El Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou está formado por dos departamentos: el Musée national d’art moderne / Centre de création industrielle (Museo nacional de arte moderno/Centro de creación industrial) y el Département du développement culturel (Departamento de desarrollo cultural), además de varias direcciones. El Centro está asociado a dos organismos: la Biblioteca Pública de Información (BPI) y el Instituto de Investigación y de Coordinación Acústica/Música (IRCAM).Es en la Bpi donde trabajaré durante seis semanas. No vale la pena relatar en detalle las características de esta biblioteca hiper moderna y con uno de los fondos audiovisuales más importantes del mundo. Eso lo pueden leer en cualquier artículo. Me parece más interesante contar aquello que sólo sus integrantes podrían develar.
Cuenta con varios departamentos interesantes que iré describiendo a medida que me los vayan presentando o que los vaya conociendo sola.
Solo hay un detalle que les cuento que me había impactado hace varios años y que hoy cuenta con una característica muy especial: el departamento que se ocupa de los discapacitados. Específicamente relataré sobre un personaje que aún sigue trabajando en ese espacio y que se llama Alí. Cuando llegué en el 2004, me presentaron lo presentaron, una persona con discapacidad visual que se paseaba por el Centro a sus anchas en compañía de su perro que, en esa ocasión, era un labrador. Se ocupaba, justamente, de ayudar a quienes tienen su mismo problema. En ese momento, también me asombraba su capacidad de reconocerme cada vez que pasaba a su lado.
«Alí», le dije, «más allá de los olores, ¿cómo hacés para saber que acabo de llegar?». «Fácil Betina, por el ondeado de tu cabello. Yo puedo registrar los vacíos de volumen que se dan entre ellos, y sé que tienes el pelo un poco ondulado y…«, de más está decir que todo ese tipo de desarrollo de sensibilidades especiales, me impacta y me asombra.
Siete años después, Alí sigue acá. Ha cambiado de perro, aunque sigue siendo un labrador, y sigue emocionándome cada día. Me mostró algunas novedades como la impresora braille, entre otras cosas, pero aquí viene lo que me resultó fabuloso: hay unas cabinas especiales munidas de elementos informáticos para los discapacitados visuales. Computadoras que hablan, etc. ¿Quieren saber cuál es la contraseña para acceder a ellas?. BORGES. Maravilloso, ¿no?. Por supuesto ellos afrancesaron el término y dicen: borshés. Pronunciarlo correctamente sería SNOB.
Como les contaba en el post anterior, me dedicaré en primer término a dos espacios: el primero, el de las redes sociales, la identidad numérica de la Bpi. Para ello, cuento con el relato de Sylvere Mercier que, como les decía, es uno de los encargados de probar diferentes modos de integrar las redes sociales a la actividad cotidiana de la Biblioteca.
El segundo espacio es el de los archivos sonoros que me será transmitido por Natalie Nosny. Como objetivo, se han propuesto numerizar toda conferencia, debate, etc que se lleva a cabo en la Bpi, y adjuntar material relativo al mismo.
Empecemos, entonces, por Sylvere. Están a full con facebook pero aún no han decidio cómo será la organización interna en dicha red: grupos temáticos, páginas… Todo esto es lo que están probando. La cosa es así:
En la BPI existe el RADIS, el servicio de respuesta a distancia. Lugar donde trabajé en el 2004 y al que volveré la semana que viene. Este servicio recibe preguntas de todo el mundo y tiene 72 horas para responder. En mi tesis, doy ejemplos de preguntas que pueden llegar. Uno puede responder por mail, correo o chat (aunque éste funcionó mal. Aún hoy). Lo que se pretende es que, al integrarse a facebook, este servicio tenga más difusión, más visibilidad y, lo que es más interesante, que sean los usuarios los que puedan participar de las respuestas también.
Evidentemente en este espacio también han comprendido que el conocimiento ya no pertenece solamente el bibliotecario (profesor, maestro, etc) sino que nos pertenece a todos y, entre todos, lo construimos, lo alimentamos, etc.
Otro tema de conversación que me interesó es el hecho de que se permitan seguir probando con otras ideas y otros sistemas. Por ejemplo, me contaba Sylvere que habían hecho una página y que ésto no funcionaba, que el grupo había dado mayores resultados y que ahora pensaban hacer varios grupos posiblemente enmarcados en la diferentes regiones y, en un futuro más lejano, grupos temáticos. De esta manera, en el primer caso, habría bibliotecarios que trabajan en las bibliotecas de cada región que facilitaría la tarea. Y en el segundo caso, especialistas de cada una de las asignaturas que se manejan en la BPI.
