Una librería de Dallas y una Consultora de medios lanzaron una campaña en las redes sociales muy interesante. En septiembre de 2016, el facebook y el twitter de la Librería The Wild Detectives se llenó de artículos con títulos muy “gancho”: los que se han dado en llamar clickbaits o piezas a clicks.

Extraordinario ejemplo de “suspense” y, consecuentemente, de fidelización. Eso es tener “gancho”: atraer, atrapar…

Sabemos que el tema de los títulos es un tema fuerte. No hay artículo interesante en el que uno clickee si no tiene un buen título -salvo, por supuesto, si lo escribió un amigo o si nos lo recomedaron especialmente- o a la inversa: imposible que uno no clickee en un buen título encontrándonos, el 99% de las veces, con una nota pésima y/o olvidable. Pero somos así. Y es en esa capacidad un poco tonta y automática (podría dar razones más científicas, pero no hoy) que tenemos a los que lo de esta librería apelaron.

Cuando uno clickea, aumenta lo que se llama el tráfico (web traffic). Engañoso, pero real: engañoso porque en realidad, cuando uno entra en la página se quede o no se quede, se quede 10 segundos o media hora, etc., el conteo estadístico, automático, de estudio de mercado… escribirá en sus informes que han entrado 1 millón de personas cuando, en realidad, solo han clickeado 1 millón de personas.

Lo que, en verdad, no implica absolutamente nada de nada y otorga una data sobre los usuarios, de muy poco valor a nivel calidad.

Vayamos a ejemplos: ¿Querés saber lo que dijo Pirulo de las nuevas tendencias bla bla bla?. “Entrás” a la página y posiblemente Pirulo diga: “no soy una persona que siga mucho la moda” o “me compré una nueva licuadora”… Pero uno ya cayó en la trampa. La respuesta no coincide con la pregunta o la respuesta dista de ser particularmente interesante. Y ojo, no me vayan a decir que “Pirulo, también, vos, ¿qué te interesa?”… A mí Pirulo, me re interesa. Ese ya es mi problema. Lo peor es que el “tráfico” de la página aumentó y yo sigo sin saber qué piensa Pirulo de las nuevas tendencias.

Entonces, entendiendo estos conceptos, ¿qué fue lo que hicieron estos muchachos en relación a la lectura? Pues empezaron a postear en las redes sociales mensajes de este tipo: “lo que un rumano descubrió sobre el ajo”. Al clickear, los internautas podían acceder a un blog donde se podía leer la totalidad del libro, siempre y cuando fueran de dominio público, definitivamente bien sintetizado en esa frase “gancho” y de algún modo, extravagante.

Una especie de juego porque no sólo te invita a clickear sino que te propone una quasi adivinanza para llegar al libro a partir de una sinopsis medio escondida. Si tienen en cuenta esto del “dominio público” es más fácil adivinar porque ya sabemos que son libros viejitos. Hagan la prueba. Así yo adiviné el del ajo y el de Trump…(todos los ejemplos los pueden ver en la página que señalamos más arriba).

De más está explicar porqué se llaman LITbaits, pero sí es interesante volver a machacar sobre el tema de que ya nada, ni siquiera los objetos “artísticos-culturales” se escapan a una buena campaña marketinera si quiere resultar moderna, atractiva para millennials o no, y lograr atrapar y fidelizar al usuario.

Y no solo con este tema podemos emparentar la nota. También con varias estrategias que ya hemos descripto en otros posts en los que se describían estrategias de crowdsourcing y motivación colaborativa que servían, no sólo para ayudar a la transcripción o elección de algo, sino también para revalorizar, redescubrir o rescatar del polvo obras de arte (museos) o libros (bibliotecas) que permanecían desconocidos u olvidados en bodegas y ficheros.

Es obvio que la página de facebook arde y que aumentó el interés de la misma por parte de los internautas. Lo decíamos hace 10 años y lo seguimos diciendo hoy: las herramientas no nos asustan, al contrario, aumentan nuestras propias capacidades un ciento por ciento. Son lo que son, herramientas. Los cerebros, los seguimos teniendo nosotros. Sólo es cuestión de saber usarlos: a las herramientas y a nuestros cerebros.