Art Spiegelman:
En el año 2009, escribí una nota que actualicé en el 2012: “Educación, arte, TIC y memoria”. Hoy, entiendo que vuelve a resultarme importante recordarla no sólo por la efeméride sino también porque mucha agua bajo el puente ha pasado y es importante remarcarlo.
¿De qué agua hablamos? Hablamos de una apertura de pensamiento nacional que entiende la importancia de este día como símbolo de algo aún más importante, más pluralista, más global y que nos concierne a todos. Y hablamos de un modo de entender la historia y de transmitirla de un modo más moderno y que se adecua mejor a las necesidades de un nuevo público adolescente.
Retomo y actualizo la nota.
¿Cómo se hace para narrar el horror? ¿Cómo se enseña sobre sucesos históricos que nos dan vergüenza?
Hace unos años, éste fue mi disparador: Maus. Maus es un cómic, una historieta, creada por Art Spiegelman. En ella se narra la historia (en cuadritos) de un sobreviviente de los campos de concentración. El modo mismo de construcción es ya interesante: en dos relatos paralelos participan Art y su padre, en ambos se entremezclan el pasado de la narración y el presente.
En este libro nos encontramos con un modo muy particular de resolver la identificación con máscaras de animales o de personajes que son plasmados directamente como ellos: los judíos son los ratones, los gatos son los nazis, los chanchos son los polacos, etc. No es algo superficial, es su modo metafórico, su adjetivación, su construcción del personaje (suceso en el que Art debe poner una máscara, identificar a su propia esposa con un animal y no sabe bien cuál elegir).
Otra figura importante que me llevó de la gran historia a la pequeña historia personal (o viceversa) fue Ana Frank. ¿Quién es Ana Frank? ¿Qué es el Diario de Ana Frank? En Amsterdam, en la II Guerra Mundial, una adolescente y su familia estuvieron escondidos durante dos años: desde 1942 a 1944, hasta que alguien los denunció. Solo sobrevivieron Otto, su padre, y su diario.
Ana Frank y las nuevas tecnologías
Desde la web oficial de Ana Frank también nos recomiendan la utilización del cómic para desarrollar tareas educativas sobre la persecución de los pueblos. Ésta es una entrevista muy interesante porque habla una amiga de Ana, y logramos, a través de ella, enterarnos de cosas tan específicas o privadas como a qué jugaban de niñas.
Su web ofrece también la posibilidad de ser una escuela “Ana Frank”. Un monumento interactivo: Pega tu hoja en el árbol de Ana Frank.
De hecho, la famosa casa de Anna Frank (Amsterdam) ya figura en Google art project). Hoy, 5 años después, la tecnología se ha acercado a estos personajes en varios formatos y plataformas:
Art Spiegelman: Co-Mix at The jewish Museum, New York es una aplicación para descargar en iPhone y iPad que contiene audios con entrevistas al artista y colaboradores, inspirada en la retrospectiva de su obra. Ana Frank es una aplicación para tablets complementaria al libro original ‘El Diario de Ana Frank’. El software ofrece contenido multimedia, como videos y archivos de audio, entrevistas con personas que ayudaron a la familia de Ana Frank o documentos históricos relacionados. La aplicación también dispone del texto completo del libro, con extractos de audios.
Anne Frank au pays du manga es una propuesta innovadora y disruptiva que permite llevar la historia de Ana Frank a un público joven y fuera del alcance de las estrategias tradicionales de comunicación. El proyecto implica un documental interactivo realizado con figuras del estilo animé japonés.
Pero ¿por qué enseñar sobre el Holocausto? Porque como docentes nos permite señalar y reflexionar con nuestros alumnos sobre conceptos morales, conductas humanas, derechos, responsabilidades, conceptos tales como discriminación, prejuicios, racismo, tolerancia, genocidio, etc.
