Y como de espacios culturales me ocupo, es obvio que dejaré afuera trabajos futuristas que tienen que ver con lo digital pero con otras áreas tales como cocina, salud, medioambiente, etc. (aunque les diré algunos para alardear): El equilibrador microbiano que, como su nombre lo indica, sería responsable de encontrar el equilibrio microbiano perfecto para su salud, el manager de la muerte digital que se asegurará de que toda la información subida a las redes, sea borrada. Otra que la ley del olvido de Google… Suficiente, ¿no? Pasemos a las profesiones que nos conciernen.

Según un estudio reciente realizado por TheLadders, los puestos de trabajo de mayor crecimiento son los que se ocupan del diseño de experiencias del usuario (tema que hemos visto en varios otros posts…), desarrollo de iOS, Android, que, definitivamente, no existían antes. Pero no es siempre el caso.

A veces no son los trabajos en sí, sino las fusiones de varias áreas las que “producen” un nuevo profesional. Muchos puestos de trabajo de diseño están ocupados por personas con habilidades de diseño gráfico, sin embargo, Mark Newman señala: «HireVue ha visto que las personas con antecedentes en los campos de la psicología y la antropología también tienen mucho éxito, ya que tienen habilidades que les sirven muy bien en el campo, incluyendo atención al detalle, la empatía del usuario, etc”.

Donna Svei, consultora de búsqueda de ejecutivos, cree que la verdadera clave es perfeccionar la habilidad de reinventarse a sí mismo. «Las empresas no están contratando explícitamente esa habilidad, pero sí forman parte de los que inventan trabajos que no existían hace cinco años, por lo que están contratando gente que sabe cómo reinventarse a sí mismos».

No había tal cosa como un experto en medios sociales hace cinco o diez años, Svei observa: «Ahora hay miles de ellos y, curiosamente, muy pocos eran profesionales de la comunicación en su carrera.» Svei cree que la actual generación de expertos en medios sociales son las personas que vieron la oportunidad y se reinventaron a sí mismos. Yo agregaría: el que no se reinventa, deviene obsoleto.

Relato un par de anécdotas que darán cuenta de que esto sucedía antes de la llegada de Internet. Pero que tal vez, antes, parecía ser sólo una excepción. Hoy, ha devenido casi regla:

Cuando estudiaba Letras, cursaba la materia de Lingüística y una nueva asignatura se sumó al programa. Estoy hablando de los años 80’, con democracia incluida. Llegó la Sociolingüística. Pero no había profesores para dictarla porque no había carrera, por ende, no había sociolingüistas. Los que dictaban la materia eran los mismos docentes de Lingüística que, seguramente, se habían especializado en estos aspectos de manera personal, o se habían puesto a investigar, a la velocidad de la luz, nueva bibliografía.

En el año 1997, me quedé sin trabajo y comencé a buscar desesperadamente un lugar en el que una investigadora pudiera ser útil, fuera del ámbito académico. Explicando lo que podía ofrecer, conseguí un puesto de productora de televisión. No me extenderé en esta experiencia que duró hasta el año 2000. Lo que intento señalar es que, ante la necesidad de una productora, una investigadora no estaba mal. Y allí fui yo la que comprendí que lo que en ese momento podía ofrecer, se llamaba así: producción. El puesto me antecedía.

Ya en la era internética, me sucedió algo similar (y me sigue sucediendo) pero que está más a tono con la nota y, posiblemente, permita entender más esto de la adecuación de la creación de un puesto de trabajo a la creación de una carrera o viceversa.

En el 2005, me recibí de documentalista multimedia, una especie de bibliotecaria internética que surfea la net en busca de material. Necesitaba una reconversión (no en el sentido literal en el que se cambia radicalmente de carrera). Necesitaba integrar aspectos de la informática a mi tarea de investigadora. Necesitaba actualizarme, un relookeado. Sentía la necesidad de ampliar mis horizontes ya que la literatura no me era suficiente para las demandas de empleo. La renovación estaba dada por la demanda.

Esa carrera no existía en Argentina, y sigue sin existir, en los mismos términos (sí hay materias relativas al documentalista que se han sumado a carreras ya existentes). Por tal motivo, 10 años después, sigo explicando qué hago, qué puedo hacer, que no filmo películas, que investigo igual que lo hacía como literata pero que las estrategias, la metodología, las herramientas y los objetos de estudio son otros, etc.

Hoy vuelvo a encontrarme con un planteo similar, no sólo en mi puesto de trabajo sino también en ámbitos en los que estoy, particularmente, interesada en este momento. Primer caso, trabajo: “¿Vos sos curadora de contenido?” Y entonces retomo el tema del neologismo. La gente, al no conocer el término documentalista multimedia (netsurfeur), necesita nominarme de algún modo para entender, para “asir” lo que hago. Contesto que sí.

Creo que, en este sentido, está bien que una bibliotecaria haga la tarea de una documentalista ya que la carrera no existe, pero que se quede ahí es lo que me parece incorrecto. Doy un ejemplo más claro. Todos manejamos las redes sociales. Usamos twitter, Facebook, etc. Eso no significa que podamos ocupar el lugar de un especialista en marketing digital. ¿Por qué?. Porque yo tuiteo, pero el especialista ha aprendido y desarrollado estrategias para hacerlo de manera profesional: sabe en qué horario tuitear, qué cantidad de tweets por día es el número correcto, si se suben fotos o no, si es bueno responder a los comentarios, si es mejor crear grupos en Facebook o no, etc.

Yo tuiteo, tú tuiteas, él sabe cuándo tuitear. Esa es la diferencia.

