Hace algún tiempo, Rosa Kaufman y yo nos hicimos “amigas” en la red social. Teníamos, evidentemente, varias cosas en común, especialmente la educación y la tecnología. Nos likeábamos cosas, nos comentábamos, etc.
Rosa es especialista Universitario en Informática Educativa (UNED, España), Profesora de Matemática y Matemática Aplicada (INSPT, Argentina), autora de un método de enseñanza con nuevas tecnologías formado por libros, y materiales didácticos sobre uso de las TIC en la educación, autora de micro documentales sobre Alfabetización Digital, para docentes, docente y asesora, entre otras cosas.
Hace unos meses, mensaje va, mensaje viene, decidimos que era hora de encontrarse. Así que, finalmente la semana pasada, Rosa me invitó a su taller. Yo quería ver cómo trabajaba con los chicos ya que siempre veía muchas cosas y actividades que ella gestionaba y coordinaba. Sin embargo, eso no sucedió. Me recibió Daniel Sforzini, su marido, que es otro que se las trae: arquitecto, coordinador, especialista en toda la parte de impresión 3D y etc.
Nos quedamos charlando 4 horas, y ni tiempo de sacar fotos tuve. No parábamos. Estaba muerta de cansancio, muerta de hambre, muerta de frío, pero no podía despegarme de ese lugar.
Rosa hace muchas cosas y sabe de muchas otras. Hablamos de libros, de miniaturas, de impresoras 3D, y no nombro aquellas cosas personales de las que también hablamos. Pero cada vez que empezábamos un tema, éste se ramificaba hacia mil lugares diferentes. Creo que no hubo un solo tema al que le hayamos puesto punto final.
Rosa me obsequió una miniatura porque vio que yo posteaba mucho sobre ellas. A decir verdad, no son muchas las miniaturas que me llaman la atención. Es más, nunca tuve casitas de muñecas o cositas chiquititas. Pero hay un par de imágenes que se vienen posteando en las redes que empezaron a interesarme. Rosa lo notó y me regaló una que hizo ella misma. Me tocó ésta:
Al final, cuando terminamos de hablar, medianamente de ese tema, Rosa estaba triste porque suponía que no había elegido la más adecuada cuando yo le iba contando que la tecnología para mí era algo importantísimo pero circunstancial, y que no era algo a lo que yo le tuviera especial estima como al cine, a la literatura o a los viajes. Entonces, me dijo: “seguramente ésta te hubiera gustado más, o ésta otra…”. No lo sé. Posiblemente si yo hubiera ido a comprarme una, hubiera elegido, efectivamente algo analógico con más libros, escritorios y menos cables y chips, pero “quédate tranquila Kaufman, MI miniatura es una belleza”. Muy steampunk.*
Las miniaturas derivaron en CSI, la serie (casi única) que yo sigo sin respirar desde la época en que las series no estaban de moda. Porque en la temporada 7, hay una serie de crímenes en las que, luego del asesinato, el asesino (que les spoileo y les aviso que es una asesina) deja una maqueta miniatura de cómo ocurrió el asesinato. Una belleza sin igual. El muertito, allí, reduplicando con absoluta perfección la escena del crimen… Una maravilla.
Y de allí pasamos a los libros y a cómo hacíamos para no ser sepultadas por los mismos y, en conjunto, con mi amor al Japón surgió, obviamente el nombre de Marie Kondo y su libro La magia del orden. Así venía la mano. Una conversación interminable que no paraba de expandirse para todos los costados. De hecho, creo que respiramos por primera vez cuando Daniel dijo que tenía que ir a darle de comer a su hija.
Entonces nos dimos cuenta de que aún ni habíamos comenzado a hablar de “trabajo” o de aquello que, al menos, nos había supuestamente convocado. Así que nos pusimos a ver todos los objetos y maquinitas para la impresión 3D, pasando por el súper lápiz que nunca había visto en persona y menos tocado. Rosa me explicaba cómo lo usaba con los chicos, las ideas que se les ocurrían (a ellos), las dificultades, etc. Uno no podía dejar de pensar en ideas y más ideas que, definitivamente, en algún momento, llevaremos a cabo juntas.
Llegamos al juego, porque también Rosa y Daniel juegan con los chicos en Zombitaun que se presenta de la siguiente manera: “Me crean o no, Zombitaun es una isla del Atlántico Sur que, si bien no aparece en Google Maps, existe. Soy Al Terado, un eterno de la isla. La historia y las noticias de Zombitaun se divulgan sólo a cambio de algo. Más que nada lo que el gobierno de Zombitaun necesita son ideas, imaginación. Es porque en algún momento en la isla fueron desapareciendo primero palabras, después recuerdos y finalmente personas”.
Rosa me mostró a los personajes, me explicó qué tipo de juegos había, qué podía hacer y no mucho más. Insisto, no había tiempo, y ya las familias reclamaban atención. Aunque yo intentaba mechar comentarios a ver si lograba establecer contacto con Boxis, Cook, etc. Nosotras, seguíamos dele que va. Dónde comprar cajitas antiguas, cómo trabajar con los chicos con dificultades, el judaísmo, los hijos, los tatuajes. El miedo de viajar sola de noche…
Facebook guarda varias sorpresas. Algunas buenas y algunas, no tanto. Este post es en agradecimiento a alguien que conocí en Facebook y que, por esas insistencias de la vida, finalmente conocí en la realidad. Nada que ver con su capacidad profesional de la que conozco poco (o casi nada). Sino más bien con la calidad como personas y su capacidad para hacer cosas bellísimas de ambos. Mi agradecimiento eterno.
En la próxima, escribo algo serio.
Continuará… Se los aseguro
* «Las obras de temática steampunk a menudo muestran tecnologías anacrónicas o invenciones futuristas imaginadas por los visionarios de su época, todas ellas vistas desde la perspectiva victoriana en la cultura, el arte, la moda e incluso la arquitectura».
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