Los temas se repiten y sin embargo, cada contexto debe ser estudiado en sí mismo. ¿No les suena “obediencia debida”? Adolf Eichmann fue juzgado por los crímenes contra la humanidad cometidos durante el régimen nazi. Cuando se le preguntaba por su comportamiento, él respondía: “Cumplía órdenes”. Igual Rudolph Hess, que se presentaba como un nacionalista al servicio de su país, que no tenía nada en contra de los judíos pero que como prioridad tenía “la obediencia a la autoridad”. Podemos agregar, como elemento de actualización, la película de sobre Hannah Arendt, que dirigió Margarethe von Trotta y que fue muy discutida. Posiblemente, hoy también tendría que ser, junto a Maus y el diario de Ana Frank, objeto de estudio en las escuelas.
La película narra, de alguna manera, los pensamientos que Hannah Arendt fue desarrollando a partir del seguimiento que hace del proceso contra Adolf Eichmann, jerarca de las SS que llevó adelante la logística de «La solución final» y el exterminio de seis millones de personas en los campos de concentración nazis. La realidad es que Hannah cree, a partir de las declaraciones del acusado, que en vez de estar frente a un ideólogo del nazismo, se encuentra con un mediocre burócrata, orgulloso de haber cumplido su tarea con eficiencia. Von Trotta utilizó las grabaciones originales del juicio así que el espectador también puede reflexionar escuchando al mismísimo Eichmann y sobre su concepto de obediencia debida con el que se excusó de sus crímenes. Esta fue una típica defensa que usaron los nazis.
Contexto histórico e imágenes
Estudiar el contexto es comparar, situar y no dejar en una nube. Pero más que nada es saber cuál era el caldo de cultivo, la situación sociopolítica para que algo así pudiera suceder. Recordemos el comentario en la película La ola (Die Welle) (circa minuto 18).
El profesor pregunta: “Estábamos hablando de qué estructuras sociales favorecen el surgimiento de una dictadura. (…)”. Los alumnos comienzan a responder: “Alto nivel de desempleo e injusticia social. (…). La inflación (…). Decepción política. (…)”. Esta película bien podría ayudarnos con el contexto y la posibilidad de un retorno. De hecho, al finalizar la Primera Guerra Mundial, Alemania está sumida en una profunda crisis económica.
En este sitio se habla de la Segunda Guerra Mundial. Lo que proponen es una mirada multimedia de algunos años. Han puesto a disposición lo que ellos mismos han dado en llamar “Lecciones de historia” hechas cine (o al revés). En el mismo apartado, podemos ver imágenes artísticas (la guerra y el arte) a las que antecede la siguiente frase: “Crear para olvidar”.
En todos lados se cuecen habas. No lo olvidemos. Acá hubo una dictadura y si cambiamos Eichmann por Videla, notaríamos que la diferencia es mínima. Testimonios en español (o con subtítulos) de los sobrevivientes. En este sitio podemos escuchar no solo sus voces sino las consecuencias de ese pasado, su dolor, su memoria y su imposibilidad, en algunos casos, de adecuarse a su nueva vida.
Capítulo especial. Arte y Holocausto ¿Cómo se narra el horror?
Para responder a esta pregunta, sugerimos varias partidas. Ellas nos darán un trabajo multidisciplinario que tendrá que ver no solo con el arte sino con la ética, la historia, la literatura, etc.
Por ejemplo, juguemos con la literatura: ¿qué pasa si pensamos en el marco teórico primero? Un estudio de géneros y subgéneros nos vendría muy bien como introducción. ¿Todos los géneros y subgéneros son capaces de resistir a la plasmación del horror? Seamos más precisos: ¿la comedia puede narrar un hecho trágico? Desde Aristóteles existe una preceptiva autoritaria acerca de los géneros, según la cual existe una moralidad de lo trágico y de lo cómico que sirve como límite temático. ¿Benigni no es ético por tratar al Holocausto desde la comedia? Mucho se ha hablado de la película La vida es bella.
