Ya hablamos de los bibliotecarios chic o no, sexy o no. De los atuendos que estigmatizan y etc. De lo que no hablamos es de las actividades intencionales que las bibliotecas han propuesto, en varios sentidos, para allegarse de manera más literal al binomio libros-moda. Veamos algunas buenas prácticas. De más está decir que hay varias bibliotecas especializadas en el tema y que, en su mayoría, cuentan con unos libros increíbles. Pero también con otros espacios que se hacen llamar bibliotecas y que no lo son, sólo nos “robaron” un sufijo (teca): “(…) las bibliotecas de moda, un modelo de negocio que toma fuerza en varias partes del mundo. La Ropateca, en Barcelona; Lena, en Amsterdam, (…) o París en donde se encuentra L’Habibliothèque (…).”

Volvamos a las verdaderas bibliotecas:
La Biblioteca del Museo del Traje, España, Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico dispone de una selección de fondos sobre la historia del traje y la moda, técnica y producción textil¸ la Biblioteca del traje en Brasil se especializa en Historia del Traje y Accesorios; la June F. Mohler Fashion Library proporciona recursos y servicios especializados para apoyar a los estudiantes y profesores de la Fashion School, la universidad y la comunidad en general; la Berg Fashion Library es el principal recurso para estudiantes e investigadores de estudios de moda. De naturaleza interdisciplinaria, con un gran contenido visual e integrado, para los investigadores en las áreas de moda, museología, estudios culturales, antropología, etc. la Berg Fashion Library cuenta con, por ejemplo, una Enciclopedia con 2.000 imágenes y más de 800 artículos y explora el cuerpo a través de las culturas y la historia. (…) cubre importantes escritos clásicos y modernos sobre moda de socios prestigiosos como el Costume Institute en el Metropolitan Museum of Art, el Victoria and Albert Museum, el Museum en el Fashion Institute of Technology, el Mode Museum y el Commercial Pattern Archive. Asimismo ofrece herramientas de investigación y aprendizaje que incluyen planes de lecciones y guías bibliográficas.

La biblioteca IFM es una biblioteca de referencia en los sectores de industrias de diseño de moda. Incluye libros, publicaciones periódicas, moda y bases de datos relacionadas con sectores, desde el diseño hasta la venta minorista de marcas y productos. (7100 libros, 87 revistas actuales, 130 tesis estudiantiles, Directorios, tesis, informes, informes de investigación de mercado sobre el sector, Catálogos (pedidos por correo, ferias, marcas, productos …), (…) Banco de datos de más de 103.000 recortes de prensa de los sectores de diseño, moda, prendas de vestir en general, de Francia y el extranjero.

La biblioteca del Palais Galliera mantiene una colección de 15.000 libros, accesibles solo para investigaciones relacionadas con el vestuario, la moda y el Palais Galliera. A esta colección se le agregan los archivos relacionados con las exposiciones organizadas en el Palais Galliera antes de 1977 (período Industrial Arts). Reúne numerosos catálogos de exposiciones de museos franceses o extranjeros, monografías (multilingües), libros de recortes, catálogos comerciales o publicitarios de grandes almacenes (Louvre, Galeries Lafayette, Printemps, Bon Marché …), actas de congresos. Asimismo se guardan los archivos de las exposiciones que se llevaron a cabo en el museo desde 1904 hasta 1964. Los mismos reúnen documentos que atestiguan el diseño de la exposición en su recepción por parte del público: catálogos, tarjetas de invitación, escenografía, correspondencia, lista de trabajos presentados, fotografías, etc. El fondo de archivo se relaciona así con la historia misma del edificio.

