Intentaré, en este post, hablar sobre lo que a mí me parece son, a la larga, las verdaderas intenciones de estos nuevos productos de Google: Ingress, el juego de realidad aumentada y Google glass.

La cosa es así: hace un tiempo, se anunció que saldría Ingress, un juego de realidad aumentada de la mano de Google. En su momento, recuerdo que salió un video alucinante y, como de costumbre, era solo un video. No se entendía muy bien cómo se jugaba, no se podía jugar aún en la Argentina, etc. Y lo dejamos en la incubadora.

Poco después, nos pasó con Google glass. Mucha algarabía, muchos videos y los resultados… poco y nada. Siempre entendiendo por malo o bueno algo que guarde relación con lo que nos atenía: la realidad aumentada.

Pero ahora, y luego de discutir con mi compañerito de discusiones geek varias, (de ahora en más Sr. T.), de leer unos cuantos artículos y de reflexionar sobre cómo podrían aplicarse todos estas «cositas» a proyectos que me interesan, me dí cuenta de que Google quiere solo una cosa. Y es por eso que no «cumple» con ciertos requerimientos o que «actúa» de cierta manera según los intereses de los ojos que lo miren: quiere nuestra información.

Todo lo demás son pantallas, desvíos, cortinas de humo. Al menos así lo creo yo. El Sr. T. difiere completamente. Posiblemente me confunda y mañana tenga que escribir un artículo desdiciéndome de todo lo que he dicho (no sería la primera vez) pero por el momento, es como hablar en voz alta y les relato mi razonamiento.

Vayamos primero por los Google glass que NO son el tema principal de este post: cuando Mariano Firt, explorador de Google, dió la conferencia en la Universidad de Palermo y se explayó sobre los mismos, una de las cosas que más me impactó fue la siguiente:  el código fuente de los anteojitos es open source y se basa en android: kernel de Google Glass, bajo licencia GPLv2.

Esto implicaba cierta apertura que es difícil de creer en un gigante como Google. ¿Nos permitirá llevarnos parte de la torta?. De hecho, en ese momento, hasta se hicieron bromas respecto a Ray Ban ofreciendo, en breve, sus propios anteojos Google. Teniendo el código, solo les restaba poner sus típicos marcos y listo. Y ahí fue cuando Mariano también empezó a hablar sobre la base de datos Google, sobre la información o mejor dicho el modo de selección de la información. El envío «a la carta» de la misma y, entonces, fue cuando empecé a masticar esta idea de que había algo más, de que el objetivo de Google iba por otro lado. A Google, reitero, para mí, los «armazones» le interesan poco y nada.

Google va A por la información (como dirían los españoles). Quiere ser el «master» de la información. Ya no The Master of the Universe,  sino el Dueño del Universo de la Información.

Paréntesis. El Sr. T empieza a jugar Ingress y entonces vuelve el tema. O mejor dicho la disidencia. Veamos por qué

Ingress es un juego de rol desarrollado por Niantic Labs de Google quien tiene a la cabeza a John Hanke, vicepresidente de Google que intervino también en proyectos tales como Google Earth, Google Maps y StreetView. Para jugarlo, se necesita un teléfono inteligente (Smartphone) o una tablet que cuente con sistema operativo android. Por ahora, usuarios de  iOS, Windows Phone, etc. ¡abstenerse! Y además deben ser habilitados.

Es un juego en el que se «pertenece» a uno de dos bandos (azules y verdes), una especie de Invasión V o cualquier otro juego/serie/realidad de este tipo: unos quieren acoger a los alienígenas y otros los quieren echar. La resistencia y los iluminados. 

El objetivo es salir a la calle, LITERALMENTE, e ir recogiendo energía para uno u otro bando, y otros detalles.

El juego, por supuesto, puede seguirse también en la web porque allí encontramos varias cosas para estudiar, profundizar, accionar, etc. En nianticproject.com, página citada en el mismo sitio de Google con respuestas, hay cantidad de pistas, textos diferentes, indicaciones, etc. Cual verdadera y típica página de hoy, con visos transmediáticos, todo es ficticio pero podrán ir acompañándote en esta travesía ya que parece que serán decisivos en el guión (importancia del prosumer).

Entonces, uno va por la calle y encuentra un sitio al que debe «controlar». Mientras, hay modos de ir «ganando» energía y «tomando» lugares que empiezan a pertenecer a uno u otro bando. Una especie de plantar bandera. No me explayaré en cómo y a través de… se gana energía, se apropia de un lugar, etc. porque eso tiene que ver con el juego y, a mí, lo que me interesa en este momento, es debatir las intenciones verdaderas para crear el juego. Además, porque yo no lo juego. Para eso está el Sr. T.

Ya estamos llegando. Cuando uno «gana» ese sitio, por ejemplo una escuela, una universidad, un restaurant, etc. uno puede comenzar a dar data sobre el mismo. Comienza a compartir información, y cuando digo compartir hablo de (aunque no se explicite) de mandar información a las bases de datos de Google. Jugamos y, como quien no quiere la cosa, le vamos chusmeando a papá Google cierta información sobre cierto lugar.

Y ahí entra la realidad aumentada. Y por eso también es necesario salir a la calle: se comienza a relevar información física real, en tiempo real (año 2013, data de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Medicina, en la calle Córdoba, etc.) sobre la data digital que el google maps nos va mostrando en las pantallas de nuestro celular.

