Como ya expliqué en un post anterior, el Servicio de auto-formación en la Bpi es un servicio que permite que uno vaya allí y aprenda por sí mismo. Pero yo tuve el honor y el placer de ser una de aquellas personas que participó como guía en ese recorrido de auto aprendizaje. Les cuento mi experiencia

El servicio está abierto todos los días en el horario de la biblioteca. Sin embargo, y esto es, definitivamente, lo que más me impactó, es que la cosa no termina allí. Uno de los temas que más recalco en esta experiencia es el seguimiento que le dan a las cosas en este establecimiento. Es decir, muchas veces hacemos algo: un sitio web, una actividad determinada y una vez que se terminó la euforia, nos olvidamos. Del sitio, de la actividad y de todos aquellos que participaron y que podrían seguir haciéndolo.

En este sentido, la Bpi no solo sigue y mantiene una continuidad sino que no deja de pensar en actividades extra, en capacitación y en todo tipo de recurso que pueda amplificar el objetivo primero. Entonces, decía, todos los días uno puede ir. Pero los jueves a la mañana, que la Bpi está cerrada, se reciben grupos de gente que se acerca a ciertas asociaciones y ellos los acompañan hasta acá. Asociaciones como: France terre d’asile, que tienen como objetivo principalmente conservar y estimular una de las tradiciones más antiguas y francesas, la del asilo, y de garantizar en Francia la aplicación de todos los convenios internacionales pertinentes. La Maison du jeune refugié, que se ocupa más que nada de los jóvenes menores que llegan con la condición de refugiados. CADA, un hogar que se especializa en acoger a los solicitantes de asilo durante el tiempo de examen de su petición. O la Mie de pain, que tiene como objetivo la asistencia a las personas en peligro: acoger en la urgencia, alimentar y alojar, sin condición y anónimamente a todas persona en situación de estado precario, de marginación o de exclusión … Así como aportarles un acompañamiento social y ayudarlos en una progresión hacia su inserción social y profesional.

Ahora, ¿cuál es realmente el objetivo?. ¿Qué es realmente lo que después es interesante evaluar?. Si la gente vuelve sola. Y la realidad es que lo hacen. Porque una de las cosas que señalé en mi post anterior es que nadie les pregunta nada ni les exige nada. Y no solo eso. Habrán notado que estas personas o son ilegales, o están esperando sus papeles y llegan realmente en barco como a la vieja usanza. ¿Y saben qué? Algunos ni siquiera pasan por las asociaciones. Me contaban que llegan grupos de afganos literalmente directo del barco. Y yo me imaginaba o trataba de imaginarme en tal situación y pensaba: yo me iría a un café, a una estación de trenes a ver dónde puedo dormir, o quién me puede dar una mano. Pues bien, acá tenemos el ejemplo de gente que se va directo… ¡a la biblioteca!. Impresionante, ¿no?. Porque la realidad es que la Bpi cumple, ante todo, una función social muy innovadora.

Entonces, les decía que los jueves se recibe a refugiados, gente que huye de sus países, etc. Y nosotros (o mejor dicho el servicio de auto-formación y yo, en esta oportunidad) les decimos qué recurso les puede facilitar la integración. Los acompañantes te cuentan en qué nivel están los que vinieron hoy (porque ese también es un problema: el recambio) y, entonces, uno intenta guiarlos en ese universo propio, una pequeña internet repleta de información (recursos, métodos, sistemas) que se presenta difícil para saber por dónde empezar.

Este tema me pareció importante porque me hizo recordar el ya trillado problema del profe que va a desaparecer. Ya ven que acá, aún sigue siendo importantísimo -y eso que no hablamos ni de profes, ni de Internet y sí de AUTO formación- la figura del MEDIADOR o FACILITADOR, guía, etc.

En general, vienen a aprender la lengua. Pero allí también hay variaciones, porque hay muchos que saben hablar francés pero no saben escribirlo, o tienen problemas de pronunciación, etc. Y otros que directamente no entienden absolutamente nada.

