a alguien que organiza flashmobs por amor al arte, la hermana que le pide que tenga un trabajo como la gente, la historia aburrida, vieja y trillada de un padre que quiere arruinar el barrio “pobre” del novio “pobre” que tiene su hija “rica”, o si tan solo el hecho de que se trate de flashmobs y se llama “revolution” (casi un oxímoron).
En todo caso, era mi deber verla y así lo expresé en un post en Facebook: “Es así Ines Roggi, para eso estamos… ¡para sacrificarnos! «La historia se centra en una joven «niña de papá», que se enamora del líder de un grupo de baile que organiza flashmobs por amor al arte». Ur dio… y bueno, ¡habrá que verla!”.
Detalle importante: Inés es mi compañera de rutas en lo que concierne a películas del sistema Bollywood y a toda película que tenga un baile incluido (tema que ya expliqué en otro post y que me es muy cercano). Esto nos llevó a compartir comentarios de todo tipo, incluyendo lo aberrante que nos había resultado la nueva versión de Fama y a repetir mil veces un gestito que hace la estrella de Bollywood, Shahrukh Khan, en la película Rab ne bana di jodi.
Pero vayamos a lo que nos convoca. Hace unos años, escribí una nota para Educ.ar sobre los flashmobs. Hoy, casi tres años después, me enfrento a una película que habla de ellos. Primero juzgo, luego reflexiono. Y la verdad es que la película me encantó (al mejor estilo Betina, faltaría decir: me pareció la mejor película del mundo). Siendo la peor película del mundo, la pregunta entonces sería, ¿por qué?. Se los contesto al final.
Para empezar quisiera transcribir la nota ya que me evitará dar una introducción al tema:
El otro día, leíamos una noticia bastante especial acerca de los acontecimientos llamados flashmobs. La nota destacaba la posibilidad de un aspecto violento en esos eventos. Intentaremos, en primer término, describir y explicar el nuevo concepto y, en segundo término, reflexionar sobre la posibilidad de desestimar lo negativo de la acción, porque creemos que es un error culpar a las redes sociales como partícipes e iniciadoras de estos acontecimientos que, solo en algunos casos, devienen violentos. Con ese criterio habría más de un encuentro que debería cancelarse (partidos de fútbol, clases, reuniones en colegios u hogares, etc.). La dualidad posible de una acción no implica que la acción per se sea errónea.
¿Qué son los flashmobs?
Según la Wikipedia, “Flashmob, traducido literalmente del inglés como ‘multitud instantánea’ (flash: destello, ráfaga; mob: multitud), es una acción organizada en la que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente. Suelen convocarse a través de los medios telemáticos (móviles e internet) y, en la mayor parte de los casos, no tienen ningún fin más que el entretenimiento, pero pueden convocarse también con fines políticos o reivindicativos”.
(…) Un poco de historia
Seguimos con la ayuda de Wikipedia: ‘El fenómeno de los flashmobs comenzó con la publicación en octubre de 2002 del libro del sociólogo Howard Rheingold (…) Smart Mobs: The Next Social Revolution (Multitudes Inteligentes: la próxima revolución social). En este libro, el autor predecía que la gente usará las nuevas tecnologías de comunicación (internet, teléfonos móviles) para autoorganización’ (…).
‘El primer flashmob se organizó en Manhattan el 3 de junio de 2003 por Bill Wasik, editor junior de Harper’s Magazine. (…). Este primer intento ha sido un fracaso (…). El primer flashmob que tuvo éxito se realizó el 17 de junio de 2003 en Nueva York, EE.UU., en el departamento de ventas de Macy’s. (…)’.
¿Y en nuestro país?
‘El 18 de noviembre de 2006 se organizó en Buenos Aires, Argentina, la primera reunión de este estilo conocida en esta parte del mundo: una guerra de almohadas. (…). El 21 de enero de 2007 se realizó otro flashmob en la rambla Bristol, cercana al Casino de Mar del Plata de la turística ciudad de Mar del Plata. En Rosario, el 27 de octubre de 2007 fue anunciada una guerra de almohadas en el Monumento Nacional a la Bandera. También en Rosario, el 2 de diciembre de 2006, se anunciaba otra guerra de almohadas en la plaza Pringles (…). En Tucumán, el 13 de mayo de 2007, se realizó otra guerra de almohadas en una pileta pública en desuso, en un parque céntrico de la ciudad’.
Objetivos de los flashmobs
Como es habitual, los objetivos son unos y luego van cambiando, evolucionando o degenerando, expandiéndose, derivándose, etc. Veamos hasta el momento qué podemos sacar como conclusiones o líneas generales:
Empezaron con el solo objetivo de divertir, asombrar, impactar, reunir… Pero, como decíamos, hubo derivaciones. (…). Como podrán ver, hasta el momento, hablamos de un objetivo meramente de diversión. Un objetivo sin objetivo o perche mi piace. Sin embargo, los flashmobs, en algunas ocasiones tienen metas muy claras. La capacidad de convocatoria no puede ser desperdiciada. Autoconvocatoria, autoorganización… De eso hablaba Rheinghold.