Esto me hace acordar mucho a la discusión que se creó, varios años ya, sobre si proyectos tales como Foldit pedían «colaboración» o » se abusaban » de nuestra amabilidad. Decíamos: «Se apela al internauta como acelerador de la simulación. (…) ciertos pasos de algunos experimentos científicos son calculados con las computadoras, pero pueden llevar años. Entonces, se ha pensado en pedir a los internautas que, siendo muchos, aceleren este proceso. Por ejemplo, el sistema: Rosetta@home. (…) Igual que Seti@home, (… ). Foldit tiene casi el mismo principio: pide que uno “trabaje”, devenga activo. (…) Ellos mismos dicen en su descripción: “Cuando usted juega con nosotros, no está solo divirtiéndose, usted está ayudando al mundo a ser un mejor lugar”. 

Ja. Retomemos. Para el Sr. T. es un juego apasionante. Para mí es un juego que sirve como excusa para tener a millones de jugadores puliendo información. Seleccionando, personalizando data. De más está decir la relación que guarda esto con los últimos millones de artículos, conferencias y debates (en los que me incluyo) sobre web semántica, infoxicación, pulido de la información, curación de contenidos, big data, gamification, data minning, etc.

Por todo esto, también, amamos a Google. Porque no da puntada sin hiloEjemplo y termino. El Sr. T. logró tener control sobre la pizzería Ferreiro. Gran baluarte de mi barrio (y el suyo). Para ello, le fue obligatorio sacar una foto del objetivo y otras cosas (léase actualizar la data de Google). Por supuesto, pudo agregar información.

A continuación, nuestro diálogo:

Betina: – ¿Ves T.?, es obvio que yo tenía razón. Vos estás poniendo información super curada. Google tiene una información con la que no podría contar de otro modo.

Sr. T.: – Nada que ver… Google maps ya cuenta con información de esta pizzería.

Betina: – Claro, dónde queda, si la pizza es de cancha o no, etc. Pero la posta, la neta (como dirían los mexicans), ¿la tienen?. ¿De cuándo es la foto que está en Google, por ejemplo?. Y no sólo eso ¿qué pusiste como info?

Sr. T.l: – recomiendo la calabresa…

Betina: – ¿y a vos te parece que esa información no es mucho más válida, pulida, personalizada, semántica, asociativa, etc. que la que te puede dar Google maps?

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Somos docentes, somos comunicadores, somos productores de contenidos o, como mínimo, trabajamos en ámbitos a los que le debemos cierta reflexión cuando nos enfrentamos a un objeto como éste (aplicación, juego, sitio web, etc.), por lo que intentamos ir más allá de lo que el objeto en sí representa. Por eso cité el concepto de big data o el de gamificación (gamification), sin olvidar mi propia lucha con la realidad aumentada, tratando de encontrarle un sentido para implementarla en mis cursos y, en la educación en general, y no quedarnos solo con su parte tecnológica o de widget.

Los conceptos antes citados guardan gran relación con la premisa de «trabajar», «curar», «manipular» contenido.  Pero más que nada tienen que ver con dar un «valor agregado» a la información. No hay más que «agarrar los libros» y ponerse a leer un poco sobre data minning (minería de datos), «una rama de una ciencia» que estudia cómo correlacionar, asociar, » descubrir patrones», etc. en la vastísima cantidad de información que nos llega, y comunicarla, «traducirla».  Pero, por sobre todas las cosas, en función de algo. Y que por algo está tan de moda.

Con la realidad aumentada ya lo he explicado en más de una ocasión (ver posts anteriores).

Con el tema del Big data, es lo que creo, intento demostrar a través de Ingress: Google sabe -porque posiblemente leyó a Gartner (o lo hicimos nosotros para sacar estas conclusiones) quien en varias ocasiones dijo algo así como que la big data hace a las organizaciones más inteligentes- que un inmenso cúmulo de información, si se trabaja -agrego- provee de gran poder. En este punto les recomiendo escuchar la charla de Juan Ignacio Belbis, que no tiene perdición.

Con la gamificación podría decir que lo he esbozado en algunos artículos anteriores y también incluyo a Ingress. Evidentemente, y en palabras sencillas, tiene que ver con darle un objetivo más preciso al game: es decir que jugar sea también un ejercicio que nos ayuda a aprender «divertidamente». O viceversa: que se puede aprender jugando. Modo que también ya hemos comentado al describir el juego Estarteco.

Quisiera agregar un nuevo juego muy similar a Ingress que posiblemente desarrollen, por el momento, solo el tema de la gamificación, pero que mañana pueda ingresar al mundo de la big data también: Gbanga se maneja de manera muy similar a Ingress: propone salir a la calle «real» y, a partir del juego, «devenir más influyente», que no es otra cosa que «tener control», en un contexto de mafias.

Para terminar, lo que se viene: Field Trip. Por ahora solo para US y UK. Habrá que ver si Niantic Labs propone un valor agregado con respecto a Ingress. Acá la explicación del Hanke, again.

La conclusión es simple. Hoy, ya quedan pocos que no se dieron cuenta de que la información es el quid de la cuestión. Sin embargo, saber eso no implica saber qué hacer con eso. Por eso, sigue siendo tan importante continuar investigando los modos para lograr que esa data pueda ser pulida, «barrida», «trillada», asociada, etc.

En el caso específico de los que trabajamos con contenidos, esa es justamente nuestra tarea: purificar, filtrar y analizar la información que se entrega, o ser el mediador para que los diferentes tipos de interlocutores puedan llegar a la información personalizada que necesitan. Surfear la ola… Ser un curador de contenidos o tener a un curador de contenidos en sus filas, implica mucho más que buscar. Implica aprender a encontrar. Implica aprender a reflexionar, a desarrollar una actitud crítica frente al tsunami informacional.

 

Field Trip debutó!

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