He aquí mi primer encuentro con un grupo de los que no entienden nada de nada. Recordemos que no solo no saben la lengua, si no que, probablemente, no sepan usar una computadora. Mi grupo, una decena de tibetanos… Sí, muy viajada ella, pero les aseguro que el tibetano no es una lengua que aún figure en mi CV. Comenzó la tarea. Es decir, en primer término, podía recomendarse un software que permitiera la alfabetización (las letras del abecedario, los sonidos, etc): Alphalire o Coach adultes, e inclusive (luego de más o menos 10 minutos que me llevó entender que lo que querían aprender eran los números…) Language guide. Pero era imprescindible, para seguir adelante, un software que, en su plataforma misma, contara con la posibilidad de tener las instrucciones en la lengua materna. Y lo logramos. la Bpi cuenta con Apprenez le francais = learn english que cuenta, entre sus idiomas, ¡con tibetano!. Ellos chochos, yo, ¡ni les cuento!.

Hoy, luego de pasadas dos semanas, me encuentro nuevamente con «mi»  grupo de amigos tibetanos. ¿Y saben qué? el que me pedía aprender los números, y que ni siquiera en esto nos entendíamos, hoy, me hablaba en francés y resolvía los ejercicios de gramática mejor que yo (eso, en realidad no es muy difícil, me refiero a ser mejor que yo en gramática francesa). Hablo de la aplicación, la voluntad que esta gente pone… ¡es admirable! y dan ganas de seguir. Uno se siente verdaderamente útil.

Podría seguir contando mi encuentro con un ruso que vino a aprender francés y que a mí me hablaba en español, un grupo de argelinos que quería aprender el francés pero con un sistema más «productivo» al estilo Assimil, o el grupo de refugiados jóvenes que preferían una aplicación más «visual» como es el caso del sistema Rosetta Stone y etc. Pero me gustaría seguir con el tema de la continuidad, de la concepción de combo socio-educativo que se respira en la Bpi. Que no es otra cosa que una destacable capacidad de compromiso social.

Seguimos. Los días miércoles hay, a las 18 hs. atelier de conversación de español, los viernes de francés y no sé qué otro día, de inglés. Y así fue como la semana pasada, un nuevo elemento se sumó al combo socio cultural de auto aprendizaje. Emmanuelle Sune me llamó para que la ayudara a preparar la capacitación del miércoles (?). Dicha actividad consiste en invitar a los acompañantes (que vienen los jueves, y que son generalmente voluntarios) y darles una capacitación para que avancen en su propio «acompañamiento», es decir mostrarles nuevas aplicaciones para renovar la propuesta, recordarles qué recursos pueden ser más o menos útiles según la gente que acompañan, etc.

Es decir que Emmanuelle se reunió conmigo (pero yo podría no haber estado) para probar, rever, ensayar y buscar nuevos recursos para después hacer este encuentro en el que, además de todo esto, se escuchó a los interesados. Al principio no entendí muy bien por qué había pedido mi ayuda, dado que ella conoce de memoria todos los recursos con los que la Bpi cuenta y yo, gracias que me acuerdo de 3. Pero ahí comprendí el nuevo apodo que el servicio bibliosésame (otro en el que trabajo) me puso. «Betiná (no se olviden del acento en la A), vos sos nuestra Candide (de Voltaire)». Lo primero que atiné a hacer fue preguntar: «¿eso es malo o bueno?». «¡Es bueno!, es nuestra manera de decir que sos nuestra especie de curiosa naive y optimista que nos permite reflexionar sobre varias cosas en las que curioseás»

La Bpi, Emmanuelle y Alice Vallart (que es quien justamente organiza la llegada de las asociaciones los jueves), especialmente, prestan mucha atención a los pedidos. «Podríamos incluir al menos un jueves de cada mes, una hora de conversación», «podríamos pensar en alguna actividad organizada en conjunto con el servicio de la música»… Y Emmanuelle o Alice  toman apuntes y suman. Y el combo sigue girando. Ellas no pierden el entusiasmo y lo transmiten de una manera muy especial. Al menos yo, estoy emocionadísima. Y les estoy profundamente agradecida.