Es evidente que no todos los organismos y empresas pueden tener al especialista, ya sea por estructura o por presupuesto. Y por sobre todas las cosas, porque nadie es desechable. El que tuitea intuitivamente puede aprender y no necesita abandonar su puesto. Y aquí es donde, una vez más, la capacitación lo es todo. Sentir que nuestra profesión es obsoleta no significa que ya no servimos más, significa que tenemos un motivo para seguir aprendiendo y, por sobre todas las cosas, amplificar nuestro porvenir.

Segundo caso, museos, bibliotecas, espacios culturales, etc. Hace unos años, mi tarea de investigación se ha focalizado en estos ámbitos. Lo que voy descubriendo es el mismo esquema en otro escenario. El curador de una muestra no ha abandonado su trabajo, se ha actualizado y comienza a manejar las nuevas tecnologías de forma intuitiva pero sigue capacitándose. Los grandes museos en el extranjero, ya tienen un Director del Departamento digital del mismo.

La pregunta sería, repito: ¿está bien que alguien que no es un especialista en la materia ocupe un puesto que cubrirá de una manera relativa? A mi modo de ver, depende de la estructura que lo acoge, que lo estimula para seguir capacitándose, del compromiso y la voluntad de esta misma persona de crecer en red, es decir, aumentando su capacidad ya obtenida en función de cumplir tareas digitalizadas y lo que esto implica.

Porque si hoy yo quisiera trabajar en un museo, en una sociedad “antigua”, no actualizada, obsoleta… me dirían que no puedo porque jamás he trabajado formalmente en uno. Debería dejar vacío el casillero “años experiencia en el puesto requerido”. Sin embargo, si lo hubiera hecho, seguramente no sabría nada de nuevas tecnologías y hoy estaría buscando alguien que me complementara. Por eso, no todo el peso debe caer en el “empleado”. El organismo o empresa debe entender que la evolución se da quiera o no quiera. Pueden tomar la decisión de permanecer donde están, pero pueden también subirse a la ola, capacitar a sus empleados, crear puestos y departamentos que amplíen su visión y objetivos, entendiendo los beneficios que esto puede acarrear.

Capture

Última anécdota. En el 2011 tuve que entrevistar a Françoise Juhel, Jefa del servicio de Ediciones multimedia de la BNF. Y otra fue la historia. En realidad, la primera sorpresa fue encontrarme con una mujer de edad avanzada, y cuando digo avanzada, digo mayor de 60 años (avanzada para el ámbito tecnológico en los que todos tienen de 12 a 20 y sabiendo que Google, lo estimula). Yo le pregunté a Madame Juhel: “¿Y cómo se sienten los bibliotecarios de la ‘vieja escuela’ que se niegan a dar un paso adelante y que piensan, una vez más, que van a perder su trabajo?” y ella me respondió con un simple: “… s’impose”. Traducción más que evidente: Se impone. Es así, señores. Les guste o no, la nueva era se impone: con sus puestos, sus perfiles, sus posgrados, etc. O nos sumamos, nos preparamos, aprendemos, nos actualizamos, dejamos de resistirnos. O nos quedamos afuera…

La sociedad está cambiando. Nuevas necesidades se van implementando y, para ello, es necesario crear nuevos agentes que puedan llevar a cabo estrategias para responder a las mismas. Es lo que hoy, en términos modernos, se llama el nacimiento de nuevos perfiles profesionales que, a su vez, crean, como consecuencia, nuevos puestos de trabajo, nuevas carreras terciarias o universitarias y nuevos modos de estrategia.

¿Qué es un neologismo? Según la Real Academia Española, un neologismo es un: “Vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua”. No es alguien sino más bien una necesidad quien lo decide. Una nueva circunstancia, un nuevo grupo de contenidos “exige” ser nominado.

Cuando ciertas áreas empiezan a “ponerse de moda”, significa que nuevos conceptos y palabras van a surgir. Hay varias áreas que están, como decíamos, en boga. La velocidad en el desarrollo de la tecnología necesita la rápida simultaneidad en el lenguaje. Los sucesos llaman a las nominaciones.

ranking-emergentes-salariosEl hombre ha siempre sentido la necesidad de nominar. Sólo cuando hemos logrado describir y explicar, comprendemos, y comprendiendo se integra física y mentalmente una circunstancia. Lo que tiene nombre deviene algo conocido, familiar y las nuevas tecnologías tienen eso: hay que conocerlas, comprenderlas e integrarlas. “Llamemos las cosas por su nombre…” dice la frase.

El informe de Sodexo reagrupa estas nuevas (algunas no, tanto) profesiones en tres grupos: fusión de carreras, resolución de problemas y todo lo relacionado con el equipamiento:

El primer campo es lo que veníamos charlando: fusionar carreras tradicionales que juntas reinventen una nueva profesión o una carrera tradicional con un aditivo más moderno como podrían ser las nuevas tecnologías.

Respecto a la resolución de problemas se habla sobre los nuevos medios y plataformas que, evidentemente, devienen obstáculos a la hora de afrontarlos, más que nada porque hasta el momento resultaban desconocidos. ¿Qué relación mantener con las redes sociales si antes ni existían?

Citando a Thomas Frey: (traducción libre) «60% de los mejores oficios de los próximos 10 años no se ha inventado aún.» Una frase que resume la constante evolución del mercado laboral que vio nacer, junto con el avance de la tecnología, nuevas profesiones acorde a los tiempos. De lo que no hay duda es que esas relaciones se deben desarrollar sí o sí.

Ahora sí, tendrán que esperar hasta la semana que viene para que vayamos a los ejemplos concretos: algunos rarísimos, otros renovados, mucho para museos y la nueva oferta académica para varios de ellos. Instagramadores. Especialistas en Pinterest, Directores digitales, etc.

continuará…

Las profesiones del futuro. Agregando casilleros (II)