Y entonces, aparece una serie más: La peste. Así que llega una profesora muy cool al colegio y les dice a sus alumnos: “hoy vamos a hablar del siglo de oro. Pero no se preocupen, les traigo una serie sobre el tema: La Peste. Porque ya entendí, ¡hay que aggiornarse!.
Y entonces, feliz de ser tan topi, apela a los celulares y los dirige al sitio de la nueva serie de Movistar. Con una fotografía que se las trae y con temas que bien pueden “leerse” desde el hoy, parece ser lo adecuado para estos nuevos alumnos participativos/prosumers/genios/autodidactas/etc.
Y la verdad es que la serie tiene una calidad de forma y contenido impoluta: parece cine. Hay especialistas de distintas universidades que avalan una investigación de época impecable, los actores buenísimos, pero a los 10 minutos, los alumnos se durmieron o navegan por youtube, una vez más.
Pero ¿no era que estábamos en la era de la imagen? ¿no era que la educación visual era lo que se venía?, ¿no era que…? Bla bla bla. No es una cosa sola, no es algo. Son muchas cosas a tener en cuenta, y la más importante: aprender a escuchar, hablar un mismo idioma, entre otras cosas. Si hace 30 años pasar una peli (no había series tal como las conocemos hoy) era re cool, hoy ya no lo es. O, en todo caso, no es suficiente.
Varias razones que resumiremos en dos. La primera, existe algo que se llama transmedia. Y aunque se sigan preguntando qué es, la respuesta más fácil es la siguiente: todo es transmedia
La segunda, que es la que más me interesa para desarrollar este post, es que es muy importante entender esto de “hablar el mismo idioma”. No alcanza con pasar una película. La estrategia es más compleja, más rica, más diversa. Hagamos un repaso:
Dice Wu Ming 1: “el público (alumnos/usuarios) ha madurado, se muestra más atento y exigente. (…) se siente -y está- cada vez más implicado (comprometido) y partícipe, ya no quiere ser solamente ‘audiencia’. (Ahora son) (…) comunidades abiertas de usuarios-reutilizadores”. Ya no quieren solo ver una película o serie que empieza y termina. Que no le da lugar a participar, expresarse, entre otras posibilidades. Por supuesto que pasar de dos tomos de “El quijote” a una pieza visual es toda una osadía y un gran paso, pero la tecnología no deja de avanzar y sorprendernos.
El nuevo protagonista de la ecuación creativo/educativa, como decíamos, es un alumno/usuario que recrea, resignifica, relee, comparte, distribuye, suma, enriquece, ADICIONA. Crea tráfico. Crea recursos (expansiones, derivaciones, etc.). El famoso “prosumer” es productivo, es un usuario/generador de contenidos (user generated content: UGC), es colaborativo, es un co-creador, es un evangelizador, es un Influencer, es un viralizador. Y si no lo dejamos poner su granito de arena en los contenidos que queremos transmitir, nos estamos saltando una generación. Quieren participar y expandirse, salir a las redes, mostrarse.
Pero para que todo eso suceda, tiene que haber un material disparador que lo permita. Por eso creo que la serie, aunque no sea aún un elemento clave para que no se queden dormidos, es un comienzo muy interesante.
Lo primero que tenemos que hacer para seguir avanzando es preguntarnos: nosotros (los docentes/institución) ¿estamos dispuestos a aprender, a soltar el control, a coproducir? #challenge. Imaginemos que nos respondemos que sí, pasamos al siguiente paso: ¿cómo? ¿Cómo hacemos para implementar esta nueva forma de aprender/enseñar? Una respuesta es: hablando el mismo “idioma”. Compartiendo el mismo universo.
La serie no está mal, repetimos. Tampoco seamos extremistas. Pero se queda corta. Hay muchos aspectos en los que tenemos que poner la mirada. Qué dicen, de qué hablan (los temas), cómo lo dicen (formatos y géneros), dónde lo dicen (plataformas) nuestros interlocutores.
“Las orejas de un museo (institución) deben ser más grandes que su boca. Es una verdad cuando se trata de la co-curación”, dice Joyoti Roy.
Pero vamos a insistir con otro de los “miedos” actuales: aceptar esta colaboración, esta co construcción del conocimiento no implica desvanecernos ni perder cierta “autoridad” en ciertos aspectos. Repetimos:
Nuestra función como docentes, museólogos, investigadores, bibliotecarios sigue impoluta. Cambió, se transformó… Pero seguimos siendo nosotros los que aún manejamos la conformación pedagógica de toda esa información que los usuarios encuentran. Somos los que llevamos a cabo la curaduría real de los contenidos, de los datos para que devengan conocimiento. Así que a no desalentarse. Somos los nutricionistas de la web. La NO infoxicación aún depende de nosotros. Nuestra tarea es ardua y por qué no, más divertida y hasta variada.
Volvamos a eso de “hablar el mismo idioma”. Aprender ese idioma, apropiarse de ese universo implica, entre otras cosas, saber distribuir de manera «sabia» los contenidos para cada una de las plataformas que nuestros “co-autores” eligen, entre otras cosas.
Veamos un ejemplo simple de aceptación: insistimos en que el alumnado/usuario debe ir a buscar información, investigar, aprender a hacer preguntas y encontrar las respuestas en éste o aquel sitio, en los diccionarios, en los libros. Hasta aceptamos Wikipedia…Pero esto también ¡Ya fue!
Nick Coates dice: “La co-concepción necesita de una gran conversación” (se habla y se escucha).
Vayamos a un solo ejemplo que nos llega de cerca: nuestra Mona Jiménez. La Mona se dijo: “hay que reinventar el cuarteto, hay que aggiornarse. Mi público ya pronto no podrá ni bailar. Hay que salir a buscar nuevos oyentes” y entonces, su nuevo videoclip se subió a YouTube y se eligió el tema más de moda del momento (en que se publicitó), Game of thrones. Y se la bancó.