La Milano Fashion Library es un centro de documentación que reúne más de 70.000 títulos, entre los que se incluyen revistas internacionales, libros DVDs/CDs. Nacida de una colección privada, ofrece a los profesionales y amantes de la moda un servicio de investigación y asesoramiento específico. La Academia de vestuario y moda tiene una biblioteca histórica – Emeroteca – Archivo (BEA) frecuentada por estudiosos de vestuario, moda, telas y joyería. En la sección de periódicos hay piezas únicas, como el primer número de la revista estadounidense Harper’s Bazaar (1 de noviembre de 1867) propiedad exclusiva de Italia por parte de la Academia, el primer número de la revista Club: reseña informativa sobre la moda masculina (invierno de 1949). un número inalcanzable de revistas históricas como Margherita, L’Officiel, Vogue America y Vogue Italia y, no menos importante, la preciosa colección de belleza: moda mensual y vida italiana donada por la directora Elsa Robiola. A lo largo de su historia se ha enriquecido con prestigiosos archivos privados (Fondo Rosana Pistolese y Fondo Bruno Piattelli). Completando la herencia está el Fondo Elio Costanzi, compuesto por ilustraciones de moda, escenografías y bocetos, y la donación de una revista de prensa donada por la periodista de moda Pia Soli.

La colección de la Biblioteca de referencia Irene Lewisohn del Costume Institute del MET Museum contiene 30.000 libros y publicaciones periódicas, así como más de 1.500 archivos de diseñadores relacionados con la historia de la moda, la alta costura, la vestimenta regional y el vestuario de todo el mundo, que data del siglo XVI hasta nuestros días. Extensas colecciones especiales incluyen planchas de moda, fotografías, ilustraciones y bocetos, muestras textiles, lookbooks, archivos y artículos relacionados. (…) Las prácticas curativas actuales de recolección se centran en las obras maestras de aquellos diseñadores ampliamente reconocidos por los historiadores de la moda como los grandes creadores de estilo del siglo XX, incluidos, entre otros, Dior, Yves Saint Laurent, Chanel, Vionnet, Schiaparelli y Miyake. Entre los diseñadores importantes de finales del siglo XX se encuentran Alexander McQueen, John Galliano y Jean Paul Gaultier.

En 1925, poco más de 10 años después de la apertura de la Western Costume Company, el LA Times proclamó: «The Western Costume Company ya posee lo que se dice que es la mejor bibliografía de trajes existente«. (…) la biblioteca alberga actualmente 30.000 libros, catálogos y publicaciones periódicas que se han recopilado durante el siglo pasado: libros de cine, costura, moda, militar y fotografía; revistas de moda, cultura, militar y viajes; reglamentos de uniformes militares y policiales. 

La Von Parish Costume Library lleva el nombre de su fundador Hermine von Parish (1907-1998), quien dedicó su vida a coleccionar libros, gráficos y materiales pictóricos generales que documentan el vestido y otras manifestaciones de la moda.

Hacer trajes de época tan históricamente precisos como sea posible a menudo requiere una investigación de vestuario que consume mucho tiempo. Los diseñadores y clientes pueden consultar no solo las historias estándar de vestuario, sino también los tratados sobre costumbres, hábitos, actividades y ceremonias de los pueblos de varios países, así como libros sobre artistas famosos y personajes históricos. El Ransom Center tiene una colección representativa de más de 150 volúmenes de la biblioteca de investigación.

La Lipperheide Costume Library es una biblioteca de investigación especializada en colecciones sobre la historia cultural de la moda y el vestido: vestuario internacional e historia de la moda, danza, teatro, historia cultural. 40.500 volúmenes (a diciembre de 2010), colecciones extensas de ilustraciones y fotografías. Colecciones de libros históricos: aprox. 13.000 volúmenes.

Pero si además de investigador sos un hacedor, acá te señalamos algunas bibliotecas que han decidió ir un poco más allá a través de exposiciones temáticas y de cursos. No nos olvidemos que ya habíamos hablado de aquellas bibliotecas que en su política de préstamos incluyen, por ejemplo, máquinas de coser. 
Exhibiciones o actividades
En la Houston Library, la intención era (y es aún) dar a conocer diseñadores locales a través de su visión sobre Oscar de la Renta. Se los puede conocer y ver su obra hasta el 28 de este, en simultáneo con otras 15 bibliotecas que también prestaron sus espacios: Biblioteca Regional de Collier, Young Neighborhood Library, Biblioteca de la vecindad de Stanaker, Carnegie Neighborhood Library & Center for Learning, Biblioteca Regional de Park Place, Bracewell Neighborhood Library, Biblioteca del vecindario Stimley-Blue Ridge, Biblioteca regional de Henington-Alief, Biblioteca Morris Frank, Robinson-Westchase Neighborhood Library, Biblioteca del barrio de Jungman, Looscan Neighborhood Library, Biblioteca del barrio de Smith, Biblioteca Regional de Scenic Woods, Biblioteca Central.