Política
En una monografía enviada por Yesica Ivone Zárate, que se titula: “Flashmobs: ¿colectivo disidente o nueva forma de subjetividad política?”, hay varias cuestiones en las que no entraremos, pero que podrían ser disparadores en el aula al momento de reflexionar sobre estos encuentros. Leemos: “(Jacques) Ranciere considera al acto político como un hacer fuera de lugar. (…). Según este autor, esta constitución no ocurre dentro del orden social y político establecido, se realiza fuera de las instituciones. El acto político se origina a partir de aquello que no cuenta en las instituciones de ese orden y que está excluido de ellas. Ese acto no refleja un conflicto de intereses ni de interpretaciones, sino que instaura otra forma de hablar, percibir y sentir. Este autor considera que el protagonista es el colectivo disidente. Los participantes del colectivo tienen que acometer la tarea de desatar aquello que los ata al orden establecido”.
A partir de este enunciado, es evidente que un flashmob puede, perfectamente, considerarse un acto que refuerza, convoca y dispara una plataforma política.
Objetivo social o reivindicativo
En este caso, los ejemplos son más claros. Un grupo de gente que pertenece o no a un partido político convoca con actitud solidaria para pedir o simplemente para comprometerse con una causa de la que posiblemente la política de un país debería encargarse.
La consigna de OXFAM con su flashmobs de mujeres embarazadas bailando break dance bregaba: “Si usted piensa que esto es peligroso, trate de dar a luz en países pobres sin comadrona, hospital o medicina”.
Publicidad
La publicidad no podía quedar afuera ya que los flashmobs ofrecen una estrategia inédita y llamativa que atrae a miles de personas. El mejor modo de conseguir publicidad gratis es, por definición, hacer algo original y muy divertido. Un ejemplo es el de la campaña de T-mobile en Liverpool.
A mí me siguen pareciendo mucho más interesantes los convocados al tuntún, sin actores… pero claro ¡yo no quiero vender nada!
Misceláneas: Festival, foro, etcétera
Hybrid se llamó y al concepto de híbrido hizo referencia, ya que esta convocatoria podría enmarcarse en el apartado de la publicidad pero también en el apartado actitudes reivindicativas: “Una nueva oportunidad para demostrar la capacidad creativa”.
Zinkproject y Amnistía Internacional pusieron en marcha, en el 2007, la primera edición de Hybrid, primer flashmob festival de guerrilla publicitaria. Tenía como objetivo difundir entre la joven comunidad creativa iberoamericana los nuevos formatos de comunicación como el marketing viral y la “publicidad guerrilla”.
Y en este híbrido multimediático, multiobjetivo, multitodo, no quedó afuera la educación. Dijo en ese momento la directora de Zinkproject, Natalia Martin: “Estamos viviendo una época de cambio absoluto en los formatos y conceptos comunicativos, donde el marketing viral, el ambient media, el advergaming, la revolución blog y fotolog y los contenidos mobile viral son solo el principio. El único camino hacia el futuro de la comunicación pasa por la educación”.
Flashmob TV es una base de datos interactiva en la que se almacena toda la información y noticias relativas a esta creciente comunidad de activistas flashmoberos. Es una especie de foro en el que se puede conversar sobre el tema, convocar, reflexionar, etcétera.
Uno especialmente creado para los niños
En San Francisco, Estados Unidos, algunos niños participaron de una “batalla de la moda” al son de un hip hop, convocados por la marca sueca H&M para presentar una nueva colección.
Así lo define Jean-Luc Raymond, responsable del blog francés mediaTIC: «Un flashmob aparece y desaparece en un segundo. Es una burbuja individual y una reunión colectiva al mismo tiempo, una experiencia tribal e infantil en partes iguales”. Le Monde dijo: “Una ‘aglomeración-relámpago’, un extraño ritual urbano”, y Yahoo.fr opinó: «La moda de la ‘muchedumbre relámpago’, nuevo happening de masas».
Flashmob y happening: ¿primos lejanos? La Wikipedia dice: “Happening (de la palabra inglesa que significa evento, ocurrencia, suceso). Manifestación artística, frecuentemente multidisciplinaria, surgida en los 1950 caracterizada por la participación de los espectadores. (…). La propuesta original del happening artístico tiene como tentativa el producir una obra de arte que no se focaliza en objetos sino en el evento a organizar y la participación de los ‘espectadores’, para que dejen de ser sujetos pasivos y, con su actividad, alcancen una liberación a través de la expresión emotiva y la representación colectiva. (…) El happening en cuanto a manifestación artística es de muy diversa índole, suele ser no permanente, efímero, ya que busca una participación espontánea del público. Por este motivo los happenings frecuentemente se producen en lugares públicos, (…).”.