Desde la educación, entonces, la propuesta sería la siguiente: reflexionar sobre temas tales como: ¿Cómo se narra el horror? ¿Hay un género específico para contarlo? ¿La comedia puede narrar la angustia? ¿Qué relación guarda la ética con el arte? ¿No son el recuerdo, la memoria y el perdón los únicos conceptos éticos para juzgar?
¿Y qué podemos decir de las escuelas literarias? ¿Realismo, literatura fantástica? ¿Cuál de ellas tiene “derecho a contar”? ¿O lo tienen todas? ¿Verosimilitud? Los autores del fantástico en los años precedentes a la Segunda Guerra Mundial escribieron en un singular clima de contradicción. Adversarios por su género –en tanto sospechosos de escribir una literatura no comprometida, o de evasión– del fascismo triunfante, se veían al mismo tiempo favorecidos en cuanto a su carácter autóctono, como contraposición ideológica a las modas culturales del Realismo.
En este momento, la asignatura Filosofía no nos vendría nada mal: pensar en un análisis filosófico sobre la posibilidad de incluir un género u otro, una escuela u otra, a partir de los conceptos de eticidad o de compromiso político.
Desde la imagen: los relatos en blanco y negro (La lista de Schindler). Desde la palabra, los usos de ciertos tiempos verbales para contar. Las lenguas, etc. Desde la escritura, la elección de una lengua materna o una lengua aprendida para escribir…
Arte, historia y economía
¿Es lo mismo pintar un cuadro en época fascista que venderlo, o lo esconderlo? ¿Y vender cuadros enriqueciendo al régimen? Podemos ayudarnos con la película Monsieur Klein (Alain Delon. París, 1942). Robert Klein lleva una existencia feliz durante la ocupación nazi: tiene un hermoso departamento, un negocio floreciente de venta de antigüedades y cuadros, que no sabemos bien si le pertenecen… Los problemas surgen para él cuando descubre que existe otro señor Klein, de origen judío).
En este apartado tenemos las dos caras de la moneda y varios temas interesantes: el arte como expresión del dolor, el arte como escape, el arte como moneda, la apropiación de las obras de arte, arte como resistencia, arte como documentación, arte como salvoconducto, la propaganda, la censura, símbolos, etcétera.
Hace poco, otra película dirigida por George Clooney, se estrenó en la Argentina: The monuments men. El cine es siempre un disparador. La película es una de las peores que he visto en mi vida. Mala desde todo punto de vista. Sin embargo, me permitió conocer sobre un tema sumamente interesante y que desconocía. Los Monuments men eran un grupo del ejército de Estados Unidos encargado de proteger el patrimonio artístico y devolvérselo a sus dueños que habían sido «desvalijados» por los nazis.
Gracias a esa película, conocí personajes que se humanizaron cuando ví el documental The rape of Europa, por ejemplo, en el que se oye las voces de los verdaderos protagonistas.
o The train, con un Burt Lancaster y Jeanne Moreau, ambos inolvidables e inimaginables.
La memoria: eje transversal por definiciónn. ¿Es mejor recordar o es mejor olvidar? ¿Hay un tiempo entre el suceso y el relato indispensable para contar? ¿Quiénes tienen el derecho de ser portavoces de la narración: los historiadores, los supervivientes, el artista, el ser humano? ¿Qué son la memoria, la emoción retrospectiva, la amnesia deliberada, el recuerdo, el olvido, el perdón, la culpa, la catarsis? ¿Cuál es el lugar de la objetividad en el caso de estos relatos gráficos o visuales?
Dice el escritor Carlos Chernov: “Frente al horror nos quedamos sin palabras. Justamente por eso escribimos, angustiados nos esforzamos por recuperar el sentido, la escritura es lenguaje cargado de sentido al máximo”. Hablar, contar, testimoniar… pueden conducirnos a lo mismo.
