Como anunciamos en el post anterior, es el momento de seguir con otro tipo de plataformas, proyectos o estructuras que proponen, tal vez, no de un modo prioritario, un servicio de recomendaciones de lecturas y otros que sí. Veamos de qué estamos hablando.

En primer término, les hago llegar un estudio bastante interesante que nos puede dar varios temas en los que reflexionar, llegado el momento de iniciar un servicio de recomendaciones, a partir de un acercamiento más profundo a lo que los lectores parece que acuden, según diferentes parámetros:

Sin títuloEl estudio que hizo la Penguin Random House, hay muchos lectores que están apoyándose en las sugerencias o mensajes dados por las redes sociales: Goodreads y Facebook. Las recomendaciones dadas por revistas o diarios han dejado de ser los primeros referentes. Goodreads lidera su posición de recomendador preferido.

Hay algo que no cambió tanto: las recomendaciones dadas por familiares y amigos son los que más influyen. Posiblemente, porque consideramos que son los que más nos conocen y que, por ende, podrán deducir nuestros gustos más secretos. Aunque, a varios de ellos, ya sólo los conectemos a través de las redes sociales. Lo que hace que… volvamos al principio.

Evidentemente, los números cambian según las edades. Cuanto más joven… (fill in the blanks).

Si analizamos las diferencias en cuanto a género, las mujeres dicen estar más influenciadas, aún, que los hombres, por las recomendaciones de personas cercanas, mientras que éstos últimos otorgan a este tipo de recomendación un valor menor.

¿Y a partir de qué exactamente se elige? : autor, título, tema… Primero, dijeron que porque les gustó el tema, luego, una buena reseña, le sigue la recomendación de un amigo, la lectura de algunos fragmentos de la obra, y por último, a través de alguna reseña en Internet. Poco importa (o menos), en general, hoy en día, la opinión de los críticos literarios, la reputación del editor o la publicidad.

Las redes de lectura proporcionan, a los lectores, espacios para el intercambio literario en línea. Siguen existiendo, por supuesto, los clubes de lecturas físicos, pero estas redes son virtuales aunque funcionen casi de la misma manera. Te permiten hacer seguimiento de los libros que vayas leyendo, compartir tu opinión sobre tus últimas lecturas y ver las de otras personas, y además, obtener recomendaciones basadas en tu historial de libros leídos y puntuaciones. De los clubes de lectura, vamos a hablar en otro post. Pero, evidentemente, son otro espacio para encontrar recomendaciones y son, además, espacios que bien pueden desarrollarse en una biblioteca.

En relación a las aplicaciones (apps), podemos decir que varias pertenecen a grupos mayores. Pero las señalamos porque una biblioteca bien podría desarrollar su propia aplicación, y una de sus funcionalidades, bien podría ser la solapa recomendaciones. Es el caso de la app SimplyE de la NYPL library. Les acabo de mandar un mail consultando si tiene alguna funcionalidad de “recomendaciones”.  Aún así, la tengo o no la tenga, en su propio sitio, dan recomendaciones de lecturas que, efectivamente, se encuentran en su aplicación. Por lo tanto, la mencionamos. Después, cuando entremos específicamente en el ítem “Bibliotecas” volveremos a nombrarla (a la biblioteca).

Openmargin fue concebida como un espacio colectivo para que los lectores puedan compartir sus notas y opiniones dentro de los libros.

Los conocidos servicios de referencia de los que, también, hablaremos en otro momento, deben ser considerados dentro de la familia de plataformas que sugieren lecturas porque, dentro de su área de conocimiento, podrían y de hecho, a veces, lo hacen, sugerir un libro. Lo que pasa es que, en general, estos servicios son asociados más a una referencia bibliográfica, para un tema determinado, como un tema para una tesis o investigación. Un listado de libros a consultar. Pero les aseguro que si ustedes entran en contacto con ellos, jamás se negarían a recomendarlos un libro para la playa. Las personas valoran los servicios de referencia y confían en el bibliotecario en el momento de decidir qué información es valiosa, y esto incluye, definitivamente, un buen libro.

Otros que recomiendan libros y que sí, podríamos afirmar, a ello se dedican, son los booktubers. Pero una vez más, ellos son un tema en sí mismo así que, la extensión se dará en otro post.

