El museo fue pensado siempre como un espacio estático, un lugar donde se guarda la memoria, el pasado. Casi por definición, esta institución, donde se debe permanecer en silencio, con una gran concentración y especialmente motivados por un gran interés, es asociada con actividades que nada tienen que ver con los nuevos modos de aprendizaje o de vida de los adolescentes.
Si uno busca la definición de la palabra museo en el diccionario de la Real Academia Española lee: “(…) cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de los objetos que mejor ilustran las actividades del hombre (…)”. Conservar, estudiar, exponer… ninguno de estos verbos denota un movimiento, más bien habla de algo fijo, pasivo. Un lugar en el que se mira, se observa y hasta ahora casi nada más. De hecho, un elemento que caracteriza la “geografía” del museo es el famoso banco (banqueta) enfrente de la gran obra de arte. Contemplar, esa es la palabra que asociamos casi automáticamente con los museos, y la contemplación, diría yo, es un acto casi por excelencia pasivo.
La intención de este artículo es desarrollar una función de disparador. Por eso, es casi meramente. Con esta lista recién empezamos. Hay que entrar, investigar, buscar y recién ahí podremos sacar más conclusiones.
La nueva generación, justamente, se caracteriza por todo lo contrario: sus integrantes son activos, intervienen, crean, “no se sientan”. Como venimos diciendo en varios artículos, los nuevos estudiantes tienen una gran capacidad de focalización simultánea, de llevar a cabo gran cantidad de actividades activas (valga la redundancia) al mismo tiempo, por lo que invitarlos a mirar una exposición estática es tarea particularmente difícil. Hoy en día, el lugar de mayor movimiento en los museos es en la tienda donde se vende el imán con la cara de Tutankamón.
Si las clases de artes plásticas invitaban a los alumnos a mirar reproducciones para aprender de las grandes escuelas pictóricas, las clases de biología debían contar con cientos de láminas o reproducciones de esqueletos de dinosaurios, y las de historia con escenarios en plastilina de las grandes batallas. Hoy es necesario que hagamos que todo ese material nos hable, nos estimule de una manera. ¿Pueden las nuevas tecnologías trabajar en esta línea? ¿Cuál es el papel de los museos en este aprendizaje y cómo funcionaría el trabajo conjunto? La idea es ver de qué manera un museo puede devenir móvil en su estructura intrínseca.
Tradicionalmente, uno recorre las salas de la primera a la segunda y de la segunda a la tercera. ¿Qué pasaría si hiciéramos un recorrido cortazariano: “no vaya a la sala 1 y luego a las 2, haga un recorrido libre”. Es posible que la historia de la pintura no cambie su sentido –como pasa con la historia de Rayuela– pero sí que sirva de metáfora: siempre hay otra manera, la manera “creativa”. La linealidad y el estatismo es lo que debemos desterrar.
La imagen, en todas sus formas, ya interviene en la idea de museo. Sin embargo, en su mayoría, sólo se usan en los sitios web para pasar las reproducciones de un modo más portátil. Esa no es la idea, no al menos la única idea. Podríamos clasificar, de manera básica, cómo los museos se van impregnando de TIC.
Están los museos que integran la informática sólo para la creación de su sitio, y ahí, como decíamos, “subir” las fotos de las exposiciones. Esto es lo que, en algunos casos, se llama visita o tour virtual. A veces se agregan los planos para poder visitar los museos por pisos o plantas. A mi gusto, sigue siendo una situación pasiva y sin gran estímulo. Ayuda sólo a restarle peso al profesor que, de ahora en más, no cargará libros bajo el brazo para mostrar en clase. A menos que con estas reproducciones digitalizadas, se haga algo con en el caso del Smithsonian.
En esta misma categoría entran las visitas virtuales pero en movimiento, aquellas llamadas “en 360º”. Estas son un poco más «tecnológicas», apenas, ya que la sensación es que uno está dentro de la sala, junto a los cuadros y mirándolos desde varios ángulos. Inmersión.
Un segundo grupo estaría formado por museos que ofrecen recursos educativos que se pueden bajar en pdf, por ejemplo. Estos recursos también pueden ser divididos en varios grupos: actividades para antes de la visita al museo, o para después de la visita al museo. Evidentemente aquí se plantea el problema de dónde queda el museo. Por eso es importante tener claro si es un museo que se va a visitar también físicamente o si se va a visitar sólo virtualmente. Sino, la posibilidad es modificar y “localizar” aquellas tareas que sólo estén pensadas para los locales. También hay recursos on line con actividades, experiencias, ejemplos, etc. (en general enmarcados en la solapa de educación).
En este lugar podríamos agregar algo sumamente físico pero que no deja de ser una buena idea: el museo dinámico, teoría que es conocida por su utilización en bibliotecas: “llévese la reproducción que más le haya gustado y disfrútela en su casa”. Es el caso de un pequeño y desconocido para nosotros museo de Italia: La PinAC, de Rezzato, que no sólo ha impuesto el método sino que es en sí mismo un museo que colecciona la producción de los chicos. Cataloga y estudia la creatividad infantil y su visión del mundo a través de ella.
También están los museos que tienen todo un apartado para los adolescentes o los niños. En este caso se puede trabajar en grupos, en casa, a solas, etc. Son los juegos o actividades on line. A veces hay que bajar programitas para verlos, en otros casos no. Son los que, a mi gusto, parecen más atractivos.