“La experiencia del dolor también está conformada por fuerzas culturales, la religión y la clase social. Ciertos estados psicológicos y emocionales como la culpa, el miedo, la ira, la pena y la depresión, lo refuerzan y a veces lo crean. Mientras que el historiador o artista no cuentan con la vivencia del hecho, sino con la referencia”, dice Davis Morris en su libro La cultura del dolor.
El tema de la memoria bien puede tratarse con otra película: Plus tard tu comprendras: Paris, 1987. Mientras el empresario francés Víctor Bastien une fotografías con cartas y recuerdos, los documentos que descubre –incluyendo una declaración escrita por su padre, donde dice ser ario– hablan del destino que les deparó a sus padres durante la guerra. Para su frustración, su madre Rivka (Jeanne Moreau) ha clausurado esa parte de su pasado y se niega a compartir recuerdos con él. Rivka finalmente decide confiarles su pasado a sus nietos, que son los únicos que tienen la posibilidad de modificar el futuro.
Entonces, contamos, callamos, olvidamos, recordamos, gritamos… ¿qué es capaz de hacer un hombre para palear el dolor?
Los juicios de Nuremberg, ¿un final o el principio? ¿Existe la justicia? ¿Cuál es el límite entre derechos de guerra y crimen? ¿Se pueden juzgar actos racistas? Entre el 20 de noviembre y el 1 de octubre de 1946 se llevó a cabo, en la ciudad de Nuremberg, el famoso juicio contra los principales culpables de crímenes de guerra. Algunos lograron escapar (literal y metafóricamente): Himmler, Goebbels y Hitler se habían suicidado para evitar ser juzgados; solo Goering y Hess (que se presentó como “loco”) fueron juzgados en Nuremberg.
No nos hace falta ir tan lejos geográfica o temporalmente. Lamentablemente, tenemos nuestros propios monstruos: Juicio a las Juntas Militares – La sentencia
Los nuevos formatos permiten una preservación de la historia y por ende de la memoria, con un alcance mayor del que hasta este momento se tenía. Estas nuevas estrategias de comunicación utilizando nuevas tecnologías contemplan el uso de videojuegos, aplicaciones mobile, proyectos de comunicación transmedia, uso de códigos QR, entre otros modelos digitales, para ampliar y profundizar en los contenidos.
El acervo cultural, su tradición y su historia es lo que da identidad a un pueblo. Si los perdemos, la historia se desfigura. Es necesario, por lo tanto, encontrar nuevos modos de revitalizar esos valores que nos identifican, y creemos que las nuevas tecnologías ayudarían con la preservación y el estímulo de los jóvenes por conocer dicha historia.
Es por esto que es importante la promulgación de la ley a partir de la historia de una adolescente que deviene símbolo y que podamos valorizarla a través de una herramienta como la tecnología. Porque este público joven que se sentirá identificado está acostumbrado a interactuar con dispositivos digitales.
Entonces, es evidente que la tecnología puede ser parte de esta ecuación. En primer término, por las características en sí mismas que hacen de las nuevas tecnologías, herramientas atractivas para la generación de jóvenes que estamos educando y, en segundo término, porque permiten un desarrollo social y político, una apertura de la comunidad que traerá aparejado una educación más completa y un individuo más comprometido, globalizado e integrado.
Ana Frank, Maus, el Holocausto son casi una excusa para señalar lo que hoy son inquietudes globales que exceden fronteras, religiones, nombres e historias. Enseñar a ser buen ciudadano y, antes que nada, buenas personas, es tarea de todos. Para eso, no necesitamos una asignatura, para eso necesitamos dar el ejemplo, porque el ejemplo empieza en casa y en la escuela.
Conocer, investigar, mirar, informarse, escuchar. Todos tienen que ver con el “otro”. Y para ello hay que discutir, debatir, criticar, opinar, cuestionar. Solo de esta manera tendremos derecho a exigir espacios para poder resolver todo lo que creamos que no es correcto. Entonces, estos jóvenes, cuando sean grandes, ya sabrán manejarse de otra manera, porque desde pequeños se los ha estimulado a pensar y a cuestionar. Se los ha amparado en una ley. Y se los ha guiado para crear espacios de convivencia en los que se puede experimentar y reaccionar.