Pero vayamos a los sitios de recomendaciones que casi, diríamos, se ocupan específicamente de este saber. Ejemplos que podrían ser tomados en cuenta por las bibliotecas a la hora de ampliar los servicios: BabelioBdGest (sólo cómics), Booknode, Bookinity, Critiques Libres, Lecture Academy, Libfly, MyBoox. ¿Por qué damos tantos sitios? Porque, en general, cada una tiene un detallito diferente, una idea original, así que uno nunca sabe con qué se va a sentir más cómodo, o más identificado o con más ganas de mirar y creer en la sugerencia. A veces, el modo con el que llegan en la conclusión es lo que nos da más confianza.

Doy un ejemplo: si a mi me preguntan qué tapa me gusta más, seguramente, la recomendación va a ser de poca calidad literaria. Si me preguntan por el género literario que prefiero, se acercan. Pero no define. A veces, un quizz, sobre personajes femeninos que me caracterizan, puede ser más efectivo que preguntarme por temáticas, pero la realidad es que no se sabe muy bien cuál sería el mejor modo de llegar a una sugerencia acertada. Hay que probar. Sigamos con más: Livreaddict, Bookshout, Bookish, Imaginaria.

Book Weather se basa en la idea de comunidad online a partir de cuya red de interrelaciones se van construyendo las recomendaciones. Para ello, los usuarios no tienen más que ir añadiendo libros en sus perfiles (se escanean los códigos de barra que están detrás) y suscribirse a las actualizaciones de aquellos otros usuarios con gustos similares. La novedad, si se quiere, es que se puede ver el nivel de popularidad de los libros según la “temperatura” que marca.

Semejante es Komilibro, una app móvil que ofrece recomendaciones a través de sus filtros emocionales y de una nueva propuesta de géneros. “También ayuda a los lectores –sobre todo a los más jóvenes- a descubrir su siguiente lectura a través de imágenes y palabras clave en su propio móvil”.

Ya habíamos nombrado a GoodreadsAnobii, ParrotRead y la misma Penguin que presenta mi círculo de lectura.

Librotea es un recomendador de libros online que permite a los lectores compartir sus gustos y, a su vez, conocer los de los escritores, críticos literarios, ensayistas, blogueros y otros agentes culturales del mundo del cine, la música o las artes plásticas. Esa es, evidentemente, su marca distintiva. Por ser éstos últimos agentes que podríamos llamar “calificados” y no mortales y simples lectores, se dice que guarda una semejanza con el concepto de “viejo y sabio librero» a quién solíamos preguntar.

CapturaUna perlita: Book4You es una startup brasileña que te permite descubrir nuevas lecturas de una manera bastante particular. O mejor dicho, tiene una gráfica un poco particular. ¡Es como un Tinder! Te ofrece solo una sinopsis (ni tapas, ni autores, ni nada). Un poco a la deriva como con los muchachos/as. Se marca con un “me gusta” en el ícono en forma de corazón. Y allí, sí, te dan la sinopsis, tapa, autor, etc. Se pueden crear listas, listas de libros que se quieren comprar o de libros que ya han sido leídos. Todo se puede compartir con otros usuarios.

Definitivamente, algunas no están muy de acuerdo con esto del algoritmo. Especialmente aquellas del tipo al que estábamos acostumbrados donde había un librero/bibliotecario que sabía de verdad. No sólo sobre todos los libros existentes en el mundo, sino de los gustos y compatibilidades de sus lectores. Lo que hacía de esa salida: ir a comprar/pedir un libro, un verdadero placer. Voy a que me recomiende un libro Juan, que se leyó todo, y sabe perfectamente lo que me gusta…

La librairie All’Arco de la región Emilia, se lanzó con un simple hashtag, para demostrar que existe una verdadera alternativa al cibermercado: #altrocheAmazon, es una simple constatación: un librero/bibliotecario hace más que un algoritmo. Lo interesante es que, aún sin querer queriendo, tuvo que apelar a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. ¡Todo no se puede!.

El próximo y último post: el mismo tema y qué pasa y pasará con las bibliotecas…