Por último, los museos sobre la informática. Esto no tiene que ver con las artes plásticas u otro tipo de objeto que se expone habitualmente sino con la historia de las TIC. En ellos las nuevas tecnologías son el objeto de estudio y no la herramienta. Daremos una lista para los curiosos, pero no entraremos en detalles.
La idea que podríamos reconocer como más revolucionaria es aquella en la que las nuevas tecnologías forman parte del recorrido. Se imbrican y forman una sola cosa: el objeto a través de las nuevas tecnologías. Una cosa no existe sin la otra.
Uno de los casos más pertinentes es el del Centro George Pompidou, con un nuevo software que integraron para el recorrido de una muestra. Se trata de Lignes du temps: un programa que cuenta con herramientas de anotación y de análisis de películas ofrecidas por el soporte numérico (en otra nota nos ocuparemos exclusivamente de este software). La exposición con la que se probó este programa se prestaba particularmente: “Víctor Erice / Abbas Kiarostami: Correspondances”. Lo que se intentó fue un recorrido multimediático, estimulante, llamativo y renovador. El que presenciaba esta muestra realmente usaba las TIC, era parte del acto creativo. Evidentemente, no es un ejemplo que podamos probar desde acá, pero interesa conocer las noticias de lo que se viene o sobre lo que se puede empezar a reflexionar.
Veamos algunos ejemplos.
En el Museo del Louvre (Francia) hay también un apartado especial para la educación. Sin embargo, me han resultado más interesantes el estudio y las actividades en html que se dan en el apartado «Exposiciones en curso», donde se invita a descubrir el sitio de internet (minisitio, lo llaman ellos) de la exposición.
En el museo casa de Anna Frank (Holanda) hay varias cosas interesantes, aunque en realidad podríamos visitar este sitio para una clase de historia más que para artes plásticas. Tiene la única filmación que se conoce sobre la niña y gran variedad de propuestas educativas. Lo mismo podríamos decir del Museo de Auschwitz. Lo que hace impactante la visita virtual de 360º es más bien el tema.
El Museo Thyssen-Bornemisza (España) ofrece varias cosas, pero particularmente interesante resulta un link propio que nos dirige a Educa Thyssen. Aquí encontramos, por ejemplo, el Pequeño Thyssen “canal de EducaThyssen que une lo lúdico con lo educativo y donde los niños, padres y profesores tienen un lugar común donde encontrarse con el arte desde una idea global de la educación no formal”. Y por supuesto, hay cantidad de actividades on line: juegos, puzzles, etc.
En el Rijksmuseum (Holanda), nos permite crear nuestro propio museo virtual.
El la Tate (Inglaterra) on line se pueden hacer muchísimas cosas: ver videos escuchar opiniones, hacer tests…, el tate kids es una fiesta. La institución ya se maneja con i-tunes, ofrece en su web opciones weblog para los adolescentes, etc.
Exploratium es un museo dedicado a la ciencia, el arte y la percepción humana, situado en San Francisco (Estados Unidos). Es bueno para ir, bueno para ver, bueno para todo. Porque si no podemos ir, hay varias secciones muy estimulantes como la «Ten cools sites»: una lista de sitios y recursos interesantes relacionados con el arte y la ciencia. En algunos apartados en contramos experimentos en español.
Si nos salimos un poco del museo propiamente dicho, podemos ver que hay otro tipo de proyectos de carácter colaborativo que también podrían ser tomados en cuenta. Tal es el caso, por ejemplo, de una sección de Flickr: “Patrimonio público”, un apartado donde se invita a subir imágenes bajo una licencia denominada “Sin restricciones conocidas de derechos de autor”. Por ahora, se han sumado a la iniciativa el museo Powerhouse y la Biblioteca del Congreso de EE.UU. Lo interesante del proyecto es que hay una gran cantidad de fotos que ya tienen anotaciones y en las que uno puede dejar las suyas. A este museo lo hacemos todos.
Por si no quedó claro, el museo es un tema que empieza a preocupar o sigue preocupando a más de uno en el ámbito de la educación.
Museos sobre informática: los museos informáticos permiten conocer y aprender la historia del software y del hardware. En ellos también encontramos muchísimas actividades on line. :
Intel tiene su museo, con una gran cantidad de recursos para los docentes.
El museo old-computers nos muestra algunas ideas no tan brillantes pero que han quedado en la historia (en inglés).
Para implementar esta idea del museo “para el nuevo visitante, el nuevo adolescente, el nativo digital” es necesario cambiar el tradicional imaginario colectivo del museo. Ahora el público impone elementos que integra al recorrido habitual, lineal y tradicional, por ejemplo: los teléfonos móviles, los ipod, etc. Los museos tienen que aprender a utilizar estas “nuevas partes del cuerpo” y aprovecharlas. Y nosotros, los docentes, podemos empezar por recorrerlos, mostrarlos, enseñarlos, implementarlos.
Ahora la salida no hay que organizarla en soledad, hay que recrearla en grupo. Adentro, afuera, on line, en pdf. Un movimiento flota en el aire. Las “naturalezas muertas” ya no están de moda.
Artículo escrito en el 2008. (Links actualizados)
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