Por supuesto siempre los perfiles cuentan con el aval de la Biblioteca y con el material con el que cuentan. Pero de esta manera, sin salirse completamente de la institución, podrían dispersarse un poco.
Lo maravilloso es permitirse la prueba y el error. Si no es facebook, me decía Sylvere, probaremos con Google+, y así hasta encontrar lo que más convenga a la institución y al nuevo discurso de las nuevas tecnologías. Es evidente que esto recién empieza y que hay mucho por probar, pero están todos muy entusiasmados y cuentan con el material y los recursos humanos suficientes para llevar a cabo la tarea con éxito.
Sigamos con los archivos sonoros. Me encanta cuando uno comienza con un detalle tan pequeño como el nombre. Archivo sonoro me suena, al menos a mí, a sonidos. Pues no. Se refiere a todo material que tiene que ver con debates, entrevistas, conferencias, etc. Lo que ellos llaman: manifestaciones, y yo agregaría manifestaciones de la palabra. Natalie estaba de acuerdo con que ese nombre debía cambiar.
Tres temas en particular me resultaron importantes: los derechos de autor, la memoria y el trabajo colaborativo.
Empecemos por el de la memoria. Natalie comentaba que hoy con la numerización, la memoria podía rescatarse de manera más rápida y más segura. Muy difícil les resulta relevar, encontrar, agrupar, aquellas manifestaciones que no han sido catalogadas en épocas anteriores. Es como si no les hubiera interesado trabajar el tema de la memoria…me dice Natalie.
Comentario interesante, sabiendo que la memoria se ha trabajado en más de una ocasión, pero entendiendo el concepto como un término que solo las nuevas tecnologías pueden salvar.
El tema de los derechos, por supuesto, complica las cosas. Pero, de a poquito, van recolectando las autorizaciones de aquellos que «han hablado» antes de la llegada de Natalie. Nadie tiene mayores problemas en ceder los derechos, pero siempre hay alguna temita como el hecho de que el expositor firme los papeles en el día para que la conferencia pueda «subirse» en tiempo y forma, y para poder adjuntar el material contextual que pueda resultar útil.
Último punto: la indexación. Uno de los temas que a mí, particularmente, me interesa es cómo encontrar la información. Los buscadores internos siempre resultan inútiles y uno termina usando google aún para buscar algo en su propio blog. La indexación, cuanto más específica, mejor.
Les voy a dar un ejemplo. El mes pasado fui contratada para buscar todo tipo de información sobre un personaje histórico (me reservo el nombre hasta que salga la película). Este personaje, supuestamente fue muy importante durante la presidencia de Perón. Desconocida casi ella, y con una capacidad camaleónica indudable, su rostro no sólo no es familiar sino muy difícil de rastrear. Estoy segura de que si miro todos los noticieros del 45, los famosos Sucesos argentinos, mi objeto de estudio aparecerá en más de uno. Sin embargo, como la indexación ha sido (si es que ha sido) muy gruesa, es imposible que yo pueda verificar su presencia a menos que vea cada uno de ellos. Mi protagonista (objeto de estudio) no fue indexada, catalogada, taggeada…
Trabajo de hormiga, efectivamente. Y esto es lo que han notado los del Instituto de Investigación y de Coordinación Acústica/Música (IRCAM), me decía Natalie, que actualmente, tiene una legión de documentalistas que se ocupan de indexar para que no se nos escape nada.
Entonces, y aquí viene lo interesante, una vez, más se tiene en cuenta la posible participación del usuario. ¿Y si lo dejamos abierto y cada vez que subimos una conferencia, los que la lean puedan agregar tags?. Me pareció brillante.
Por supuesto que no es tan fácil, que existe una catalogación e indexación normalizada, etc. Más aún con la rigidez francesa que ella misma señalaba, y que no les permitiría desligarse del sistema cuadrado RAMEAU que tanto utilizan. Pero… todo llega. Aún para los franceses.
Porque hay miles de Sylvere y Natalie que se van integrando de a poquito al trabajo de instituciones tan formadas y rígidas como la Bpi u otra institución de caracter público.
[…] cuento por qué este temita ya lo conozco. En el 2004 trabajé como referencista en la Biblioteca Pública de información (BPI) del Centre Geo…. Ciertos días de la semana, debíamos hacer eso: responder cualquier tipo de consulta que […]
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[…] trabaja con otras bibliotecas, es decir, con sus pares. De hecho, y como ya he mencionado en otro post, en la Biblioteca Pública de Información (BPI), las consultas que llegan, ya no son solo […]
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