Hace algunas semanas, se llevó a cabo el Museo Showoff, “una noche de micrófono abierto donde cualquiera puede contar una idea, una anécdota, un proyecto que está tramando o que ya pasó, una pregunta, lo que sea, siempre y cuando esté vinculado con museos”.

Una de las exposiciones fue la de Javier Varela Sosa, sobre las audioguías en los museos. O mejor dicho sobre su función de audioguía. Cuando estaba hablando, recordé un suceso que me tocó vivir en la India. Al llegar al Fuerte Mehrangarh y pedir la audioguía respectiva, me preguntaron: “¿Argentina?”. “Sí”, contesté, y esperé el ya agotador comentario de: “¡Maradona! (o Messi en su defecto)”. En lugar de eso me dijeron: “¡Lalo Mir!”.  Mi sorpresa fue instantánea. “¿Lalo Mir?”, pregunté asombrada. “Sí”, me contestaron. “La voz de nuestras audioguías es la de Lalo Mir”. Y efectivamente así era. Una voz difícil de no reconocer.

Así que me pareció importante hacer un nuevo relevamiento: ¿qué hay hoy de nuevo en audioguías?

Dice la Wikipedia: “Una audioguía o audio tour es un sistema electrónico que permite realizar guías personalizadas en museos, parques, centros históricos y salas de arte. (…).  Proveen información histórica, técnica y visual del objeto que está siendo visto. Las audioguías están disponibles por lo general en diferentes idiomas. Las audioguías son alquiladas por lo general en los museos por cifras módicas, algunas veces vienen incluidas en el valor de la entrada.”

El cambio más evidente que se ha dado en este tema, a partir de la tecnología, es el implemento de las imágenes y otras actividades que hacen, de la audioguía, un elemento más completo y elaborado. Se siguen llamando audioguías pero, en realidad, hoy, algunas deberían llamarse multimediaguías. Imagino que no se ha renovado el nombre porque suena bastante mal. Ya se nos ocurrirá alguno.

De hecho, en la RAE (Real Academia española), ni siquiera existe la palabra audioguía. Es recién este año, en la XXIII edición,  en que el ya desactualizado término estará en la edición en papel que publique Espasa para todo el ámbito hispánico, junto a ‘hipervínculo’, ‘serendipia’, tuit, tuitear y red social.

Lo que intentaremos es ver qué nuevos modos de audioguiarnos van naciendo, cuáles son los elementos importantes a tener en cuenta y qué nos gustaría que hubiera.

Si retomamos algunos temas de los que ya hemos hablado en otros artículos, es evidente que debemos volver al concepto de prosumer. Ya quedan pocos usuarios que se conformen con lo que el museo u otro espacio le entrega empaquetado. Y el caso de las audioguías no es la excepción.

Audioviatores un proyecto que, basándose en la colaboración de los internautas, permite crear y descargar audioguías (…). Por ello, AudioViator, quiere ayudar a difundir la cultura de esta manera, con la colaboración de todos.”

En este caso, la intervención del visitante consiste, en realidad, en poder hacer la audioguía propia. Una plataforma apta (se puede adjuntar un plano, te ofrecen la voz de quién ira contando y la posibilidad de compartir con otros tu trabajo). Hay unos ayudantes, los Viators, que te simplificarán el trabajo:  usuarios expertos en los que la empresa deposita su confianza para aconsejar y ayudar a otros colaboradores en sus audioguías. ¿Cómo llegar a ser un experto? Tienes que demostrar que eres experto en alguna de las temáticas publicando audioguías que interesen a los usuarios. También puedes ser recomendado por otro Viator.

Se pueden copiar, distribuir y comunicar públicamente bajo ciertas condiciones. Puedes hacer esto siempre que no sea para fines comerciales y dejes bien claro que proceden de AudioViator, etc.  Lo que sí puedes hacer es:  descargarlas, compartirlas, insertarlas en tu blog, usarlas como material educativo, etc. YA NO FUNCIONA (2017), UNA PENA…

Pero hay otros como Izi, muy elegida por los museos

Lo qué y no el cómo. El CONTENIDO, como siempre

El problema de estos sitios es que, muchas veces, lo que alguien grabó, disculpen la franqueza, no nos interesa en absoluto. Pero, es posible que encontremos alguna que nos describa un lugar escondido o que simplemente escucharlo de un mortal como uno, nos resulte más interesante que la voz de un serio locutor. O que, simplemente el hecho de escuchar a un “lugareño”, sea más placentero.

Un ejemplo bastante cercano a lo que a mí me gustaría, es el de Storywalker. El proyecto nace en el barrio de Usera, en Madrid. No fue pensado para un museo, pero bien podría usarse para estos espacios. “La idea surge de la sala de teatro Kubik Fabrik y del gestor y emprendedor cultural Juan García Calvo, cuando empiezan a pensar conjuntamente nuevas maneras de involucrar a los vecinos en las propuestas culturales de Kubik con el objetivo de crear nuevos públicos para el teatro. Desde una perspectiva de innovación social, llegan a la conclusión de que la mejor manera de hacer partícipes a los ciudadanos en la cultura es involucrarlos desde el principio en los procesos creativos y utilizar las nuevas tecnologías, en este caso el teléfono móvil”.