Varios son los motivos y tipos de convocatoria: gimnasia en una calle, freezado de multitudes, búsqueda de libros inexistentes en una librería, encuentro simultáneo de ninjas, personas que caen simulando una enfermedad, interrumpiendo el tránsito en Río de Janeiro, gente que cae cual dominó, seguidores de Michael Jackson, o el que les dejo que, aunque no es uno de los mejores…. me ganó la emoción. (¿A quién no le roba un par de lágrimas escuchar la música de La novicia rebelde de tanto en tanto?)
Todo muy lindo, ¿y la película?. Bueno, la cosa es así: la película es mala porque la historia es trillada, los actores dejan bastante que desear, la danza final e intermedia de la protagonista definida por su profesora misma es “aburrida” y etc. Pero la verdad es que hay varias cosas que no puedo dejar de rescatar.
Es una película sobre un hecho tecnológico (aunque posiblemente ni los autores se dieron cuenta), el flashmob que, aunque esté en sus finales (insisto, no tuvo el éxito que posiblemente pudo haber tenido como es el caso también de los lipdub), deviene protagonista y excusa, en todo caso para mí, para explicar algunos conceptos y debatir otros.
En esta peli, los flashmobs se dividen en dos: aquellos que solo están para divertirse, como decíamos al inicio, y otros que tienen definitivamente un objetivo social. Estos segundos, evidentemente, son los que más me interesan y, casualmente, son los que más características de flashmob tienen entendiendo a éste como un suceso espontáneo que se produce en una situación natural y donde sus protagonistas, hasta el momento de “la largada”, son parte del escenario.
Es el caso de dos en particular en esta película. El primero se da en la municipalidad para intervenir una reunión muy importante en la que, justamente, se juega el futuro del “barrio pobre”
El segundo se da ya al final cuando parece que todo está perdido y en el que los muchachos demuestran destrezas más que increíbles y, por producir un “disturbio público”, el niño malo (y rico por supuesto) de la película llama a los polis que ¡oh casualidad! también son parte del flashmob . Es decir que cumplen con esta “consigna” de que, en realidad, están en medio de una situación cotidiana y, de pronto, estalla la locura y no un acting que “llega” de afuera.
Sin embargo, y “por amor al arte”, voy a dejarles también uno de los ejemplos de un flashmob que poco tiene que ver con un marketing de guerrilla o de intervención ciudadana pero que es realmente bello y que no cumple con lo que entendemos por flashmob exactamente, por lo que decíamos antes (medio del escenario, acting externo, etc). Yo lo llamaría intervención o performance.
Algo que no se cumple en ninguno: todos son integrantes de un mismo grupo que ensaya, por días, las coreos. Nada de espontáneo, ni de convocatoria por redes…Pero sino, ¡no sería una película!. Sin embargo, sí hay algo que los identifica con las redes. En realidad, su objetivo primero (antes de conocer a la chica rica, enamorarse y volverse un ciudadano responsable y comprometido), Sean, el líder, y su grupo quieren hacerse famosos. Su lema pasa de ser: “queremos ser conocidos porque somos hermosos, super creativos, narcisos, etc.” a “somos la voz del pueblo” (no sé si reírme o llorar). Para ello, sí eligen las redes sociales y, acá, otro término para aprender o rescatar: viralización. Los muchachos quieren participar en youtube en un concurso que si logran que su video sea visto por un millón de personas (o no sé cuantas) se ganan no me acuerdo qué.
Sigo con las “cosas lindas”. Esto se llama ¡sacarle hasta la última gota de jugo a un kinoto!…
Cada vez que finaliza un flashmob, un artista callejero, Michael ‘Xeno’ Langebeck (colombiano de origen), deja una obra de arte como firma del mob. Algunas son increíbles…
Otros “artistas” a destacar son los bailarines que por supuesto tienen un caudal de destreza incalculable. Entre ellos, otra palabra para aprender, hay dos parkours. Dice la Wikipedia: “Parkour, también conocido como l’art du déplacement (el arte del desplazamiento), es una disciplina que consiste en desplazarse de un punto a otro lo más eficazmente posible, usando principalmente las habilidades del cuerpo humano. Esto significa superar obstáculos que se presenten en el recorrido, tales como vallas, muros, paredes, etc. (en ambientes urbanos) e incluso árboles, formaciones rocosas, ríos, etc. (en ambientes rurales). Los practicantes del parkour son denominados traceurs (traceuses en el caso de las mujeres)”. La verdad son espectaculares.
Bueno, qué les puedo decir. Que estoy demasiado contaminada y que todo lo que refiere aunque sea, mínimamente, a las nuevas tecnologías me parece per se bueno?. No lo sé, no lo creo. Pero sí sé que siempre intento sacar algún detalle hasta de la peor película. A veces solo un baile, una canción, un vestido…
Pero para que vean que puedo ser objetiva, aunque yo parezca ser bastante subjetiva en cuanto a esto se refiere, les dejo una crítica que ¡los destroza! Y con mucho humor… cosa que también me interesa mucho.
PD: está permitido legal y moralmente hacer forward en el 70% de la película.
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