En uno de los últimos posts, hablaba sobre la capacidad de ciertas personas (yo) de expandirse hacia otros continentes semánticos. La realidad es que, después de varios posts sobre realidad aumentada, internet de los objetos y ese tipo de conceptos, he decidido expandirme un poco y publicar un post sobre el último tema en el que estuve trabajando: la inclusión de las Tic en la enseñanza de las lenguas originarias y una productiva invitación.
La primera vez que escribí sobre este tema fue cuando aún publicaba para Educ.ar. Fue en dos ocasiones. El primer artículo se llamó Educación intercultural: trabajando la diversidad con las Tic y, el segundo Tradición e innovación. Pueblos originarios y TIC.
A partir de allí seguí investigando y recolectando información sobre el tema. El año pasado, con motivo del Congreso Iberoamericano de las Lenguas en la Educación y en la Cultura / IV Congreso Leer.es que se llevó a cabo en Salamanca, España, del 5 al 7 de septiembre de 2012, de la mano de RELPE, presentamos una ponencia que también ya empezó a circular y a renovarse día a día.
Este año, El CELE de la UNAM, que viene trabajando la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación y el empleo de herramientas digitales, de la mano de María de la Paz Adelia Peña Clavel y equipo -a quien agradezco profundamente la confianza- me invitó a impartir una conferencia y un taller dentro de un ciclo de conferencias, organizado por la línea de investigación, que se celebró entre el 24 y el 28 de Junio de 2013.
Del CELE en sí mismo podría hablar en un post exclusivo. Las actividades que desarrollan son fantásticas y todos los docentes que allí trabajan están muy implicados en actividades formales e informales. He visto colgado en los muros los días en que se estipula hablar por chat, las revistas que están a disposición, el modo en que cada profesor se hace cargo de traducciones o facilitaciones de clases, etc.
Tienen reuniones y gestionan planes y proyectos de una manera que denota más que el simple interés de enseñar una lengua. Transmiten pasión a cada una de las tareas y se preocupan, a través de encuestas escritas, orales y de boca en boca, con el leit motiv «aprender a a prender» de saber lo que el interlocutor quiere y pretende de ese espacio. Pero posiblemente lo escriba cuando vuelvan y me den una mano.
Volviendo a lo nuestro y a la invitación, aceptamos y abrimos un poco más el panorama y hablamos no sólo de lenguas originarias sino también de la enseñanza de lenguas extranjeras en general, tema que ya habíamos estado masticando en otros artículos para Educ.ar: Du iu spic inglish? Redes, comunidades, pronunciación, juegos, danke, virtualidad y TIC (primera parte) y Du iu spic inglish? Redes, comunidades, pronunciación, juegos, danke, virtualidad y TIC (segunda parte).
La verdad es que resultó una experiencia extraordinaria porque, aunque ya habíamos debatido sobre estos temas en otros eventos, la modalidad taller permitió meter la mano en la masa y no tanto bla bla.
La intención fue dar un panorama de cómo es posible enseñar hoy con las nuevas skills (capacidades, habilidades) y las nuevas tools (herramientas) un idioma nuevo.
Para ello hubo primero que tratar de convencer, como sucede a menudo, para qué, por qué y cómo cambiar los métodos tradicionales para enseñar y punto. El tema de los idiomas corre muy parejo a la enseñanza de la lengua en general por lo que nos encontramos con los mismos puristas que se resisten, que creen que ya no se escribe correctamente, que ya no se lee, etc. E igual que con ellos, uno debe desplegar la luminaria tecnológica y explicarles que son solo herramientas y que deben aprovecharlas y, más que nada, no sentirse de ninguna manera desplazados.
La verdad es que creo que a algunos los convencí, a otros los divertí y a otros todavía les va a costar. Pero no me doy por vencida. Yo soy de ese mundo de puristas también, sufro a veces igual que ellos pero no me resisto a lo que es inevitable, me acoplo y disfruto. Eso es lo que he tratado de transmitir. Ahora vayamos a los hechos.
Tuvimos seis horas en las que charlamos y probamos varias aplicaciones. Para mí, particularmente era interesante ver qué les pasaba a ellos y cómo explicaban los cambios o no que las nuevas tecnologías podían aportales. Se dividieron en grupos y según la lengua, proponían verificar diferentes herramientas.
Las posibilidades dadas como ayuda, por supuesto no excluyentes, fueron empezar por lo más cercano a sus propios métodos. Es decir, revisando, examinando la herramienta desde parámetros formales y habituales: ¿para qué edad ha sido pensado este sitio?, ¿en qué idioma están las consignas?, entre otras, hasta ir adentrándose en características más específicas que tienen que ver con lo digital: ¿es un sitio que fue pensado para la web o simplemente es una transposición de un libro de textos?, ¿difiere en su modalidad cuando vemos el mismo sitio en una aplicación móvil? ¿está pensado como un curso para darse en entornos virtuales o solo para ser dado de manera presencial?, etc.