La Biblioteca Regional de Murcia creó el espacio Pasarela BRMU que se desarrolla en el marco de la cuarta acción artístico-bibliotecaria  (…) van a desfilar por nuestra planta 0: ropa para leer, escuchar o admirar, y libros-películas-música-cómics con los que vestirte por dentro.

Pasemos directo a los cursos: los encontramos en la Orange County Library, en la Oconto falls library, en la Altadena library, en la Livingston Parish, en la Monroe Library, en la Biblioteca de la comuna de Treviglio, en Rouen, en la Biblioteca Rita Levi, en la Biblioteca de la comuna  de Merone, la Mediateca de Conty

Hay dos que quiero destacar porque le agregan algún detallito que hace que el taller de costura demuestre o invite a una relación palpable con la lectura y los libros: En la Biblioteca delle donne, en Italia, durante el taller, Giovanna Diambri , bibliotecaria, presentó algunas propuestas de lectura. Por supuesto y muy bien pensado, todos los libros citados estaban disponibles para préstamo en la biblioteca o podían ser recuperados a través del servicio de préstamo.

El segundo ejemplo, con valor agregado es el de una biblioteca en Francia con un taller de costura y una sesión de firma de libros de Lucie Férez, también conocida como Laisse Lucifer, una famosa bloguera de alta costura, que presentó su libro Petits secrets de couture. Gran combo gran.

Desfiles también hay. La Biblioteca Pública Municipal Miguel Delibes prestó su espacio para el desfile de moda “Alma flamenca”. En 2015, la Biblioteca Nacional de España presentó De la Geometría a los pespuntes. Y entonces, «la sala de exposiciones temporales del Museo de la BNE se vistió de patrones, tratados, métodos y sistemas de confección y revistas de moda. Todo ello hilvanado con finos pespuntes para descubrir cómo sastres, modistas y profesoras de corte manejaban la cinta métrica, las tijeras, el carboncillo, la regla y el cartabón».

En 2013, la British Library cedió lugar a la LATE at the Library: Fashion Flashback, evento organizado con algunos estudiantes de Central Saint Martins. Involucró a muchos expertos de la industria de la moda, como Dylan Jones , el editor de GQ , Giles Deacon , diseñador de moda y Julie Verhoeven , ilustradora de moda. Los estudiantes de moda de Central Saint Martins también crearon un fantástico desfile de modas inspirado en las colecciones de la Biblioteca.

La New York Public Library fue elegida por algunos de los diseñadores de moda, accesorios y joyas más famosos del mundo como telón de fondo para sus colecciones de pasarelas, lanzamientos de productos, conferencias de prensa y campañas publicitarias. Tal fue el caso, por ejemplo, de Victoria Beckham.

Pero para cerrar esta nota, no podía faltar lo más topi, el último grito de la moda (frase nunca mejor utilizada). Evento ultra futurista y que se llevó a cabo, en 2017, en las Bibliotecas Gottesman, Wearable Media presentó Future Textile Library, una exposición que explora la intersección de la moda, el diseño de textiles electrónicos y la tecnología computacional. Uno de los objetos fue una prenda que combina la realidad aumentada, la tecnología de impresión 3D y el análisis de Instagram para revelar el «aura» digital del usuario. Un poco de esto ya hemos hablado en otra nota. Pueden ver un video acá.

¿Pero para qué sirve todo esto? ¿Es realmente necesario que se hagan este tipo de eventos o que se dicten estos cursos en las bibliotecas? Pues mi respuesta y la razón por la que sigo escribiendo estos posts es que sí. Sí porque son modos, diferentes, modernos, tecnológicos de abrir la cabeza, de apelar a otro público, de sacar a relucir material que de otro modo jamás se pediría o se sabría que existe, y esto me parece razón más que suficiente para poder seguir activos en esto de promocionar el acto de la lectura. Ni mejor ni peor. Otra época, otros hábitos, otros target, otros caminos. Porque lo que nos interesa, en el fondo y no tan en el fondo es que se siga leyendo. Así o asá.