Ya casi llegamos a donde quiero… Estoy navegando y me encuentro con este video:
Lo más interesante y, probablemente el primer punto para considerar este contenido como un ejemplo de expansión transmedia es que me divertí y aprendí de esta pieza como si fuera completamente autónoma y ya veremos que no.
La youtuber del siglo de oro nace como expansión de la famosa serie que la profe cool mostró al inicio: La peste. Y no sólo pensé que no había algo anterior a este video, sino que si se fijan, ¡ni siquiera es el primero!
Pero esto recién empieza.
“La Mancebía es una webserie de seis episodios donde Cecilia Gómez que interpreta a Eugenia en La Peste, se transforma en la youtuber del Siglo de Oro para contarnos curiosidades del contexto histórico de la serie en un tono divertido e irreverente. Sus seguidores, los posibles futuros fans son denominados los pecheros. Eugenia, en la serie, gana la vida ejerciendo la prostitución en las boticas de la Mancebía, junto al puerto de la ciudad.
Eugenia aborda en cada vídeo un aspecto diferente de la sociedad y la cultura sevillana durante la edad moderna. Estos van desde los productos de belleza que se utilizaban en la época, las outfits más in del momento y la música más popular, hasta los objetos que llevaban las mujeres en sus faltriqueras y los placeres carnales”.
Veamos algunos ejemplos de lo que significa, de verdad, aprender el idioma de nuestros interlocutores:
El uso del lenguaje y la imagen: followers, engagement, trendy, etc. “La taba era la versión vegana de los dados”, dice Eugenia
La ropa que, por supuesto, deviene “outfit”:
La reflexión sobre lo que se dice y se hace. La actualización, el aggiornamiento mostrado literalmente:
Fotos en la billetera/cartera:
El primer video que les dejé es uno de los mejores y donde más se pueden ver y oír las expresiones más características de los videojuegos:
Y mucho lenguaje (códigos) youtube, youtube: ejemplo TAG
Explica Isolated:
“Actualmente, muchos YouTubers (…) están haciendo vídeos con tags en sus canales. (…) En estos vídeos, el YouTuber tiene que responder a una serie de preguntas o cumplir un reto que otro YouTuber le haya propuesto. El método que utiliza el YouTuber para lanzar esas preguntas o reto a otro YouTuber es a través de las tags. Un YouTuber propondrá una tag a otro YouTuber para que siga ese juego, hasta que pase a otro y a otro, y así sucesivamente”.
Eugenia sigue, en realidad, el Tag: Qué llevo en mi Bolso. Que con el siglo de oro deviene: qué llevo en mi faltriquera (bolso/carterita)
¿Qué otros elementos señalan que La peste ha sido pensada como un proyecto transmedia?
Una wiki: la Wikipeste, con artículos e imágenes que amplían la información de la serie y su contexto histórico, hasta webseries, documentales y podcasts.
Por su parte, el chef Daniel del Toro fue acompañado por actores de la serie para reproducir recetas del siglo XVI y poder disfrutarlas en el siglo XXI mientras explican curiosidades sobre los productos que cocinan o los procedimientos utilizados entonces para conservar alimentos o cocinarlos.
Podcasts con el nombre de El confesor, en los que el guionista y cocreador de la serie Rafael Cobos escucha la confesión de sus propios personajes, llamados a declarar ante el Tribunal de la Santa Inquisición, descubriendo algunos aspectos de su pasado que no aparecen en la serie.
CGI: Sevilla: presentado por dos “frikis” de los efectos especiales que recorren platós y salas de postproducción para reconstruir el proceso de creación de La Peste.
Los inquisidores: un podcast con los audiocomentarios de Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, creadores de la serie, que guían a los oyentes a través de cada uno de los episodios.
La ruta de la peste: el universo transmedia de La Peste se propaga más allá de lo digital: las personas que visiten Sevilla se encontrarán con señalizaciones (¡muchas ratas!) que los llevarán por un recorrido que conectará estos espacios físicos con referencias históricas, anécdotas del rodaje y leyendas de la ciudad.
«En todos estos escenarios marcados por las esculturas de los roedores, el curioso encontrará también un código QR que podrá escanear con su teléfono móvil y que le conducirá a una audioguía y una breve explicación sobre el porqué y la historia de cada uno de ellos.
Las esculturas de ratas doradas pueden encontrarse en la Cárcel Real, la Plaza Molviedro, las gradas de la Catedral, la imprenta Cromberger, el barrio de Triana, la Casa de la Moneda, Hospital de las Cinco Llagas, la Plaza del Cabildo y Casa Monardes. Son lugares donde se comerció con esclavos, donde la iglesia gestionó la mancebía, donde los que no habían nacido nobles se convirtieron en influyentes o donde se imprimieron los libros que llegaron a medio mundo».
Y no sólo con este recorrido se sale de lo digital. La Peste se ha erradicado en Sevilla, sin embargo, otros peligros siguen acechando a la capital andaluza. En esta nueva temporada de La Peste: La Mano de La Garduña, los fans de la serie podrán participar activamente ayudando a Valerio y Teresa a descubrir la identidad de 5 de miembros de La Garduña mediante este juego de realidad alternativa.
PD: Y de paso les cuento que parece que los medievales se las traen y sino, vean la genialidad de este muchacho (o muchacha) que se ha puesto el nombre de cuñado medieval. Es el mismo sistema, pero más productivo y lo hace solito, solito. Para que vean que no siempre se necesita hacer alianza con Movistar para ser feliz y hacer feliz a otros, por ejemplo, a mí. Amo a Cuñado medieval.
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