Atracón, maratón… de mirar de televisión. Esa es la traducción de la expresión inglesa binge-watch. Es decir, quedarse pegado al televisor, por varias horas, mirando sin parar. ¿Cómo se consumen contenidos hoy? ¿Cómo se puede trasladar esta especie de «comilona»?

Para el Collins English Dictionary, binge-watch se reveló como la palabra compuesta del año 2015. Hasta no hace mucho tiempo, cuando se seguía una serie de televisión, había que esperar una semana para la nueva entrega. Evidentemente, hoy, la mayoría lo sigue haciendo, pero, con la llegada del DVD y el streaming —una difusión continuada de video-audio que el usuario consume en forma paralela mientras se descarga—, entre otros, esto ya casi no sucede. Los televidentes ansiosos acumulan varios episodios… y se larga la maratón.

La palabra compuesta utilizada para describir esta actividad se basa en otros tipos de comportamientos similares que tienen que ver con el exceso. Por eso, la traducción libre de «atracón» deriva del concepto «en remojo» (dialecto de Lincolnshire, condado del Reino Unido). Es decir, que las personas al emborracharse ponían —metafóricamente— sus cerebros a remojarse en alcohol. De hecho, el término escabeche también tiene el mismo trasfondo.

Consumir hoy… ¿es producir, crear?

Es importante entender que los dispositivos de hoy no son como los radios y televisores de antes. En el pasado, si un niño pasaba mucho tiempo frente a la televisión era obvio que estaba haciendo una sola cosa: ver la TV. Los dispositivos modernos permiten una amplia gama de actividades, desde el consumo a la creación. Incluso si se sienta delante de un televisor, un joven del presente podría estar creando un mundo en Minecraft.

Se estimula e incentiva un consumo de contenidos de manera activa y comprometida. Los usuarios (televidentes) devienen curadores y creadores (concepto de prosumer).

En todas estas experiencias maratónicas, entre las que se podrían incluir también las maratones de lecturas, el factor común es el control: uno decide seguir, seguir y seguir. Una serie —una vez por semana— son situaciones controladas. El quid de la cuestión en estas maratones es presentar todo el material junto… y mirar todos los episodios de una tirada.

Una vez que se localiza un canal o propuesta que nos interesa, se pueden mirar varias horas y no esperar a la próxima semana. El «modo espera» es cosa del pasado. El intermedio de este proceso fue el grabado, primero con la videocassetera y después con dispositivos más modernos. Hoy, el concepto desarrolló su propio mecanismo: YouTube, Netflix, entre otros.

Los hábitos de los televidentes cambiaron, y es por eso que se investiga sobre nuevos modos de respuesta. El objetivo es «disfrutar» al ritmo que uno prefiera, que le quede cómodo.

Este concepto remite al consumo personalizado, al ritmo de las diferentes necesidades e intereses. Es difícil pensar en escribir una poesía en el horario del taller literario cuando, posiblemente, la inspiración llegue en el momento en que estamos cocinando.

Cambian los tiempos, cambian los modos de consumo, de creación. Ya no hay material cerrado, enlatado, envasado, en un horario determinado. Flexilibizando hábitos, costumbres y productos… ¡Se viene la maratón! (de lo que sea).