Lo que los muchachos logran, es reunir la voz del vecino, las leyendas urbanas. Lo que llamamos la memoria del barrio. La verdadera tradición oral de los espacios. Pero acá no termina todo. Estos relatos costumbristas serán contados por actores y escritores que reescribirán estas narraciones como si de verdad fueran cuentos. Y además, en escenarios reales. Para rescatar no sólo el ambiente físico sino los ecos y sonidos.

Y cuando está todo cocinado, bajamos el audio y nos vamos de paseo por el barrio. También podemos ver imágenes de cómo se hizo todo: grabaciones de los directores, etc.

Dijo Pepe Viyuela, uno de los actores: “quién sabe si Usera no se convierte en un lugar turístico, no tanto por sus monumentos sino por las historias de la gente, de esas leyendas que van pasando de boca en boca (…) Creo que así es como se trabaja realmente la cultura, la cultura no está en las bibliotecas ni en los grandes museos, ahí hay un resto, pero luego hay una cultura viva, que es la que está en la calle y nos olvidamos muchas veces de ella. Me parece muy bonita la idea de ir al pueblo, de bajar a la taberna, de ir a la casa del vecino y que te cuente una historia y reivindicar eso como cultura, como nuestra cultura, como aquello que somos.”

El tema económico

Muchos museos las ofrecen de manera gratuita. La intención es que se la bajen en sus casas para que puedan llegar con cierta información. Una pre-paración. Otros, las cobran y sólo pueden descargarse en los museos o directamente no son descargables y nos dan los ya conocidos telefonitos y audífonos.

Público determinado

A veces, las guías se realizan teniendo en cuanta el target. Es decir focalizadas en un público en particular como es el caso de los niños. He aquí algunos ejemplos:

El caso que sigue, es una aplicación que no es de un museo o de un cuadro en especial, sino de un artista, Gaudí. Este tipo de aplicación serviría en caso de que fuéramos a ver obras del artista con nuestros niños y justamente, por ser contextual, serviría como introducción a todo. Gaudí es una excusa para un tema más amplio, la lectura y la comprensión lectora de los niños. Pero no deja de ser un ejemplo para ver cómo podemos ir “entrándole” a los chicos por donde más les gusta con cosas que nos gustan a nosotros, los adultos.

También pueden estar focalizadas en profesionales. Es el caso del Sir John Soane’s Museum que presenta una audioguía profesional para arquitectos. La verdad no sé por qué esta distinción. A mí, sobre arquitectura, también me interesan los detallitos…

Para elegir

El Art Institute de Chicago te ofrece una aplicación con 50 visitas personalizadas a través de su wi fi y su sistema GPS que geolocaliza dónde estás y te indica cómo llegar a lo que quieres ver. Cada tour incluye entre 6 y 10 obras de arte con las direcciones y mapas para saber cómo encontrarlos.

La realidad aumentada siempre presente. Los QR

Hay dos maneras de integrar los códigos que, para los que no saben qué son, se los explico en este artículo (la explicación está en el enlace al final del post. Paciencia para descargarlo).

Una es simplemente poniendo el dibujito para descargarla en tu celu en lugar de poner un link larguísimo imposible de copiar (bastante tonto a esta altura porque ya casi nadie usa enlaces larguísimos) y otra, un poco más interesante, como en este caso:

MuseARt es una aplicación que reúne obras de arte clasificadas por museos, exposiciones, galerías y temáticas específicas creadas por los Museos más importantes del mundo.  Acá ya tenemos una cosa importante. Ellos son una plataforma pero, la info y la selección, la hacen los museos. MuseARt  “dispone de una interfaz de Realidad Aumentada que identifica directamente cada obra de arte captada con la cámara del dispositivo, es decir, dirigiendo el objetivo del dispositivo a la obra de arte ésta es identificada automáticamente por la aplicación y muestra en tiempo real toda la información asociada a la misma, incluyendo la audioguía respectiva en Inglés y Español”.
Una vez que descargaste la data, puedes consultarla aún sin conexión, porque en realidad, cuando la descargaste, lo que hiciste fue bajarte una base de datos.

Audioguías hay millones. Tantas como casi museos en el mundo. Así que sólo haré un pequeño listado de algunas que han llegado a mí o que me han motivado por algo en especial. Pero, definitivamente, no es un listado exhaustivo ni mucho menos.

También señalaré sólo algunas como ejemplo exacto de lo que no me gustaría jamás escuchar.

Con mapas hechos a mano. Una paquetería

Rick Steves es un personaje bastante mediático. Hace visitas, viajes, todo lo que se te pueda imaginar. Y entre todo eso, las audioguías. El detalle: que cuando la descargás, también podés descargarte un mapita hecho a mano muy bonito.

