Periscope es una aplicación que permite una transmisión de video que se va captando con un teléfono inteligente, en directo, a otros usuarios y permite que uno pueda, en tiempo real, interactuar con los contenidos que el transmisor pone al alcance de los interlocutores.
Se graba y se retransmite en tiempo real. Como decíamos, los usuarios que van recibiendo la transmisión pueden participar, también, en tiempo real, enviando «corazones» a quien está realizando la transmisión del video, como señal de que les gusta.
Dicen los creadores de Periscope: «no hay mejor forma de sentir un lugar en un instante determinado que mediante un video en directo. Una imagen podrá valer más que mil palabras, pero un video en directo puede transportarnos al lugar y mostrarnos lo que allí ocurre».
Una biblioteca en Córdoba muestra cómo es un día en el establecimiento. En simultáneo, una biblioteca en Santiago del Estero, a través de los ojos cordobeses, vive la experiencia y la comenta. Y esa mirada se va reconstruyendo porque Santiago del Estero responde, comenta y la biblioteca de Córdoba, necesariamente, mueve el foco hacia otro lugar.
Un solo detalle: hay que tener una cuenta en Twitter. Periscope notifica de las transmisiones en Twitter. Los videos solo estarán disponibles durante 24 horas después de su emisión en directo. Pasadas esas 24 horas, el video desaparece de Periscope, pero existe la opción «descargarlo desde el móvil desde el que se ha creado». Si un bibliotecario quiere crear un video para los lectores u otros colegas, puede descargarlo, después de su difusión alive, en una plataforma aparte —por ejemplo, un canal de YouTube—aunque ya no se podrá interactuar en la conversación inicial.
Para una institución, es recomendable dejar todo abierto y que se comparta cada retransmisión en Twitter, de modo que se pueda beneficiar de diferentes visionados fuera de esta app de Periscope. Esto es muy sencillo, si nuestros seguidores retuitean o comparten la URL, podrá ser visible en los timelines (líneas de tiempo) de Twitter de usuarios que quizás no nos conozcan, lo que aumentará así el alcance.
Y eso es muy importante porque sino, uno podría preguntarse cuál es la diferencia, por ejemplo, con una charla por skype en videoconferencia, donde uno también puede ir agregando comentarios de lo que ve. Sin embargo, esos comentarios, ese diálogo permanece dentro de una conversación privada, aún cuando sean 100 las personas en conferencia, está siempre limitada a la gente que invitamos. Periscope se diferencia porque su canvas es Twitter. Esto significa casi ilimitado. Ni siquiera si estuviera en connivencia con Facebook sería tan eficaz. Uno debe enviar una solicitud para ser aceptado en Facebook. En Twitter, no. Yo puedo seguir a quien quiera, sin pedir permiso. Todo se multiplica.
En resumen: grabamos y te mostramos, y mientras lo hacemos ustedes observan y opinan. Al mismo tiempo, en lugares diferentes. El trabajo no es inmutable, cambia según la mirada, en tiempo real, del otro. Se interactúa, se personaliza la experiencia a través de los comentarios y necesidades del que está mirando. Lo que se muestra se va adaptando, modificando, recreando. Una mirada que convoca a otra mirada.
En el instante en que uno se baja periscope, la app te muestra tus contactos de Twitter que ya están usando Periscope y te sugiere que los sigas. A veces, está bueno que lo hagas para que también los otros se enteren de que tenés Periscope.
Twitter te acerca a las personas, intereses y eventos, Periscope te permite vivir esa relación en tiempo real e interactuando, simultáneamente, permitiendo ser interpelado por esta audiencia global que nos rodea. Una relación que se transmite, deviene y se transforma. La antítesis de una experiencia estática. El interlocutor no sólo recibe sino que intercambia y transforma su contenido, a través de los comentarios.
¿Para qué puede servir Periscope en una biblioteca?: retransmitir conferencias o eventos; mostrar los backstages o trabajos entre bambalinas: restauración de libros, modos de catalogación; colecciones secretas a describir; visitas guiadas por los anaqueles, llegada de nuevos ejemplares (para que salgan corriendo a pedirlos prestados…), presentación de servicios nuevos (para los sin calle, servicio de referencia…).
No nos olvidemos que ellos (los usuarios/visitantes) están, en simultáneo, en tiempo real, allí. Así que toda idea que “tiremos” se podrá expandir y… una idea trae otra idea. Y la que más me gusta (siempre), y que ya comentamos en otro post (#askanarchivist), la de preguntas a los “especialistas” (información, referencias …) Y sino, por supuesto, siempre habrá un bibliotecario con sentido del humor que tenga ideas un poco más interesantes que las que acabo de dar tales como: anecdotario bibliotecario (incluye sucesos con freeks, nerds, amorosos, fetichistas…), etc.
Un consejo muy importante: hay que planificar muy bien lo que se va a contar ya que uno no sabe cómo va a reaccionar el/los interlocutores. Las interacciones pueden ser caóticas y hay que estar preparado.
Hay toda otra parte para la que, posiblemente, tengamos que pedir algún consejito. Porque, en realidad, estamos haciendo un trabajo de camarógrafo, amateur, pero de camarógrafo al fin. Y tal vez, una serie de tips no nos vendrían nada mal: ubicarse en un lugar con poco ruido, verificar que funciona el micrófono, no te muevas mucho que tu interlocutor se marea…
Veníamos diciendo que el mayor aporte es el de servirse de una red como Twitter. Pues entonces, aprovechála desde antes. Anunciá tu evento con anterioridad, promocionálo mucho, elegí el hashtag adecuado, motivador, convocante, calculá bien el momento del día, etc.
Acordáte de esto de que después de 24 horas… así que apenas empieces, pensá en facebookear, etc. Sí, todo un poco adrenalítico. Pero así son las redes. Y después sí, por supuesto, descargá todo lo que hayas grabado para que permanezca documentado en otras plataformas en las que ya no te corre nadie: Youtube, Vimeo…
Para terminar, una cosa importante e interesante: Periscope te da estadísticas sobre el hecho: replays, cuanta gente puso “corazoncitos”, cuántos lo miraron en tiempo real, cuántos lo vieron a través de la web y no con la app…
Pero que la adrenalina no te sobrepase: recordá que hay que respirar y, de paso, le dejás tiempo a los otros para que intervengan. No hay una sola persona mirando, hay millones y, entonces, dales lugar a comentarios y corazoncitos. A veces solo comenzarán a saludarte, a decirte de dónde son… Es necesario que permitas y que respondas. Eso son las redes, aunque haya mucho narcisista suelto. Es un diálogo. No lo olvides. Entre ellos también pueden hablar, así que son todas situaciones que pueden modificar el hilo conductor. A no desesperar. Sólo no olvides tener estos detalles en cuenta. Cuestión de práctica. A veces el mecanismo es al revés y no hay que entregar y preguntar sino, primero, preguntar qué quieren y luego entregar. Todo no puede durar más de 7 minutos. Así que… paciencia, no es la muerte de nadie. A disfrutar.
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