O mejor dicho ¿qué hacen algunas documentalistas multimedias como yo?

Además de todo lo que pongo en la presentación de este blog, el documentalista multimedia o netsurfer es, en general, un profesional que comparte tareas con el bibliotecario. Sin embargo, una de las diferencias es que el documentalista, mayormente, se especializa.

Especializarse significaría ser un documentalista que trabaja para una productora de cine o en un laboratorio farmacológico o para un gabinete de abogados, etc.  Su tarea consiste sólo en relevar data que sea pertinente a ese universo.

En mi caso, es evidente que la “especialización” viró para un tema que es el de la influencia de las Tic (tecnologías de la información y comunicación o ya mal llamadas nuevas tecnologías) en distintos campos o áreas. Sin embargo, aún esa forma de especialización sigue siendo un poco vaga porque no me metí con un tema acotado sino que las Tic me permiten un “modo” diferente de tratar ciertas asignaturas. Y digo «modo» para no caer en la discusión sobre si son herramientas o no. Además, porque al ser «multimedia» sería casi hasta redundante. Las Tic No son mi tema específico. Son mis facilitadoras.

¿Qué quiero decir con esto? Pues bien, que investigo sobre la influencia de las Tic en la enseñanza de las matemáticas, pero también su implementación en la enseñanza de la ecología, o de la geografía, la química, etc. O sea que las utilizo pero también reflexiono, en las búsquedas, sobre ellas.

Les doy un ejemplo: «buscáme todo lo que haya sobre aplicaciones o sistemas que hayan variado a partir del uso de la tecnología en las campañas políticas de la próximas elecciones latinoamericanas». Entonces se empieza a relevar sobre videojuegos, apps o el uso de las redes sociales en la misma. Y de pronto, entre todo lo que se busca, se encuentra una perlita como la metida de pata en twitter de algún político (incorrecto uso de las Tic), etc.

Les cuento esto porque, habitualmente, además de preguntarme qué hace una documentalista, la gente sigue sin entender, por ejemplo, por qué posteo, simultáneamente, sobre 15 temas diferentes. Una especie de multitasking temático.

Les explico. Para mí, la función de una documentalista tiene que ver con muchas cosas. Podríamos decir que todos los documentalistas tenemos una metodología que implementamos en nuestras búsquedas, rastreos, pulidos, etc. Pero siempre hay un detalle que diferencia a un profesional del otro y, en mi caso, creo que es el siguiente: poseer la cualidad de buen “escuchador”.

Decimos siempre que para “vender” algo, es importante saber con exactitud qué quiere el comprador, “escuchar” sus deseos. Estar atento a sus necesidades. Difícil es venderle un perro a quien quiere un gato (aunque algunos lo han logrado), y yo me considero una gran “escuchadora”. Una cumplidora de “deseos”. En francés, se llama a esta «actitud», veille, vigilia. Una persona que no duerme. Y yo agrego… que cuida los sueños de los otros. Una intérprete. En términos académicos, diré que soy una gran observadora y que esta capacidad me ayuda muchísimo en mi tarea cotidiana.

Tal es así que ya mismo les voy a dar un ejemplo y les juro que no estoy leyendo ningún machete (¿existe aún esa palabra?): yo abro mis feeds o mis alertas o mis mails, etc. y no sólo registro y guardo aquellos que hablan de realidad aumentada. No, también guardo, registro y twitteo las noticias sobre:

Data para JB y M; Facebook para G; Transmedia para IR y AL; Bicicletas para EA y GB; Arte, bizarros y bellezas para CM y para mí; Tablets para LS; Política para GE; Infancia para NL y EA; Becas para S; Impresoras 3D para DF; Smart Cities para MM; Radio para JLF; Redes y Marketing para VB; Viajes para varios; Cocina para LM; Danzas para mí; Literatura para A, VR y otros; Crowdsourcing para MB; Acordeones para CP; Arquitectura para FL; Cine indio para mí, IR y PFD; Internet de los objetos para mí…

Y podría seguir. Además, por supuesto, están los temas para los que sí me han contratado y aquellos en los que en ese momento estoy investigando para los trabajos fijos. Todo eso está en mi cabeza y se distribuye cada vez que leo.

Pero a esta gente que no me ha contratado, también los «pienso». Es como un ejercicio para mi profesión.

Por eso es que a veces me voy de tema, dirían algunos. El que mucho abarca poco aprieta, dirían otros. Pero no es así. Es estar atenta, disponible y abierta a cambiar de tema, de objeto a desmembrar.

Luego de un pedido de trabajo o no, suceden varias cosas:

  • a veces, se termina ahí. El tema no logró atraparme, sé lo que tengo que saber y listo;
  • a veces, no me pidieron nada pero empiezo a juntar como una hormiguita viajera ( o mejor dicho la cigarra y el invierno) material sobre temas a los que soy adicta, como es el caso del cine o de la literatura para poder, así, tal vez, algún día, exponer sobre ellos y agregar alguna relación con la tecnología. Y, entonces, pasa que me llaman realmente y termino utilizando ese material como fue en el caso de Córdoba en que pude hablar sobre crowdsourcing, cine colaborativo, literatura y Tic, etc.; o en el caso de Uruguay en el que, después de 6 años de investigación, pude finalmente dar una conferencia sobre Transmedia.
  • a veces, porque no he logrado que nadie me explique un concepto que lo tengo atragantado durante meses. Entonces, tomo el toro por las astas e investigo hasta el agotamiento. Tanto que devengo una «especialista» o al menos tengo material y ejemplos mucho más actualizados, divertidos, explicativos, contundentes y originales que aquél que ha intentado explicármelo una y mil veces. No es una cuestión de inteligencia. Es, insisto como lo hice en varias ocasiones, persistencia y paciencia (para buscar indefinidamente sobre un tema). Esto me sucedió con el concepto de Blockchain, entre otros;
  • a veces porque pienso y sueño con que me contraten para lo que más amo en la vida y entonces sé que debo estar sumamente preparada: el arte y todo lo que esto implica: la música, la pintura, el diseño, la literatura, pero también los ámbitos que evolucionan o se transforman a partir de las Tic., como los museos, las bibliotecas, etc. Así que no se asombren si un día tiro todo y ¡sólo escribo sobre ello!.

Sobre museos, bibliotecas y ámbitos culturales y tecnología… ya podría escribir 3 libros y ¡tener lista la reedición actualizada!.

Y entonces sucede la última de las posibilidades que, al menos, hasta ahora se me ocurre, y que experimenté en dos ocasiones. La primera fue cuando me hicieron responsable de la búsqueda y selección de todos los artículos y papeles de Berni para el trabajo que desarrollé junto a Marcelo Pacheco, Berni: escritos y papeles privados. En esa época, yo no era aún documentalista y de Internet desconocía hasta su existencia. Todo era a pulmón. Y yo me enamoré del trabajo.

La segunda ocasión fue cuando el trabajo exigía: “todo lo que existe y encuentres sobre el personaje de Blanca Luz”. Me enamoré de este personaje perdidamente y lo que más me gustó fue que desconocía completamente a esta mujer. Ni siquiera había escuchado su nombre alguna vez en mi vida.

En realidad, la cosa no es tan difícil. Un documentalista es un eterno buscador organizado. Nada más ni nada menos. Aunque podría charlar sobre ello durante horas…

Reitero lo que ya dije en otro blog, y que utilizo como lema personal:

«Lo que pasa gente es que a ustedes les gusta encontrar y a mí… a mí ¡me gusta buscar!»