Les cuento algunos de los casos que son más fáciles de identificar y espero recibir, cuando se terminen las vacaciones en México, un feedback del taller que me tienen prometido.
El grupo de chino decidió adentrarse en un videojuego, Zon. Esto fue interesante por varios motivos. El primero y principal porque hace años que busco alguien que lo pruebe y finalmente lo logré. Amo el chino, no sé chino y no soy gran jugadora de videojuegos así que me vino como anillo al dedo. El segundo motivo, mucho más importante pedagógicamente, fue llegar a la conclusión de que no funcionaba tan bien para el objetivo específico a cumplir: aprender chino.
Por supuesto si quieren saber más, deberán comunicarse con la profe correspondiente, la Prof. Lourdes Cuéllar y Mauricio, el por mí apodado adolescente. Por su parte fue una buena elección ya que ellos mismos están desarrollando una aplicación con el mismo objetivo por lo que ya estaban en el tema. Esperamos ansiosos el nuevo juguete…
Otro detalle interesante, fue escuchar a quien se dedica a las lenguas originarias. Pero ¿por qué?. Porque nuestro muchacho Joan Manuel no es profesor de lenguas sino un médico que comprendió que el mejor modo de ayudar a alguien, es entendiendo lo que pide, cuenta, expresa y necesita.
Pero hubo otros comentarios que estimularon continuar con las Tic y no dejarse apabullar. Por ejemplo, Gabriela Salcedo, es profesora de inglés. Era evidente que ya trabajaba con ciertas herramientas digitales y que conocía mucho de los sitios que yo iba enumerando. Sin embargo, una cosa es conocer y otra cosa es adentrarse con ganas, con otros ojos, con otros objetivos, diría yo. Y así fue que, su ingreso al sitio de la BBC fue casi como si entrara por primera vez. Porque el taller le dió el tiempo para que lo hiciera. O mejor dicho, se lo exigió. Su tarea fue revisar cada una de las posibilidades que ofrecía este gigante. Y por lo que más tarde expuso, la experiencia había resultado, aún cuando ya conocía el sitio, enriquecedora.
Este tipo de ejercicio fue, posiblemente, uno de los ejercicios más importantes. Porque fue un modo de trabajar con lo que uno se siente ya cómodo por conocido, pero que al mirar desde otro ángulo, desde otra perspectiva o simplemente con otra actitud, lo encuentra diferente. Es asumir una nueva mirada, un nuevo rol, un nuevo lugar y entender esto no como un desplazamiento sino, todo lo contrario: como un enriquecimiento en su profesión. O al menos, como una variación.
Otro detalle no menor es que el interlocutor no sólo te ayuda a hacer su propia lectura, como les comentaba respecto al videojuego, sino que a veces te informa de algo que uno desconoce por completo y que ya puede agregar en la capacitación futura. Ese fue el caso de la Prof. Haydeé Venosa quien me informó que había otro soporte que podía agregar a mi variación: la telenovela. Les presento la buena nueva: Baktún 13: «una teleserie en lengua maya que aborda los problemas de marginación que enfrentan los indígenas en plena globalización», dicen las noticias.
La conclusión, y no solo para este curso, es que no hay un solo sitio, no hay una sola herramienta. Hay miles y miles. Unas mejores, otras peores, otras más bellas, otras más aburridas, otrás más incómodas, otras que se caen, otras que aparecen. Por eso, como docentes, no debemos permitirnos dar siempre el mismo editor de audio, ni el mismo programa para hacer viñetas, ni… porque si habitualmente exigimos que un docente se actualice en sus libros de textos, ¡ni les cuento con lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías!.
Pero más importante aún es comprender que dar un taller de nuevas tecnologías, Tic, herramientas digitales o como quieran llamarlas, implica, más que nada, la enseñanza de una actitud. No es simplemente dar un listado de 50 herramientas que el alumnado no conoce sino intentar que quien participa de los mismos pruebe, experimente si hay mejoras o no.
Metafóricamente, sentir las texturas con sus propios sentidos. Porque sino, lo que puede suceder es que, al finalizar el curso, se apaguen las luces y nunca vuelvan a encenderse.
Hay que enseñarles el gustito de este sabor desconocido pero que, una vez adquirido, puedan disfrutar e implementar en sus propias recetas.
Y sino pregúntenle a Adelia qué sucedió cuando comimos comida mexicana de pura cepa: carnitas, barbacoa, etc. ¿me la banqué o no me la banqué?. Calladita y obediente. Hay que probar, sino ¿cómo sabemos qué no nos gusta? y, en lo posible, sumar. Mañana cocino pollo al mole como que me llamo Betina…
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