Un país entero intenta una estrategia

Los museos en Finlandia operan como una red con una gestión centralizada para la administración de las colecciones debido al tamaño moderado de sus edificios, exposiciones, y el número de visitantes. Lo que se está haciendo, y que traduzco acá, es la primera parte de un proyecto de investigación para el desarrollo de una herramienta, una plataforma de aplicaciones. Obviando toda la investigación (que pueden profundizar acá), la intención, resumiendo, es proporcionar a los museos un centro de gestión y mantenimiento centralizado de aplicaciones. Cada museo participante puede subir sus propios contenidos (guías con texto, imagen, audio y / o video) y el servicio Google Cloud Storage almacenaría los metadatos y facilitaría el acceso al administrador de la aplicación y/o al museo responsable. A diferencia de una aplicación específica de un museo, esta plataforma distribuidora intentará ofrecer al visitante una visión general de todos los museos participantes, y uno podrá elegir el museo que me interese más para visitar en línea o en el sitio.

La perlita. Siempre hay una

Nada de especial. Pero ni lerdos ni perezosos a éstos se les ocurrió un combo más completo. ¡La audioguía incluye bici!. El viaje en bici es la forma ideal de disfrutar de Florencia a su propio ritmo. ¿Qué está incluido?: Alquiler Cruiser Bike, reproductor de MP3 con audio-guía, Auriculares, Casco, mapa ciclismo

Topi, topi o lo que cuando se venga ¡revoluciona todo!

Museo Guide 2.0 es un sistema de guía automática para los visitantes de los museos. Con este sistema se analizan los movimientos del ojo del visitante (a través de unas gafas con tecnología Eye Track), de este modo, cuando mira un objeto u obra de arte, esta tecnología dará información detallada de lo que está observando de diferentes maneras, incluyendo audio. El reconocimiento de objetos de las gafas junto a un algoritmo que analiza dónde pone la atención el visitante hace que esto sea posible. En pocas palabras. Vos mirás un cuadro y la tecnología sabe qué estás mirando y a partir de allí te larga un audio con información (entre otras cosas). Muy simplificado, claro está. Pero si te interesa en la página hay unos dibujitos hiper comprensibles (ja).

Los que entendieron todo. El Louvre y la super empresa Nintendo

El Louvre se preguntó cómo o qué podía hacer con tanto extranjero suelto y allí focalizó. Se identificaron dos audiencias diferentes respecto a la gente que busca recorridos de audio: uno son los que utilizan lo que se les da a su llegada al museo. Otros son los que compran o descargan aplicaciones, que son mucho más exigentes porque comparan: no están limitados en el tiempo, por lo tanto, suelen ser más selectivos. Buena apreciación.

En abril de 2012, la video consola portátil Nintendo DS se convirtió en el soporte para ser la audioguía oficial del Museo del Louvre. Luego llegó la Nintendo 3DS Guide: Louvre. Gracias a la función 3D de las consolas Nintendo 3DS y Nintendo 3DS XL se podrá disfrutar, sin la necesidad de unas gafas 3D, de una gran variedad de experiencias sobre las salas y piezas del Louvre. Nintendo 3DS Guide: Louvre presenta más de 600 fotografías de las obras el museo, más de 400 fotografías de las salas, incluyendo imágenes panorámicas 3D de las galerías,  y más de 30 horas de audiocomentarios que han sido redactados por expertos en Historia del Arte y por los conservadores del Museo del Louvre. Por supuesto incluye versiones personalizadas, para niños, tours recomendados, etc. Y desde luego, al llegar a casa, la enchufamos y actualizamos todo.

Me parece que ¡hay que hacer un curso aparte para usarla! Pero bue, cuando le tomemos la mano, debe ser una experiencia interesante.

En lo que respecta a su utilidad como audioguía posiblemente sea mucho ruido y pocas nueces. Pero resulta interesante siempre ver cosas nuevas.

Conclusiones

No sólo a los chicos les gusta que les cuenten cuentos. A los grandes también. Cuando yo viajo, generalmente lo hago con una amiga. Cada una tiene su rol. No contaré el mío, pero sí el de ella: es la encargada de leer lo que fuimos acumulando en notas y más notas, guías, etc. Yo miro y ella me lee.  Esta es la sensación que una audioguía puede aportar:  uno mira y alguien le cuenta.

Por eso es tan importante la voz y el contenido. La voz porque da esa cadencia que necesitamos para prestar atención, y el contenido porque aunque vengan 100 Catherines o 100 mamás, si el cuento no me interesa, me doy media vuelta y me duermo (parada o acostada, según la circunstancia).

Una audioguía con información tradicional o con un recorrido tradicional es como un QR mal utilizado: redundante. Lo que el nuevo visitante quiere es lo alternativo, lo que pasa fuera de la obra o el museo, lo que nadie habitualmente me podría contar: el detalle, lo contextual, lo que esa obra generó, lo que se salió de los límites. 

Para lo obvio, no necesitamos ni la tecnología, ni nuestra creatividad, ni na’. Hoy, queremos más. Y algunas audioguías mencionadas nos demuestran que se puede. Todavía hay muchas más para crear. Yo tengo varias ideas…

Links
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