Tratar de “no olvidar” también es una actitud ética. Recordar, señalar, testimoniar, mostrar…
Los docentes no podemos ser “amorales”. Podemos ser apolíticos, no religiosos, etc. Pero no asumir una actitud ante la noción de ética es poco ético. Y para asumirla es necesario que forme parte de nuestra tarea.
Desde que tengo uso de razón, una discusión sobrevuela las sobremesas personales y profesionales: “Pero ¿por qué es indispensable que leamos El diario de Ana Frank?, ¿por qué debemos incluir en los programas el tema del Holocausto si esa historia no nos pertenece?”. Siempre respondí lo mismo, según pasaban los años y aumentaban mis referentes. Porque Ana Frank no es más que un nombre. Porque lo que simboliza es una generación, una edad difícil de sobrevivir (en este caso, en particular, literalmente), porque estamos hablando de una historia que lamentablemente se repite, porque no estamos hablando de la historia de una niña judía. Estamos hablando de una niña. Necesitamos aprender a ver con los ojos “del otro”.
La Fundación ANAR, encargada de ayudar a niños y adolescentes en riesgo por maltrato, ha creado un anuncio mediante la impresión lenticular que nos puede servir. Esta técnica permite ofrecer dos perspectivas distintas de un mismo cartel en función de la altura desde la que se contempla, Un mensaje para los adultos y otro para los niños.
Por la misma razón que es indispensable que leamos Persépolis «novela gráfica en blanco y negro escrita e ilustrada en forma autobiográfica por Marjane Satrapi que cuenta la historia de cómo creció en un régimen fundamentalista islámico que la acabaría llevando a abandonar su país. El cómic empieza a partir del año 1979, cuando Marjane tiene diez años y desde su perspectiva infantil es testigo de un cambio social y político que pone fin a más de cincuenta años de reinado del sha de Persia en Irán y da paso a una república islámica», aunque no seamos musulmanes.
Porque la decisión que debe tomar Sophie, en la película La decisión de Sophie, traspasa los límites de la religión: una madre que debe elegir es una madre que debe elegir aquí y en Japón. Por la misma razón que visito la Ex Escuela de Mecánica de la Armada para conocer mi historia pero también el Museo Tuol Sleng (S-21 o «el Museo de los crímenes genocidas») en Camboya.
Porque toda historia cuenta con personajes con los que nos podemos identificar. Historias universales que consiguen evocar una respuesta emocional y que invitan a la reflexión. Porque la ética, el compromiso, el derecho, la inclusión tienen un lenguaje propio y nos pertenece a todos. Porque la historia no varía, varía nuestro modo de entenderla y transmitirla.
Perlita de hoy: el hijo de tu enemigo no es tu enemigo. Preciosa gráfica. Ambientado en 1951, este juego te permite experimentar la difícil situación de los niños Lebensborn en Noruega después de la Segunda Guerra Mundial. Te desafían a tratar de proteger y criar al hijo de un soldado enemigo en un ambiente hostil de posguerra. ¿Cómo puedes explicar el odio y la historia a un niño inocente? El juego da una idea de la desafiante situación para todos los niños nacidos de la guerra: los hijos de los soldados enemigos.
Links interesantes para seguir investigando
Recursos educativos propuestos por la Fundación del Museo de la Paz de Gernika
Videojuego que promueve el desarrollo de habilidades que ayudarán al estudiante a reconocer dilemas éticos que pueden presentarse en su propia vida
Serie de actividades educativas para trabajar el tema de la memoria del atentado a la AMIA del 18 de julio de 1994
Por qué enseñar el holocausto. Informe de UNESCO
Objetos multimedia elaborados por la Casa de Anna Frank.org. La casa de atrás. Video Ana Frank, Línea de tiempo, App (aplicación móvil), Guía web para docentes.
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